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¡Tema extenso! Interesados o no, es un tema interesante que deberían leer... aunque está mal que yo lo diga. Desde el comienzo dios habló al hombre y este escuchó y difundió su palabra. Pero el engaño y la mentira son frecuentes en el mundo y hubieron quienes se auto proclamaron voceros de dios en la tierra (Profetas) llevando un mensaje cargado de mentiras, intentaban ganar favor de las masas y gracias a su posición, el respeto, el reconocimiento... el poder. Con esta pequeña introducción quiero dejarles claro algo. Este tema está creado para aquellas personas que quieran discernir en la palabra de dios, la realidad, y su voluntad, y la del hombre.
Todos afirman que dios no habla al hombre en estos tiempos, sin embargo oran sin saber que orar no es más que la manera que tiene el hombre de entrar en contacto con dios y poner en sus manos nuestras penurias ¿Si dios no habla, con quien hablas tu? ¿Quién te escucha? ¿Cómo llega la solución a tu problema a tu vida?
Dios habla al hombre de diversas maneras, en nuestra vida diaria, la voz de Dios hablándonos por medio de otros. Y en esta materia, no du damos que el Señor mismo muchas veces utilice la boca de nuestros prójimos, para hablarnos y señalarnos su voluntad, así co mo otras muchas, no lo haga. Y como en esta materia no hallamos reglas rígidas, ni principios ni métodos que seguir, creemos que el cultivo de la comunión íntima y personal con el Señor, un estado de corazón que sinceramente desee someterse y hacer su voluntad, el juicio propio, la oración, y la meditación perma mente en su Palabra, es lo que nos permitirá discernir su voz hablándonos, y distinguirla respecto de la que aun pareciendo serla, no lo es.
Pondré dos casos de ejemplo:
Mil gracias por leer.
Todos afirman que dios no habla al hombre en estos tiempos, sin embargo oran sin saber que orar no es más que la manera que tiene el hombre de entrar en contacto con dios y poner en sus manos nuestras penurias ¿Si dios no habla, con quien hablas tu? ¿Quién te escucha? ¿Cómo llega la solución a tu problema a tu vida?
Dios habla al hombre de diversas maneras, en nuestra vida diaria, la voz de Dios hablándonos por medio de otros. Y en esta materia, no du damos que el Señor mismo muchas veces utilice la boca de nuestros prójimos, para hablarnos y señalarnos su voluntad, así co mo otras muchas, no lo haga. Y como en esta materia no hallamos reglas rígidas, ni principios ni métodos que seguir, creemos que el cultivo de la comunión íntima y personal con el Señor, un estado de corazón que sinceramente desee someterse y hacer su voluntad, el juicio propio, la oración, y la meditación perma mente en su Palabra, es lo que nos permitirá discernir su voz hablándonos, y distinguirla respecto de la que aun pareciendo serla, no lo es.
Pondré dos casos de ejemplo:
- Comencemos con el caso de Moisés en Números capítulo nueve. Allí observamos que Jehová habla a Moisés en el Sinaí, estableciendo que la pascua debe celebrarse en su tiempo y en su forma; es decir, el decimocuarto día del primer mes, conforme a su rito (Números 9:1-5). Pero enseguida leemos que “hubo algunos que estaban inmundos a causa de muerto, y no pudieron celebrar la pascua aquel día; y vinieron delante de Moisés y delante de Aarón aquel día, y le dijeron aquellos hombres: Nosotros estamos inmundos por causa de muerto; ¿por qué seremos impedidos de ofrecer ofrenda a Jehová a su tiempo entre los hijos de Israel? Y Moisés les respondió: Esperad, y oiré lo que ordena Jehová acerca de vosotros. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, diciendo: Cual - quiera de vosotros o de vuestros descendientes, que estuviere inmundo por causa de muerto o estuviere de viaje lejos, celebrará la pascua a Jehová. En el mes segundo, a los catorce días del mes...” (ver Números 9:1-14). Moisés era el permanente vocero de Dios ante el pueblo, pero ahora se le presentó una situación no contemplada en la ordenanza de la pascua, y sobre la cual ignoraba completamente la voluntad divina. Él, con gran integridad, no da un “no” prohibitivo ni un “sí” compasivo. Él no presume una respuesta de sí, aún cuando haya sido permanentemente el oráculo de Dios en Israel. Ignora el asunto y no aventura ninguna opinión según sus criterios. Él dice a aquellos que no pudieron celebrar la pascua en el primer mes, que esperen que Dios le dé mandamientos sobre la cuestión. Luego, el Señor le da respuesta en cuanto al asunto. Aprendemos entonces, que deberíamos ser sumamente cautos de hablar como oráculo de Dios sobre aquello que no tenemos certeza o que ignoramos. Nuestro criterio personal, por más servidores del Señor que seamos y ministerio notable nos acompañe, no es la voz autorizada de Dios. Esperar, orar, depender del Señor, escudriñar su Pala bra, es lo que conviene cuando ignoramos la voluntad de Dios en un negocio cualquiera. La sinceridad, el reconocimiento de la propia ignorancia y la dependencia de Moisés, libró de errores a otros. Y no solo eso, sino que mantuvo los derechos de Dios a la vez que fue de bendición para los israelitas que no habían podido celebrar la pascua en el primer mes.
- El caso de Natán y David nos ofrece un interesante contraste con el anterior, y una solemne enseñanza que aprender. “Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Na tán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas. Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo” (1 Crónicas 17:1 2). David tiene en su corazón levantar una casa para morada de Jehová, y presenta su sentir ante el profeta Natán. El profeta co mete un error. El hecho de que Dios había estado con David en to dos sus deseos y propósitos, le condujo a pensar que tal intento era algo conforme a la voluntad de Dios. Pero Natán debe rectificarse, pues “en aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo: Ve y di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite... ¿hablé una pala bra a alguno de los jueces de Israel... para decirles: ¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?” (1 Crónicas 17:3-6). Natán era sin duda un profeta estimado por David, era el oráculo de Dios en el reino, pero sin embargo, su opinión presurosa no era conforme a la voluntad de Dios. Él estimó, según su parecer humano, que porque David tenía su corazón para con Dios y era amado de Dios, Dios mismo sancionaría con toda aprobación el propósito de edificarle casa; mas tal supuesto, era una entera falacia. Por más que los profetas hablen al pueblo de parte de Dios, no es la condición de profeta lo que garantiza que hablemos de parte de Dios.
Mil gracias por leer.