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La historia del ángel caído es larga y variada, y las formas en las que ha sido representado o descrito a lo largo de los siglos no han sido menos dispares. Sin embargo, ningún autor reveló sus simpatías hacia este personaje explícitamente hasta finales del siglo XVIII. Son estas perspectivas las que aquí trataremos de plasmar, siguiendo una línea cronológica que desemboque hasta el satanismo moderno religioso de nuestros días, facilitándonos su comprensión.
Sólo podríamos empezar hablando de Paraíso Perdido, obra del poeta inglés John Milton (1608-1674) y publicada por primera vez en 1667. Este poema épico relata el mito de la insurrección de Satán y el pecado original y, lejos de tener a Jesús o Adán como protagonistas, los focos de esta historia apuntan a Satán. El papel protagonista y la gran profundidad que adquiere el Diablo a raíz de este hecho le restituye no sólo su imagen angelical, sino grandísima parte de la dignidad arrebatada durante más de un milenio.
El escritor, pintor y grabador William Blake (1757-1827), cercano a la órbita de Jonhson, también se vio influido por el Satán descrito por Godwin. Para el tema que nos ocupa, es clave una obra como Matrimonio del cielo y el infierno (1790), donde replanteó las acostumbradas definiciones del bien y el mal en lo que sería su propia versión de la teología cristiana.
Otro nombre relevante en lo que respecta a la concepción actual de Satán y el satanismo es de Charles Baudelaire (1821-1867), en cuya obra y vida encontramos una valiosa muestra de la transición entre las perspectivas de los "satanistas" románticos y la actitud hacia Satán más extendida a finales del XIX. El poema clave para justificar esta afirmación es “Las letanías de Satán”, presente en la que sin duda es su publicación más conocida, Las flores del mal (1857). En los versos del mencionado poema retrata al “más bello y sabio de los ángeles” como un protector de los borrachos y los convictos, pero también como un guía de inventores y científicos, así como un instigador del amor y la lujuria. Baudelaire no creía en la existencia de demonios y antiguas divinidades, sino que esas cualidades satánicas se encuentran en el hombre.
Algunos años después de la muerte de Baudelaire, concretamente el 13 de febrero de 1891, el diario L’Écho de Paris anunciaba el que supuestamente sería el primer estudio sobre el satanismo del XIX, brujería y misas negras basado en auténticos documentos proporcionados por un erudito integrante de estas congregaciones religiosas.
La primera congregación religiosa que puede considerarse como verdaderamente satanista surgió en el París de 1930. El Temple de Satan, fue fundado por la aristócrata rusa Maria de Naglowska, que recogió no sólo las ideas que habían echado raíces durante el satanismo romántico, sino la tradición esotérica del XIX. Sin embargo, hubo una orden anterior al Temple de Satan que ya mostró sus simpatías hacia el Diablo: la logia alemana conocida como Fraternitas Saturni. Fundada en 1926 por el librero Eugen Grosche, esta congregación se desarrolló como una orden esotérica de carácter ecléctico, donde confluían elementos del tantra, la astrología o el thelema de Crowley.
La pieza clave para la comprensión del satanismo en la actualidad es Anton Szandor LaVey, heredero de las tradiciones y tendencias descritas en los apartados anteriores y cabeza de la Church of Satan (Iglesia de Satán) fundada por él mismo en 1966 en la ciudad de San Francisco. Poco después de esto, se publicó su primera edición de la Biblia Satánica (1969), un tratado de carácter filosófico, sociológico y esotérico (la parte correspondiente a la magia satánica) donde se exponen los preceptos del satanismo laveyano.
A lo largo de esta obra se utiliza a Satán como un símbolo de autoafirmación, libertad sexual, búsqueda del conocimiento, orgullo, rebeldía, inconformismo e individualismo, criticando previamente el papel que la religión cristiana a atribuido a Satán, al que define como “el mejor amigo que la Iglesia siempre ha tenido, ya que la ha mantenido en el negocio todos estos años”. En lo que se refiere a los aspectos ideológicos plasmados en La Biblia Satánica, cuya explicación es fundamental para comprender las diferencias entre la La iglesia de Satán y otras congregaciones, el satanismo laveyano destaca por su agresiva apología del darwinismo social y la filosofía del “might is right”.
La segunda congregación más relevante a nivel histórico es el Temple of Set (ToS), fundado por Michael Aquino, quien fue oficial del ejército estadounidense, miembro de La Iglesia de Satán y un incondicional defensor de las políticas de LaVey al frente de la misma como lugarteniente suyo. No obstante, la progresiva apreciación de LaVey como un líder corrupto, sumada a las discrepancias sobre la naturaleza, sumada a las discrepancias sobre la naturaleza de Satán en una parte de sus seguidores provocó un cisma en el seno de La Iglesia de Satán. Entre ellos se encontraba el propio Aquino, quien llegó a declarar que “Satán existe". No sólo como un mito o un mero arquetipo psicológico (…), sino como una entidad esencial e inteligente”. La escisión de esta facción teísta que tuvo lugar en 1975 fue bautizada con el nombre de Temple of Set, puesto que, supuestamente, Satán le comunicó a Aquino lo siguiente: “Reconsagra mi Templo y mi Orden en el verdadero nombre de Set. Ya no aceptaré más el título bastardo de un demonio hebreo.
Magia satánica:
La esencia de la magia satánica se encuentran principalmente en dos textos: El primero de ellos es “El libro de Belial”, capítulo de La Biblia Satánica donde se describen los fundamentos teóricos, categorías y acciones que conforman el conjunto de la magia satánica, ya sea ritual o no. Por otro lado, contamos con Los rituales satánicos (1972), obra dedicada por entero a la cuestión de la magia ritual, también denominada “Magia Mayor”. Ambas composiciones fueron escritas por La Vey y funcionan a modo de manuales, en los que se proporcionan una serie de pautas para la práctica mágica, diversos ejemplos y modelos de rituales.
Tal y como muestran ambas composiciones, en el caso del satanismo no puede hacerse una distinción entre prácticas "buenas" o "malas", aceptadas o inaceptadas a diferencia de lo que sí puede hacerse en otros escenarios. Desde la perspectiva de La Vey, un mago siempre utilizará sus habilidades para satisfacer sus intereses, decidiendo el mismo lo que es más justo. Por tanto, tal distinción entre magia "magia negra" y "magia blanca" resultaría absurda y fruto de la hipocresía.
LaVey, inspirado en la definición de Crowley, describe la magia como "el cambio de situaciones o eventos según la propia voluntad, los cuales, de otra manera, no podrían cambiarse"
Continuará...
Sólo podríamos empezar hablando de Paraíso Perdido, obra del poeta inglés John Milton (1608-1674) y publicada por primera vez en 1667. Este poema épico relata el mito de la insurrección de Satán y el pecado original y, lejos de tener a Jesús o Adán como protagonistas, los focos de esta historia apuntan a Satán. El papel protagonista y la gran profundidad que adquiere el Diablo a raíz de este hecho le restituye no sólo su imagen angelical, sino grandísima parte de la dignidad arrebatada durante más de un milenio.
El escritor, pintor y grabador William Blake (1757-1827), cercano a la órbita de Jonhson, también se vio influido por el Satán descrito por Godwin. Para el tema que nos ocupa, es clave una obra como Matrimonio del cielo y el infierno (1790), donde replanteó las acostumbradas definiciones del bien y el mal en lo que sería su propia versión de la teología cristiana.
Otro nombre relevante en lo que respecta a la concepción actual de Satán y el satanismo es de Charles Baudelaire (1821-1867), en cuya obra y vida encontramos una valiosa muestra de la transición entre las perspectivas de los "satanistas" románticos y la actitud hacia Satán más extendida a finales del XIX. El poema clave para justificar esta afirmación es “Las letanías de Satán”, presente en la que sin duda es su publicación más conocida, Las flores del mal (1857). En los versos del mencionado poema retrata al “más bello y sabio de los ángeles” como un protector de los borrachos y los convictos, pero también como un guía de inventores y científicos, así como un instigador del amor y la lujuria. Baudelaire no creía en la existencia de demonios y antiguas divinidades, sino que esas cualidades satánicas se encuentran en el hombre.
Algunos años después de la muerte de Baudelaire, concretamente el 13 de febrero de 1891, el diario L’Écho de Paris anunciaba el que supuestamente sería el primer estudio sobre el satanismo del XIX, brujería y misas negras basado en auténticos documentos proporcionados por un erudito integrante de estas congregaciones religiosas.
La primera congregación religiosa que puede considerarse como verdaderamente satanista surgió en el París de 1930. El Temple de Satan, fue fundado por la aristócrata rusa Maria de Naglowska, que recogió no sólo las ideas que habían echado raíces durante el satanismo romántico, sino la tradición esotérica del XIX. Sin embargo, hubo una orden anterior al Temple de Satan que ya mostró sus simpatías hacia el Diablo: la logia alemana conocida como Fraternitas Saturni. Fundada en 1926 por el librero Eugen Grosche, esta congregación se desarrolló como una orden esotérica de carácter ecléctico, donde confluían elementos del tantra, la astrología o el thelema de Crowley.
La pieza clave para la comprensión del satanismo en la actualidad es Anton Szandor LaVey, heredero de las tradiciones y tendencias descritas en los apartados anteriores y cabeza de la Church of Satan (Iglesia de Satán) fundada por él mismo en 1966 en la ciudad de San Francisco. Poco después de esto, se publicó su primera edición de la Biblia Satánica (1969), un tratado de carácter filosófico, sociológico y esotérico (la parte correspondiente a la magia satánica) donde se exponen los preceptos del satanismo laveyano.
A lo largo de esta obra se utiliza a Satán como un símbolo de autoafirmación, libertad sexual, búsqueda del conocimiento, orgullo, rebeldía, inconformismo e individualismo, criticando previamente el papel que la religión cristiana a atribuido a Satán, al que define como “el mejor amigo que la Iglesia siempre ha tenido, ya que la ha mantenido en el negocio todos estos años”. En lo que se refiere a los aspectos ideológicos plasmados en La Biblia Satánica, cuya explicación es fundamental para comprender las diferencias entre la La iglesia de Satán y otras congregaciones, el satanismo laveyano destaca por su agresiva apología del darwinismo social y la filosofía del “might is right”.
La segunda congregación más relevante a nivel histórico es el Temple of Set (ToS), fundado por Michael Aquino, quien fue oficial del ejército estadounidense, miembro de La Iglesia de Satán y un incondicional defensor de las políticas de LaVey al frente de la misma como lugarteniente suyo. No obstante, la progresiva apreciación de LaVey como un líder corrupto, sumada a las discrepancias sobre la naturaleza, sumada a las discrepancias sobre la naturaleza de Satán en una parte de sus seguidores provocó un cisma en el seno de La Iglesia de Satán. Entre ellos se encontraba el propio Aquino, quien llegó a declarar que “Satán existe". No sólo como un mito o un mero arquetipo psicológico (…), sino como una entidad esencial e inteligente”. La escisión de esta facción teísta que tuvo lugar en 1975 fue bautizada con el nombre de Temple of Set, puesto que, supuestamente, Satán le comunicó a Aquino lo siguiente: “Reconsagra mi Templo y mi Orden en el verdadero nombre de Set. Ya no aceptaré más el título bastardo de un demonio hebreo.
Magia satánica:
La esencia de la magia satánica se encuentran principalmente en dos textos: El primero de ellos es “El libro de Belial”, capítulo de La Biblia Satánica donde se describen los fundamentos teóricos, categorías y acciones que conforman el conjunto de la magia satánica, ya sea ritual o no. Por otro lado, contamos con Los rituales satánicos (1972), obra dedicada por entero a la cuestión de la magia ritual, también denominada “Magia Mayor”. Ambas composiciones fueron escritas por La Vey y funcionan a modo de manuales, en los que se proporcionan una serie de pautas para la práctica mágica, diversos ejemplos y modelos de rituales.
Tal y como muestran ambas composiciones, en el caso del satanismo no puede hacerse una distinción entre prácticas "buenas" o "malas", aceptadas o inaceptadas a diferencia de lo que sí puede hacerse en otros escenarios. Desde la perspectiva de La Vey, un mago siempre utilizará sus habilidades para satisfacer sus intereses, decidiendo el mismo lo que es más justo. Por tanto, tal distinción entre magia "magia negra" y "magia blanca" resultaría absurda y fruto de la hipocresía.
LaVey, inspirado en la definición de Crowley, describe la magia como "el cambio de situaciones o eventos según la propia voluntad, los cuales, de otra manera, no podrían cambiarse"
Continuará...