Si un amigo se aleja porque estás en tu camino a conseguir tus metas en la vida, tienes que replantearte si de veras quieres a esa persona en tu vida. La amistad no son las cosas buenas solamente. La amistad es el apoyo: el "dale, que tú puedes" cuando estás por el piso; es estar ahí cuando la otra persona lo necesita, porque a veces no sabe que lo necesita; o es simplemente estar. Los amigos de verdad pueden pasar tiempo sin verse y hasta sin hablar por mil motivos, pero cuando se ven de nuevo es como si no hubiera pasado tiempo entre esa última vez y el momento en que se encuentran. Además de que todos tenemos vidas que mantener, y estar constantemente ahí uno encima del otro no creo que consiga nada.
Mis metas son mías. Tanto si se trata de una pareja como si es un amigo/a, lo que se necesita es comprensión. No siempre estaremos disponibles, ni de buen humor. Si la otra persona no entiende esto, hay que preguntarse: ¿vale la pena?
Ahora pongámonos en los zapatos de esa otra persona. Es cierto que es muy duro, especialmente porque vemos que el camino tiene muchos baches a veces y no tenemos manera de ayudar. Porque, aceptémoslo, podemos estar compartiendo la vida con alguien (en el caso de una pareja), o ser amigos, pero cuando le queremos de verdad, hay un sentimiento de impotencia real al no poder hacer mucho más que dar apoyo moral.
Entonces, la cuestión va de ambas partes. Si la otra persona no te apoya o no le interesa lo que hagas, que al fin y al cabo, es tu superación o lo que sea, ¿qué sentido tiene tenerla en tu vida? Porque si no te apoya en las malas noches, si no te ayuda a distraerte, en fin, si no está ahí para ti, entonces nunca ha sido ni nunca será tu amigo de verdad.
Sé que todo eso suena idílico y muy de cuento de hadas. Vaya, con espejuelitos rosa y todo, si quieren. Pero en la práctica uno debe enfocar su vida en objetivos para avanzar en ella. La gente que nos acompaña debería ser un apoyo, no un obstáculo.