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Articulo Un muñequito muy profético

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Tomado del perfil del guionista y creador de animados cubanos José Martín Díaz: link

Yo me acuerdo de un muñequito ruso futurista que era una gorda en una bola. Ya todo estaba tan mecanizado que ella no tenía nada que hacer y andaba en su bola para cualquier parte. Por eso era tan gorda, tanto que no podía ni levantarse de aquella esfera andante con botoncitos. El mundo lleno de inútiles gordos en bolas. El protagonista, que viajaba desde el presente, enseña a la gorda a hacer ejercicios y así ella descubre la felicidad.
Un muñequito muy profético. La única diferencia es que la gente sigue trabajando, que ya no tienen tiempo ni para rascarse la nariz. Engordan por la comida chatarra, porque ni para cocinar dan abasto. La tecnología no está en función de favorecer a la especie humana sino a la ganancia y al parecer no tiene tanto éxito lo que ahorra trabajo físico como lo que ahorra trabajo mental. La tecnología se ocupa de recordarte teléfonos y cumpleaños, de ofrecerte todos los datos de cultura general que precises sin tener que recordarlos, hasta te redacta tus informes y escribe guiones, pinta, aprueba exámenes de doctorado, prepara campañas de publicidad. Los humanos a poner ladrillos, limpiar el piso o cargar sacos, pero sin pensar.
Ahora analizan por qué la inteligencia humana está disminuyendo.
Y yo me acuerdo de aquel muñequito ruso. Lo que sentamos en la bola fue el cerebro.
 
La tecnologia es maravillosa, representa desarrollo y avances, ir en su contra es cuando menos, tonto. Pero hay que pensar constantemente que no puede uno dejarse arrollar por el avance tremendo de esa tecnologia, y cuidar el uso que le damos.
El mismo internet es increible, pero nos expone casi con brutalidad, todo lo que subimos se convierte en publico y vamos perdiendo la individualidad.
Por eso, no nos quedemos todo el tiempo delate de la pantalla. Vamos a la calle a ver persoas realies, sin pixeles, quizas conocer a alguien y reir de un mal chiste. Tomar el sol delante del mar, en el malecon; o dedicar un tiempo a obsevar la oscuridad de la noche en ese mismo mar que de dia es brillante y de miles de tonos de azul. Despues de eso, bueno un rato entre ceros y unos no estara mal.
 
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