Un Pinareño en Nicaragua
La verdad había comenzado este relato como una deuda con Mina, pero otras personas importantes para mí lo leerán, y no, no tengo un motivo especial para poner esta nota, simplemente son cosas mías, ustedes que me han leído lo entenderán.
Pues la verdad todo me tomó por sorpresa, no me esperaba esta oportunidad. Un día mi hermano le escribió a mi hermana comentando que un amigo de la familia costearía el viaje mío y de ella por los volcanes. Al principio pensé que era una broma, pero luego nuestro amigo se puso en contacto y nos contó. Literalmente preguntó: ¨Están listos para venir por Nicaragua la semana que viene¨? Me quedé literalmente como ¨WTF¨, porque sabía que no mentía y me lanzó eso a quemarropa y sin ningún tipo de preparación psicológica. Al final logramos aplazar el viaje y así pude estar un mes con mis padres y los amigos del pueblo antes de viajar.
Unos días antes del viaje me cogió una crisis de gastritis, pero algo como eso no me iba a detener. El día del viaje desde Pinar hasta la Habana y en la entrada del aeropuerto tuve que despedirme de ellos pues por alguna medida estúpida de comunistas los familiares no podían entrar. El aeropuerto me encantó, tenía una cascada natural a la entrada (el techo de arriba se filtraba y el agua caía a grandes cantidades) y había arte moderno cerca de una escalera eléctrica (la escalera estaba rota y bloqueada con vagones negros). Era un aeropuerto muy acogedor. La comida excelente (no había comida, solo café y algunos chocolates), había un hermoso cartel enorme que literalmente invitaba a los extranjeros a tener hijos en Cuba (prostitución?) y cuando hacías el cheking, pasabas por un área en la que literalmente debías quitarte hasta los zapatos.
Pues bien, en la parte a la que solo acceden los que viajan sí había una pequeña variedad de alimentos, pero a precios exorbitantes y con una calidad cuestionable, sin contar que solo aceptaban euros. Nada de USD o MLC. Una de las tiendas estaba cerrada porque no tenían papeles para los tikets. Genial mi Cuba.
Pos nada, por suerte mi vuelo no demoró, así que estuve en hora y entonces comenzó la aventura. No sé si fuera por baches en la pista o problemas del avión, pero cuando ese tubo con alas arrancó por la parte de abajo se escuchaba ¨algo¨ que hacía un sonido de ¨traca traca traca¨ un poco sospechoso. Pero gracias a Dios el avión se elevó sin problemas. El avión no había terminado de ascender y los cubanos estaban aplaudiendo, o sea, el avión entero. Luego cuando se estabiliza da la sensación de que pierde fuerzas y se va a caer, es algo desagradable, pero bueno, lo importante es que la gente comprendió que se había estabilizado y nuevamente comenzaron a aplaudir (ya yo sentía vergüenza ajena). El avión era cómodo y tenía tres filas. Había una señora que no paraba de llorar y no hay nada más que señalar de ese vuelo. Hicimos escala en Jamaica y ahí hubo un pequeño momento de risa, pues la aeromoza dijo ¨Por favor, quienes se queden en Jamaica bajen primero¨, y solo bajaron 5 personas. Luego la aeromoza nos miró y dijo ¨Todos siguen para Nicaragua?¨ a lo que todo los cubanos respondieron como si lo hubiesen ensayado ¨Pues claaaaaarooooo!!!¨, fue cómico y la aeromozo rompió a reír, de hecho, hasta los pilotos salieron a desearnos suerte y unirse a los chistes que vinieron después. En el aeropuerto de Jamaica descubrimos que los aeropuertos son diabólicos, no es solo el de Cuba, todos te violan con los precios. Aunque claro, el aeropuerto José Martí cabe 7 veces en el de Jamaica, no ha comparación.
En Jamaica esperamos por casi 2 horas y entonces tomamos otro avión que hizo escala en Santo Domingo pero fue rápido, solo para cargar combustible. Este fue el peor vuelo pues hubo turbulencia. Literalmente se apagaron las luces, el avión se estremeció de manera violenta, los motores hicieron un ruido raro y se sintió como descendía por varios segundos (esos segundos parecían minutos), pero luego las luces se encendieron y poco a poco pasaron las sacudidas. Ah sí, cronológicamente esto iba antes, pero el único momento del viaje que sentí miedo fue llegando a Santo Domingo, el avión giró y lo que quedaba bajo mi ventanilla era el mar, y parecía que se iba a estrellar, dio una mala impresión del caramba. Fin de la nota. Y pues bueno, llegamos a Nicaragua, vimos personas llorando pues no tenían las vacunas del Covid y los iban a regresar a Cuba, pero nosotros pasamos sin problemas.
Fuera de la entrada del aeropuerto nos esperaba el primer Coyote. Nos hizo señas con la mano y nos mostró desde fuera su celular donde tenía una foto mía y de mi hermana con la ropa que estábamos viajando. Así confirmamos que era nuestro contacto y así, a las 12.30 am comenzamos a movernos en Nicaragua. Este hombre trabajaba bien, la ¨Coyota¨ jefa del viaje al parecer le había dicho que éramos cristianos, así que el hombre como todo un profesional puso predicaciones en el tv que tenía en su auto. No era creyente pero se adaptaba a los clientes. Nos llevó a una gasolinera donde cambiamos dinero y compramos algo de comida. Luego conducimos por varias horas y tuvimos que pagar 20 dólares cada uno en un retén cerca de la frontera. Cerca de las 3am nos detuvimos en un camino cerca de la autopista, un lugar con unas casetas de metal que ni idea de para qué se usan y parecido a los sitios donde linchan a las personas en las películas. Ahí nos encontramos con el coyote jefe de esa zona. Ese señor nos cambió a su camioneta (enorme y lujosa) y condujo por media hora más hasta la frontera, ahí encontramos otro retén pero lo pagó él, no dejó que pagáramos nosotros. El señor tenía una finca que estaba convirtiendo en hostal. Los cuartos estaban climatizados, tenían tv y los baños no estaban muy buenos pero tenían agua fría y caliente. Cuando nos acomodamos me mandó a buscar y en ese momento le pagué. Me invitó a comer y beber con él pero rechacé. Entonces del propio dinero que le entregué me dio una parte, y me dijo que se lo entregaría a una señora en Honduras. También me dio el dinero de otra muchacha que estaba ahí en el hostal y me dijo que como era el hombre que estaba ahí pues debía cuidar por ella. Acepté.
Luego no pude dormir pues tenía el estómago en su punto, pero estaba muy cansado. A las 6.30am salimos de las habitaciones y conocimos a la otra muchacha (que había cogido piojos en el viaje y andaba con redecillas y otras cosas en la cabeza jajajaja). Ahí fue cuando vimos las dimensiones de la finca. El señor tenía caballos, loros, monos, perros, gatos, prácticamente un zoológico. Ese coyote y sus trabajadores nos trataron muy bien, hasta parecían humanos. Pero en la madrugada el jefe me había dicho mientras tomaba que para él éramos paquetes y que por eso se esforzaba en que llegáramos bien, así las coas.
Pues nada, 7.15 más o menos salimos a caballo. Cada persona con un coyote. Mi hermana, la piojosa, una angolana llamada zamba y sus dos niñas, y yo. Atravesamos monte en los caballos y ahí nos encontramos un militar con escopeta de esas de francotirador. Era un contacto de los coyotes que les cuidaba el paso pues podían asaltar (mientras viajábamos se escucharon algunos disparos no tan lejos), así que a ese hombre debimos pagarle 20 dólares cada uno. Si soy honesto ese viaje lo disfruté, y me reí, me gustó sobre todo la parte de bajar un barranco y cruzar un río. A los 45 min llegamos a una casa bien humilde donde una señora nos preparó comida rara (que no comí por la gastritis) y café (que no pude tomar). Y quizás no me crean y no les culparía, pero estaban escuchando ¨Felina¨ y otros temas de reguetón que sonaban cuando yo estaba en la secundaria, eso me sacó una sonrisa burlona.
A la hora de estar ahí llegaron dos hombres en camionetas lujosas y ahí conocimos el verdadero peligro. Han estado en un auto a 200km/h? Yo sí, y no desearía repetirlo. Esa gente está loca y no se quiere la vida, es como vivir una experiencia de rápido y furioso mientras hablan por 3 teléfonos preguntando dónde está la policía y cosas por el estilo. A los 15 min nos soltaron en un monte y ahí estuvimos cerca de pequeñas montañas caminando por alrededor de 2 horas. En ese viaje hubo dos momentos donde tuve que correr, uno porque así se requería en una bifurcación que en ocasiones era visitada por la policía. Los coyotes nos dieron la orden de abandonar las pertenencias personales y correr sin rumbo si aparecían. La segunda ves fue porque con lo chiquito que soy golpeé con mi cabeza una pequeña rama en un árbol donde habían avispas y me tuvieron corriendo por 20 min esos malditos bichos. Entenderán lo bien que se sentía este flaco sexi después de semejante viaje. Montamos nuevamente las mismas camionetas que ya nos estaban esperando y esta vez tuvimos que parar en una paladar para escondernos. Ene se momento el estómago me dolía tanto y el cansancio era tal que me doble debajo de una mesa y traté de dormir ahí. Al rato mi hermana me despertó y el coyote nos llevó por media hora hasta un pueblo (y escoltados por policías que eran contactos de ellos).
Ahí conocimos a Conchita. Miren, estas palabras no son metáforas, no es algo que yo me invente, no es dramatismo, todo lo que he escrito y escribiré es real. El hostal de conchita era Mordor. Quisiera Mordor tener el reguero y la mugre de aquel lugar. Si Sauron hubiese tendio a Conchita dirigiendo su ejército de Orcos estoy seguro que habría derrotado a toda la humanidad. Les juro que yo quería descansar, por un día o dos, pero en cuanto vi aquel sitio, los baños, la falta de privacidad y la cara de delincuentes de todos los que estaban ahí, solo pensaba en irme aunque fuese a pie. En fin, almorcé puré de papa con carne de res y arroz y me cayó bien en el estómago, o me cayó mal, pero yo estaba tan cansado que ya no sabía distinguir nada. Al poco tiempo la señora nos llevó a un sitio donde pagué para que me dieran un papel raro (como un autorizo, no recuerdo) que me permitía estar de manera legal y temporal en Honduras, y de ahí fui con mi hermana a otro sitio donde nos dieron otro papel firmado por el gobierno y que nos permitía transitar sin problemas, pero por ese tuvimos que esperar 2horas. Regresamos a Mordor a las 5pm y Conchita General de las Fuerzas Orcas nos dijo que a las 6 salía una guagua a Guatemala, que si la tomaríamos o nos quedaríamos a descansar. Yo no tuve que pensar mi respuesta: ¨Nos vamos¨.
A las 6pm tomamos el bus (que fisno) y comenzamos un viaje de 12 horas. En ese viaje nos detuvieron en 8 retenes diferentes. En los retenes mi hermana se quedaba con el dinero encima pues no había policía mujeres y a las mujeres no las revisan (esa técnica me la explicó el señor de la finca). Nunca tuve que pagar nada en ninguno de los retenes porque tenía el dichoso papel, pero había personas a las que le pedían 50 dólares o más. Nos paraban en fila contra la guagua, los policías andaban armados hasta los dientes, nada que ver con los muertos de hambre de Cuba y nos revisaban de pies a cabeza… seguro que con tanta tocadera alguno se enamoró de mí, quien sabe. Contar de ese viaje, nada, o casi nada. Uno, me artillé con yogurt natural y manzana para la gastritis, dos, dormí casi todo el viaje, tres, a las cuatro horas de viaje cambiamos de bus, cuatro, las montañas. Joder, el chofer se drogaba y andaba por esas montañas a velocidades increíble, había gente que gritaba, las curvas eran casi como las de viñales y a la derecha un precipicio enorme, veías las luces de la ciudad que parecían hormigas, y ese tramo así es de varias horas. Quienes hayan hecho esta ruta podrán dar fe de que no miento. Yo por suerte con tanto malestar dormí casi todo el viaje (mi hermana se lo sufrió sola :P). En Guatemala el chófer chocó a posta contra uno de los conos del último retén y un oficial se subió y dijo que como el chofer había chocado con el cono debíamos pagar 5usd cada uno o no podríamos salir de ahí. No era mucho así que nadie se quejó.
El chofer nos dejó en una carretera donde lo que teníamos era monte a cada lado, no había amanecido pero la hierba olía super rico por el rocío, la temperatura era agradable y había una montaña majestuosa ante nosotros. Ante tal paisaje mi corazón se llenó y no pude hacer más que… orinar tras un árbol.
Poco a poco comenzaron a llegar personas en camionetas y autos. A nosotros nos recogieron en una guagüita pequeña, y nos dejaron como a 5 min en una casa que se subía por un barranco bien empinado. Ahí esperamos por media hora un señor (coyote) que nos llevó cerca de una montaña pequeña y caminamos por un lugar bastante lindo por alrededor de 40 min. En ese viaje fue donde comencé a sentirme bien, a hacer fotos y bromear con otras personas que se nos unieron en el grupo, mi hermana me dijo que bueno, que se veía que estaba bien, que comenzaba a actuar como era yo naturalmente. Entonces atravesamos algún que otro recoveco y llegamos a un pueblo. Ahí montamos en un auto y…. HORROR, DOLOR, AGONÍA, TRISTEZA, DESESPERACIÓN, LLANTOOOO…. Por qué??? PORQUE ZAMBA MONTÓ ENTRE NOSOTROS!!! Y por qué es eso malo? PORQUE ES ANGOLANA!!! Y NO LA HABÍAMOS OLIDO HASTA ESE MOMENTO!!! Si los ogros son como las cebollas, cómo qué es zamba??? Mi mente trabajó muy rápido, pero aún hoy en día no he encontrado una respuesta a esa pregunta filosófica.
Y ahí comenzó el viaje más raro. 5 min o menos en el auto hasta un cruce fronterizo llamado ¨Aguas Calientes¨. Ahí nos bajamos delante de al menos 10 militares a los que no les cabía un arma más encima. El auto siguió solo y nosotros caminando al lado del auto mientras los militares nos decían adiós. Detrás de los militares había un montón de civiles armados y con autos. Recibimos la orden de buscar ¨Al Muerto¨, un hombre que nos llevó hasta un hostal en su auto (a 10 o 15 min) y nos pidió 10 usd a cada unos para ¨que su niña fuera a la escuela¨, y como nosotros no queríamos ir a la tumba, pues se los dimos, yo hasta le hubiese pagado una beca en la universidad, así de dadivoso soy. No diré nombre del hostal, solo diré que está en un pueblo llamado Esquipulas. El pueblo es muy lindo, o al menos el pdazo que pude ver pues no se podía salir del hostal. Estaba entre montañas y aunque era julio, hacía frío en las mañanas. Al día siguiente se apareció la ¨secretaria¨ de la señora que controlaba el movimiento en esa zona. Le pagamos y ella nos dijo que debíamos esperar por unos muchachos que iban a hacer la misma ruta que nosotros. Mi hermana y yo íbamos al Ceibo, pero todas las personas que estaban ahí iban para Tapachula.
La diferencia entre la ruta del Ceibo y la de Tapachula es que en el Ceibo sigues viaje de inmediato. Por Tapachula debes esperar alrededor de un mes o más por un supuesto permiso para estar en Mejico y tienes que hacer la ruta por tierra. Mi hermana y yo pasamos Méjico volando, pero no nos adelantemos.
Los 5 días que estuve en Esquipulas fueron muyyyyyy lentos, yo quería seguir, pero el lado bueno fue que pude reponerme por completo del estómago. El hostal tenía internet gratis, 3 o 4 pisos, las habitaciones eran con 5 camas cada una y los colchones y las sábanas estaban súper asquerosas. Los baños estaban muy limpios y azulejeados, pero el agua caliente la olvidaron, de hecho, el agua de la ducha salía con humo, así que me bañé solo 2 días de los 5 que estuve y con galones de agua que compraba para eso. Zamba tenía una habitación baño para ella sola, recuerdo que quisieron poner una señora mayor con ella en el cuarto y la señora después de entrar y oler se puso a gritarle a los coyotes diciéndoles que no iba a quedarse ahí. Luego trataron con más personas pero nada, Zamba conservó su privacidad y la de sus niñas.
A la tercera noche unos policías intentaron entrar de madrugada, a pesar de que en las noches no teníamos permitido salir de las habitaciones pudimos ver las luces de la policía y al poco tiempo un estruendo de autos y pisadas. A la mañana siguiente habían 4 camionetas en el patio del hostal y personas armadas sentadas sobre la puerta que daba acceso al patio, también personas armadas dentro, pero no se metían con nosotros. Al final los policías desistieron, los coyotes dijeron que solo querían extorsionar y sacar dinero. Hubo otro incidente con unos venezolanos que dijeron que se iban a ir para un hotel, los coyotes se enojaron y pensamos que todo terminaría mal, pero al final los dejaron ir sin pasaporte y con la condición de no regresar al hostal ni hablar de ellos.
Mi hermana y yo nos hicimos amigos de la señora que se encargaba de las comidas y de su hijo, así que mi hermana se bañaba en la habitación de ella y comíamos y merendábamos doble, caímos bien. Al quinto día llegaron los muchachos por los que estábamos esperando, eran un chico y una chica, amigos de infancia que viajaban juntos, se llaman Emilio y Arlet. La madrugada del 6to día a la 1.30 nos despertaron y nos dijeron que nos preparáramos para salir. Aquí comienza lo bueno.
Nos formaron por grupos y nos iban sacando del hostal poco a poco. Habían muchos autos en la calle y personas vigilando. No recuerdo el nombre del chófer que nos tocó, solo que el hombre era muy amable. Algo que nos tomó por sorpresa es que el hombre oró antes de partir, no una oración de estas ya elaboradas por alguien más, sino una oración real. También tenía música cristiana, no moderna, sino himnos y música con enseñanzas reales. A mi hermana y a mí nos vino perfecto. El hombre tenía el auto camuflado con una escalera en el techo y conos de los que se utilizan en la autopista cuando se están haciendo trabajos. También tenía un chaleco naranja de esos que destellan con la luz y le dio otro a Emilio, que es el que viajaría con él adelante. Atrás íbamos mi hermana, Arlet y yo, y el cristal de atrás no se veía a la vez que había una especie de cortina negra que unía los dos asientos delanteros, pero para que no fuera sospechoso, el hombre viajaba con las ventanas de adelante abajo, como si no tuviese nada que esconder, lo que nos hizo pasar un buen frío. En ese viaje tuvimos que apagar los teléfonos y entregárselos al hombre.
A la hora de haber salido nos detuvo la policía así que nosotros nos agachamos tras la cortina negra. El policía saludó al hombre, miró hacia adentro, le preguntó si iba a trabajar o regresaba del trabajo, él dijo que iba a trabajar y sin más el policía le dio la bendición y lo dejó ir. Al poco tiempo el chófer le pidió a Emilio que le diera plática pues solo había dormido 3 horas en dos días. Cuando amaneció vimos los paisajes típicos de la zona: acantilados, montañas, pueblos pequeños, la verdad es que lo disfruté, o al menos disfruté casi todo el viaje. Hubo una parte donde esperamos por 1.30 a que se fuera un auto de la policía que estaba cuidando una carretera X. El hombre viajaba con 3 teléfonos encendidos y por los tres le iban pasando información sobre qué rutas eran seguras y cuáles evitar. Hubo un momento en que la jefa de Esquipulas le preguntó como estaba y él dijo que se estaba durmiendo. Ella le dijo que se tomara un ¨quitasueños¨. El hombre obedeció, se arrimó a una esquina de del camino (zona rural en ese momento) y tragó algo. Como a la media hora regresó al auto sonriendo y diciendo que estaba como nuevo (creemos que se drogó). En algún momento del viaje debimos cruzar un río en un ferry, pero no podíamos salir a mirar pues ambos lados del río estaban concurridos de policías.
Sobre las 4pm llegamos a la casa del hermano del coyote que veríamos en el Ceibo. La casa era muy humilde y tenía muchos niños. Nos despedimos del chófer y el hombre nos llevó a otro río, ahí cogimos una especie de bote rústico con motor de lancha que manejaba un niño gordo de 12 años. El río estaba hermoso, era caudaloso y tranquilo, se veía profundo pero las aguas no eran oscuras. A la izquierda teníamos montañas, a la derecha campos sembrados, yo literalmente quería saltar y nadar. A los 10 min la lancha atravesó por una especie de canal que cruzaba uno de los campos y así llegamos a un rancho, oficialmente estábamos en Mejico. En el rancho nos juntaron con dos venezolanos y dos hondureños y nos montaron en un camión que era para vacas y en el que no podía estar de pie, así que todo el camino malísimo de tierra y baches fui doblado. Luego de 40 min nos dejaron en medio de la nada. Nos sentamos bajo un árbol y esperamos por una hora, entonces 2 mejicanos llegaron en una ¨troca¨, como llaman ellos a las camionetas, y ahí nos metieron a todos como si fuéramos el tetris. Ya habían conocido a muchos cubanos pues sabían que el presidente no tenía casa y que le gustaba la limonada, hasta nos cantaron el himno para burlarse.
Nos detuvieron unos policías en el trayecto, pero los muchachos le dieron una CocaCola y 100usd y nos dejaron ir. Sobre las 7pm estábamos en casa del señor que veríamos en el Ceibo.
Ahí la conexión era pésima, como Etecsa cuando hay alguna manifestación pagada por la CIA, y compartida con todos los emigrantes que habían ahí. Allí nos acomodamos en un salón bastante amplio y lleno de colchones que sí eran grandes y nuevos. Había ventiladores repartidos por todo el local así que no había tanto calor. Yo andaba loco por bañarme, pero cuando salí al patio… HORROR!!!, el baño era la caseta de las pelis de terror entre los árboles donde el asesino acaba con sus víctimas, pero el horror no era ese, el horror era que solo había letrina… así que abandoné mi idea de bañarme. Hice mis necesidades bilógicas y cuando saqué agua de un tanque plástico para descargar… ese fue el mejor momento del viaje creo, el agua estaba tibia… TIBIA!!!! Así que me bañé. Cuando le conté a mi hermana también se bañaron ella y Arlet. Ese día a las 12 mi hermana cumplió años en el Ceibo.
Al otro día a las 7am nos montaron en un camión con barandas muy altas y nos apretaron tanto como pudieron. Nos transportaron por cerca de hora y media por caminos de tierras. El camión golpeaba ramas de árboles y el agua del rocío caía sobre nosotros, podrán imaginar el nivel de cochinada que teníamos encima. El camión paró en una finca y ahí nos dejaron comprar agua y comida, luego nos repartieron en bans, en dependencia del coyote que nos enviaba, y así comenzó otra carrera de una hora que culminó en otra finca. Ahí nos dividieron nuevamente por coyotes y nos pusieron en unas habitaciones a esperar. Luego cerca de la 1pm nos hicieron correr a una lado de la finca que estaba lleno de pequeñas palmeras y nos formaron en filas de hombres y mujeres. Pasado un rato nos hicieron correr en grupos hasta una guagua que estaba luego de 5 min corriendo por el laberinto del palmeras.
Hombre al fin me tocó hacer el viaje de pie, igual que a mi amigo Emilio, pero con el rato me fui deslizando hasta abajo y logré meter mis canillas bajo los asientos del frente y recostar mi espalda. Lo malo es… CHA CHA CHA CHANNNNNNNNN: que viajaba a dos asientos de distancia del baño, y ese baño… juro que no debe haber inmundicia en el infierno peor que ese baño, baño que aunque el chofer explicó que no debía usarse unos cuantos no pudieron evitarlo, y muchos otros vomitaron en él. La peste que aguanté en ese viaje del Ceibo a Cancún fue horrible. Sobre las 2am la guagua entró a una especie de ¨conejito¨ y ahí espero por 4 horas a que se fueron los militares que se encontraban unos kilómetros adelante. El chofer nos explicó que los militares y los federales eran los únicos que ellos no podían sobornar. Hubo unas cuantas indisciplinas de cubanos pero no voy a estresarme haciendo ese cuento.
A las 9am llegamos a Cancún y bajamos de la guagua. Allí no esperaba un hombre que trabajaba con la mujer que organizó mi viaje. El hombre nos subió a un taxi y nos dio mudas de ropa para que nos cambiáramos ahí mismo, y también nos mandó a dejar parte del equipaje y conservar solo mochilas o maletas que estuviesen limpias. En el aeropuerto las mujeres entraron por una puerta y los hombres por otra, debíamos esperar a que él nos escribiera por whatsap qué hacer. En cuanto entramos al aeropuerto fui con la mayor naturalidad a un puesto de souvenirs y me puse a ver cosas y preguntar precios, Emilio captó y se puso a mirar revistas (hostia como en películas, Ryu 007). Luego el hombre nos dijo el número de la sala a la que debíamos ir y fuimos. Las mujeres llegaron más tardes pues se pusieron nerviosas y la policía del aeropuerto se les acercó y casi se jode todo, pero pudieron salir de ahí.
Al rato el hombre nos dijo cuándo debíamos chequear y lo que debíamos decir al personal que nos iba a revisar. Todo fue bien gracias a Dios y agarramos un vuelo de Cancún a Guadalajara. Antes de salir tenía un hambre atroz así que le pedí a la coyota jefa (que aunque vive en Mejico es cubana) nos hiciera comida cubana, y ella me dijo que sí, que no me preocupara. En Guadalajara el hombre nos llevó hasta la casa de la señora, una casa muy acomodada y bonita. Ahí pude tomar por primera vez en dos semana una ducha caliente y comer rica comida cubana, y dormiiiiiiirrrrr sin preocupaciones. Al día siguiente partimos al aeropuerto a las 5am para tomar un vuelo a Mejicali. Allí un oficial de emigración nos pasó por el lado y nos dijo: ¨Bendiciones muchachos¨. Pues bueno, ese fue el mismo hombre que se paró en la puerta revisar los pasaportes de las personas y decidir quien pasaba y quien no, otro más que estaba comprado por la coyota.
En Mejicali a los que no éramos de Mejico nos separaban a una esquina y dejaban pasar a los mejicanos, luego la policía nos llamó, nos devolvieron los pasaportes y nos dejaron marchar. Allí nos esperaba un taxista al que debimos dar un dinero y salimos. Nada más salir del aeropuerto nos persiguió un auto de policía, el taxista lo evitó por unos minutos pero la patrulla se puso lado a lado con el taxi y el chofer bajó la ventana. La patrulla le pidió que se detuviera y él dijo que no, así que activaron las sirenas. La persecución no llegó ni a 5 min y el taxi entró en un motel. ¨Aquí la policía no puede entrar, así que no se preocupen¨, nos dijo el hombre como si aquello fuera lo más natural del mundo. Y así fue. La policía se detuvo, miró, y siguió de largo. Parece que aquel sitio pertenecía a alguien importante. Y así llegamos a Mejicali mi hermana, Arlet, Emilio y un personaje de relleno que no vale la pena mencionar. En el hotel mi hermano nos encargó pizzas, hamburguesas y CocaCola, así que disfrutamos y nos divertimos como si ya hubiésemos cruzado la frontera. La coyota nos llamó y nos dijo que esa noche no viajaríamos así que nos acostamos bien temprano a descansar, pero a las 10pm cambiaron los planes.
A esa hora recibimos una llamada de la señora diciéndonos que nos llamaría un tal ¨El Grande¨. Así que El Grande nos guio por teléfono hasta la calle en la que él estaba y ahí comenzó otro viaje hasta una casa segura en la frontera de Mejico con USA. Esos también eran hijos de una orgía en la que estaban Vin Diesel y Rayo Maqueen. A las 11.30 estábamos en la casa segura, y lo único seguro era que habían más de 100 personas en una habitación pequeña con el aire acondicionado roto, y que hacía 42 grados. Ahí esperamos hasta la 1am que llegó un bus y se fueron la mayoría de personas, luego nosotros fuimos transportado en un SUV, mi hermana y Arlet en asientos con otras mujeres, Emilio, el personaje de relleno y yo en el maletero, que al ser un SUV era dentro del mismo auto gracias a Dios.
Poco después nos soltaron en una carretera, frente a nosotros un desierto: ¨Corran hacia aquel árbol¨, y corrimos en la oscuridad hacia una mancha oscura (valga la redundancia) que veíamos a los lejos. Cerca del árbol un hombre nos alumbró con una linterna y era otro coyote: ¨Bajen con cuidado y crucen el río, no es profundo¨, y bajamos y cruzamos el río. Luego una pequeña loma más, y frente a nosotros el famoso muro fronterizo con más luces en ese pedazo que todos los municipios de La Habana juntos. Caminamos/corrimos junto al muro por alrededor de 30 min o al menos eso me duró a mí (vimos muchas cosas, niños, ancianos a los que llevaban en brazos, personas moribundas), y al final, el muro terminaba y había un periodista con un reportero, un señor de la iglesia católica repartiendo tratados, drones sobre nosotros, cientos de migrantes y la policía fronteriza. Lo habíamos logrado, habíamos llegado.
El resto fue maltratos y burritos en la prisión, pero la historia es sobre la travesía no sobre mejicanos envidiosos así que la dejo ahí. Saludos al que haya tenido la fuerza de voluntad de leerse todo eso.