Yo no sé porqué, pero siempre en mi aula era donde más relajo había. Primaria, secundaria y politécnico.
En la secundaria estaba Ray, el que siempre se metía con los profesores y les cambiaba el nombre, provocando la risa de toda el aula. A la profesora de español le decía Robotina, por lo rápido que escribía en la pizarra. Al de educación musical le decía Silvestre, porque dice que hablaba igual que el gato miedoso de los animados.
Por suerte yo siempre fui el clásico niño bueno y extrovertido. Era muy callado y solo me limitaba a sonreír cuando algún gamberro del aula decía algún disparate o pintaba una gracia.
Una vez, habían citado a padres y alumnos para una reunión pasadas las 4:00 pm. Pero a las 3 de la tarde nos moríamos de aburrimiento y nos fuimos en grupo hasta cerca de un cementerio de guaguas por donde habían matas de uva caleta. Nos hartamos de la frutilla morada y con gran inteligencia, guardamos varias en los bolsillos del pantalón y la camisa blanca. Cuando vimos que eran cerca de las 4:30 pm, salimos a todo correr para la escuela.
Lo último que recuerdo, fue la cara de asombro de los padres de cada uno al vernos llegar, con la camisa y el pantalón hechos un asco y manchados de color morado.
En 7mo grado, la profesora de Física, que no era muy bonita de cara y estaba pelada tipo machito, pero con un cuerpazo soberbio y con un carácter súper ácido, nos puso una tarea que debíamos llevar resuelta el lunes. La mayoría de las veces, las tareas las hacíamos el mismo Lunes antes de entrar a clases, porque el fin de semana, nadie estaba para eso.
Pues bien, parece que a ella el lunes no le habían dado su "toma de leche matutina" y tenía un carácter de perros. Tanto así que mando a parar a cada uno para que le dijera la tarea resuelta. Nadie la había hecho. En su cara se le dibujó una sonrisa maquiavélica y seguro en su mente aparecieron todo tipo de torturas de la santa inquisición para atormentarnos durante los 45 minutos de clase. La repuesta que dimos era que esa tarea no la hacía nadie. Que estaba muy difícil. Ella dijo que eso era mentira y que éramos unos irresponsables y vagos. Entonces, para darnos una lección, hizo levantar al jefe de nuestro grupo (su preferido) y le dijo que leyera su tarea resuelta a toda el aula:
-Disculpe, profe. Yo tampoco la hice.
Carcajadas sarcásticas se oyeron y luego risas a mandíbula batiente. La profesora cogió un emping... encabronamiento, se puso colorada que pensé que iba a reventar. Se fué del aula con los pines idos totalmente.
En el politécnico, insconcientemente, hicimos renunciar a la profesora de Montaje y Reparación. Bueno, realmente ella se fué, en vista de que no podía dar la clase resistiendo una avalancha de piropos de mi grupo a diario y de forma seguida. Ella era casi de nuestra edad, pero buenota.
La mayoría de los individuos orates y neuróticos de mi grupo no le decían "profesora", sino mami, mi amor, mi corazón, mi vida. Y aunque ella trataba de imponer respeto, se notaba que le gustaba un poco este asedio estudiantil. Incluso, una vez trajo a su novio, un gordito cara-escachada y el aula entera le hizo bullying:
Ah, mami. ¿Pero tú andas con ese feo? Mira, aquí tienes para escoger mejores. Si se pone en fase le vamos a caer en pandilla. Tu sabes que tú eres la mami de nosotros.
Creo que en ese tiempo bien nos hubiese tratado como acosadores, pero creo que nos dejó por incorregibles.
Anecdotas hay muchas. Fueron muchos años de estudiante pero últimamente la memoria me falla.