Gigangel
Nivel 5
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Parece algo de Matrix, pero no. No hay que dispararse una píldora azul o roja, simplemente utilizar un día de la semana y salir de la casa hasta la noche sin tener el celular (móvil) encima. A lo mejor para muchos es como salir a la calle y dejar la cabeza en la casa, o un brazo o una pierna. Así de difícil sería, pero si no se hace no salimos del mundo artificial o digital en el que estamos metidos. Yo hice la prueba y les resumo que ocurrió en ese día.
De hecho, me levanté tarde en la mañana, ya que religiosamente pongo el despertador del móvil para una hora determinada. Ya por ahí la cosa iba mal.
Ese día tenía que ir cerca del parque Lenin (ahora Zona Zero ya que no hay ni estanque para llorar). Pues bien, tuve que anotar la dirección de dónde iba en un papel. Vaya trabajo encontrar un lápiz y vaya imbecilidad escribir y a cada rato hacer una pausa a ver si el corrector (imaginario) marcaba alguna falta de ortografía. Tanto tiempo escribiendo en celular....?.
Bueno, la dirección y el nombre de la persona bien. El lío es que no sabía muy bien como llegar. Nada, tendría que hacer como lo antiguo: Preguntar. Quizás no se llegue a Roma, pero al menos uno se ubicaba.
Respecto a lo de preguntar direcciones en la calle fué un poco complejo. Casi todo el mundo iba caminando mirando el celular, con audífonos en las "guatacas" y ni te miraban. Iban en su mundo. A los pocos que les pude preguntar y me hicieron caso me respondieron más o menos (me dieron un norte pero nada en concreto). Le pregunté a unos viejos que había en el parque y entonces me dijeron exactamente dónde era la cosa y la guagua que debía coger. Por ahí pasaba una "gacela" pero para saber por dónde venía una tendría que haber traído el celular. Pero bien, antes se llegaba sin ningún cacharro electrónico de esos. Ahora es igual.
Llegó una guagua. En estos tiempos es recomendable agarrar lo que más o menos te deje cerca he ir adelantando y después tratar de hacer un intercambio con otra ruta, ya que no sabes si tu guagua viene hoy o pasado mañana. En fin, me monté, luego de preguntarle al chofer por donde cogía ese trasto.
En la guagua, salvo las personas mayores que venían conversando y unos mocosos dando la lata, todo el mundo venía concentrado. Concentrado en su celular. Revisando internet, escuchando música, etc. Incluso a mi lado sentí que alguien dijo: Vas lejos? Me vire y era una chica. Me emocioné, aunque luego me decepcioné cuando ví que hablaba con alguien utilizando un audífono inalámbrico de esos que hay ahora. Parecía que hablaba sola en el muelle de San Blas.
¡Vaya viaje tedioso! Tenía que ir mirando parada por parada para no perderme. Si hubiese tenido mi aparato aquí, tendría el Magic Earth, el Osmand o Google Maps activo y este me avisaba solo cuando venía mi parada. Pero esto es un experimento y es la vida real, no una dependencia del celular.
Me bajé en la parada que supuestamente era la mía. En medio de mi suposición me había bajado 2 paradas antes. Era de esperarse, pero bueno, muy lejos no estaba el lugar.
Ni la hora sabía. Tanto tiempo andando con el celular que el reloj de pulsera que tengo (ni uso) ya ni debe funcionar. Otra cosa, a la gente por la calle uno le pregunta la hora y te miran raro. Claro, como todo el mundo saca el celular para mirar el tiempo (incluso algunos teniendo relojes de pulsera en la mano) y siempre piensan que le quieren meter "tafia" o "maniwitiunpeo" y se ponen recelosos.
A medio camino ví que había un accidente de dos motorinas en el medio de la vía. Habia un tipo sentado en la acera escupiendo dientes y otro despatarrado en medio de la calle. Había una aglomeración de gente que gritaba, pero no hacía nada, ya que estaban muy ocupados grabando con el celular y si se movian a hacer algo se iba la imagen fuera del encuadre?. Como yo andaba sin celular no podía imitarlos, así que fui uno de los pocos que ayudó a parar un auto para que transportaran a los heridos.
Luego de un rato, seguí mi camino y llegué a dónde iba. La persona estaba algo alterada porque me dijo que me había timbrado varias veces al móvil y que yo no respondía.?. Ni hablar de eso. Me dijo que si yo tenía transfermovil para pasarle un dinero a su tarjeta?. Ni hablar de eso. Me dijo que si yo era idiota por hacerme el de la "prueba social" de andar sin celular en esta época dónde ni cuando uno se va a bañar deja el celular por nada del mundo.?. Estuve a punto de darle la razón. Es un poco complejo andar "desmovilizado" ya que uno tiene ese hábito que es como una enfermedad incurable.
Para no hacer el cuento más largo. Me fui de regreso. La persona me regaló un libro. No, no era digital, era un libro real. Las hojas amarillas eran reales, incluso el olor y los agujeros de polilla eran auténticos. Se sentía raro al tacto. ?
Regresé en una gacela y una señora hablando a mi lado. No tenía audífonos ni celular, así que supuse que me hablaba a mi. Hablamos de cosas triviales en el trayecto. Hubo un momento que dijo: ¡Ay! Que bueno que tu no usas celular y puedes hablar normal con uno porque ahora te ignoran y si hablas con alguien este no quita la vista del celular. ¡Que poca educación! Y yo ahí ?: Si, tiene razón, señora?.
Nota final: La lámpara de noche casi entra en corto cuando la encendí en la noche para leer el libro que me habían regalado. El celular esta ahí. En modo avión. Refrescando...?
Luego de esta "pequeña" anécdota o experimento social se puede resumir que el celular es un "mal" necesario y dependemos de el para muchas cosas, incluso para olvidarnos de la realidad de la vida y lo cotidiano que se hacía antes de que ese aparato existiera.
¿Opinión?
De hecho, me levanté tarde en la mañana, ya que religiosamente pongo el despertador del móvil para una hora determinada. Ya por ahí la cosa iba mal.
Ese día tenía que ir cerca del parque Lenin (ahora Zona Zero ya que no hay ni estanque para llorar). Pues bien, tuve que anotar la dirección de dónde iba en un papel. Vaya trabajo encontrar un lápiz y vaya imbecilidad escribir y a cada rato hacer una pausa a ver si el corrector (imaginario) marcaba alguna falta de ortografía. Tanto tiempo escribiendo en celular....?.
Bueno, la dirección y el nombre de la persona bien. El lío es que no sabía muy bien como llegar. Nada, tendría que hacer como lo antiguo: Preguntar. Quizás no se llegue a Roma, pero al menos uno se ubicaba.
Respecto a lo de preguntar direcciones en la calle fué un poco complejo. Casi todo el mundo iba caminando mirando el celular, con audífonos en las "guatacas" y ni te miraban. Iban en su mundo. A los pocos que les pude preguntar y me hicieron caso me respondieron más o menos (me dieron un norte pero nada en concreto). Le pregunté a unos viejos que había en el parque y entonces me dijeron exactamente dónde era la cosa y la guagua que debía coger. Por ahí pasaba una "gacela" pero para saber por dónde venía una tendría que haber traído el celular. Pero bien, antes se llegaba sin ningún cacharro electrónico de esos. Ahora es igual.
Llegó una guagua. En estos tiempos es recomendable agarrar lo que más o menos te deje cerca he ir adelantando y después tratar de hacer un intercambio con otra ruta, ya que no sabes si tu guagua viene hoy o pasado mañana. En fin, me monté, luego de preguntarle al chofer por donde cogía ese trasto.
En la guagua, salvo las personas mayores que venían conversando y unos mocosos dando la lata, todo el mundo venía concentrado. Concentrado en su celular. Revisando internet, escuchando música, etc. Incluso a mi lado sentí que alguien dijo: Vas lejos? Me vire y era una chica. Me emocioné, aunque luego me decepcioné cuando ví que hablaba con alguien utilizando un audífono inalámbrico de esos que hay ahora. Parecía que hablaba sola en el muelle de San Blas.
¡Vaya viaje tedioso! Tenía que ir mirando parada por parada para no perderme. Si hubiese tenido mi aparato aquí, tendría el Magic Earth, el Osmand o Google Maps activo y este me avisaba solo cuando venía mi parada. Pero esto es un experimento y es la vida real, no una dependencia del celular.
Me bajé en la parada que supuestamente era la mía. En medio de mi suposición me había bajado 2 paradas antes. Era de esperarse, pero bueno, muy lejos no estaba el lugar.
Ni la hora sabía. Tanto tiempo andando con el celular que el reloj de pulsera que tengo (ni uso) ya ni debe funcionar. Otra cosa, a la gente por la calle uno le pregunta la hora y te miran raro. Claro, como todo el mundo saca el celular para mirar el tiempo (incluso algunos teniendo relojes de pulsera en la mano) y siempre piensan que le quieren meter "tafia" o "maniwitiunpeo" y se ponen recelosos.
A medio camino ví que había un accidente de dos motorinas en el medio de la vía. Habia un tipo sentado en la acera escupiendo dientes y otro despatarrado en medio de la calle. Había una aglomeración de gente que gritaba, pero no hacía nada, ya que estaban muy ocupados grabando con el celular y si se movian a hacer algo se iba la imagen fuera del encuadre?. Como yo andaba sin celular no podía imitarlos, así que fui uno de los pocos que ayudó a parar un auto para que transportaran a los heridos.
Luego de un rato, seguí mi camino y llegué a dónde iba. La persona estaba algo alterada porque me dijo que me había timbrado varias veces al móvil y que yo no respondía.?. Ni hablar de eso. Me dijo que si yo tenía transfermovil para pasarle un dinero a su tarjeta?. Ni hablar de eso. Me dijo que si yo era idiota por hacerme el de la "prueba social" de andar sin celular en esta época dónde ni cuando uno se va a bañar deja el celular por nada del mundo.?. Estuve a punto de darle la razón. Es un poco complejo andar "desmovilizado" ya que uno tiene ese hábito que es como una enfermedad incurable.
Para no hacer el cuento más largo. Me fui de regreso. La persona me regaló un libro. No, no era digital, era un libro real. Las hojas amarillas eran reales, incluso el olor y los agujeros de polilla eran auténticos. Se sentía raro al tacto. ?
Regresé en una gacela y una señora hablando a mi lado. No tenía audífonos ni celular, así que supuse que me hablaba a mi. Hablamos de cosas triviales en el trayecto. Hubo un momento que dijo: ¡Ay! Que bueno que tu no usas celular y puedes hablar normal con uno porque ahora te ignoran y si hablas con alguien este no quita la vista del celular. ¡Que poca educación! Y yo ahí ?: Si, tiene razón, señora?.
Nota final: La lámpara de noche casi entra en corto cuando la encendí en la noche para leer el libro que me habían regalado. El celular esta ahí. En modo avión. Refrescando...?
Luego de esta "pequeña" anécdota o experimento social se puede resumir que el celular es un "mal" necesario y dependemos de el para muchas cosas, incluso para olvidarnos de la realidad de la vida y lo cotidiano que se hacía antes de que ese aparato existiera.
¿Opinión?