¡Bienvenido!

Al registrarte con nosotros, podrás discutir, compartir y enviar mensajes privados con otros miembros de nuestra comunidad.

¡Regístrate ahora!

Memoria

  • Iniciador del tema Iniciador del tema Nayla
  • Fecha de inicio Fecha de inicio

Nayla

Nivel 1
Mensajes
14
Puntos de reacción
151
Era noviembre. Mi amiga Clara y yo, vivíamos en el mismo pueblo, y esa tarde habíamos quedado para coger muestras de tierra para un trabajo que debíamos hacer en clase de Biología. Nos entretuvimos mucho hablando y jugando sin darnos cuenta de que empezaba a caer la noche sobre los solitarios campos de Montejícar. Dándonos prisa excavamos por diferentes lugares para coger tierra. En un inesperado instante mi amiga gritó: ¡mira lo que hay aquí! y efectivamente, había algo. Era una muñeca. Era aterradora, todo hay que decirlo: pelo rojo, ojos casi desencajados, y lo más chocante era su profunda seriedad, algo extraño en muñecas para niñas. Allí se hallaba semienterrada y vestida de blanco. Pero en fin, allí se quedó. Al emprender de nuevo el camino a casa, Clara, empezó a sentirse mal. Yo la cogí de la mano y nos fuimos al pueblo hasta llegar a su casa. Fue la última vez que la vi viva. Esa misma noche, 1 hora después, más o menos, su madre llamó muy tarde a casa llorando diciendo que Clara se estaba muriendo en un hospital. Yo me enteré de la horrible desgracia al día siguiente. Efectivamente, Clara, había muerto esa noche, sin ni el más mínimo previo aviso de falta de salud en sus días anteriores. “Una niña de 9 años muere en Montejícar sin causa aparente” decía la prensa un día después del suceso. El pueblo entero acudió a darle el último adiós.

4 o 5 años después de dicho acontecimiento leí algo que me heló la sangre. Fue escalofriante y de hecho me tuvo 8 meses bajo tratamiento psicológico. Leí que la persona que tenga una enfermedad en fase terminal y no tenga cura, enterrará una muñeca vestida de blanco, y en el momento que otra persona encuentre dicha muñeca, pasará a ésta el mal y padecerá la enfermedad a partir de dónde se quedó la persona que entierra la muñeca, la cuál, quedará sana y totalmente curada. Entonces, pienso yo: si en vez de ir a coger la tierra esa noche, hubiésemos ido al día siguiente, ya no hubiera tenido efecto, y Clara no hubiera muerto, porque la persona enferma que la enterró, habría muerto en el mismo momento que Clara.

Ya han pasado 10 años desde aquello.

En memoria de Clara (1984-1994).
 
Atrás