fijisublevao
Nivel 3
- 194
- 404
¿Reconoces de dónde vienes?, ¿quién te dio ese tamaño, esos ojos y ese molde perfectamente tóxicos? Saca el álbum de los recuerdos, llama a mami o a papi y pregúntales por qué coño eres tan tóxic@. No sé a ustedes pero a mí me castigaban en la cama con un libro de Sherlock Holmes, y miren lo que ha salido… ¡tremenda pieza!
Mientras crecías queriendo ser como el Che, tu memoria tóxica se iba alimentando. Recemos porque te hayas comido los Diez Mandamientos, poco a poco y con agüita. Otra cosa es que los hayas digerido. Pero no te culpo, era difícil distinguir el bien del mal más allá de las películas de Disney. Era difícil mientras te comparaban con tu herman@ perfect@, criticaban tu increíble parecido con papá o te llevaban a la fuerza a clases de deportes, baile y de teatro, porque usted sería el/la gran artista que mami y papi soñaron.
ADVERTENCIA: A ver, mis ovejas negras descarriadas. Sabemos que cada nidito es único.
Como aquí somos más del equipo de “¡Juan que te vas a caer! ¡Bah!, me tiene sin cuidao”, te vamos a recordar cómo papi y mami te intoxicaron. Ten en cuenta que no es su culpa, todo es culpa del calor y de tu tatarabuelo catalán.
Esta historia empezó cuando te recogieron en el basurero. Eras un bebé hermosamente apestoso. Mientras babeabas te enseñaban sanamente a mover tus manitas: “tengo la manito quemada, ya no tengo manito ni nada”. Pero eso no les bastaba, para que mostraras tus encías de niño prematuro, te mandaban al mercado a por carne, por supuesto, no podías comprar carne ni por aquí, ni por aquí… ¡pero por aquí siií!, qué alegría cuando encontrabas la carne, ¿verdad?
Poco a poco desarrollaron tus técnicas de argumentación: porque sí/no; no es no; porque lo digo yo… todo bien conciso, porque uno tiene que aprender a explicarse con propiedad en esta vida. Los valores ancestrales, sobre todo dichos en público, fueron fundamentales para consolidar tu depresión adolescente posterior: pórtate bien; los varones no juegan de mano; las niñas no se sientan así; estudia que vas a terminar de barrendero (pasaba algo serio aquí con la basura al parecer); te voy a mandar para una escuela de conducta; una sola te voy a dar… La contradicción radicaba en aquellos pequeños momentos en que los indisciplinados eran ellos. Pero por favor, nunca podrás competir con su nivel de síntesis argumentativa: porque yo soy la madre que te parió; los niños hablan cuando las gallinas mean; delante de la gente no me contradigas o el clásico haz lo que yo digo y no lo que yo hago. ¡¡¡MAMITA CÓMPRATE UN PIANO!!!
Tu irreverencia podía ser muy fácil de apagar. Na ma te voy a mirar… esas miraditas podían ser más potentes que los pellizcos y los gaznatones. Pero toda autoridad existe para ser cuestionada. Toda autoridad es quebrantable. Eso también te lo enseñó Disney. Y cuando aprendiste dos o tres palabritas, se te empezó a soltar la lengua. Tú, como buen aprendiz de tóxic@, sondeabas el terreno y acudías al resto de la familia real para ver a quién le aflojabas las patas.
Así empezaste a esconder las cajas de cigarros, a hacerte tatuajes pequeños en zonas menos vistas y a comprar menticas para camuflar la peste a alcohol. Nada de eso sirvió, como buenos padres tóxicos te dejaron sentirte en confianza hasta que se apretó la cuerda. Utilizaron esos tonos que oscilaban entre el consejo, la sobreprotección y la amenaza, la comparación y el insulto, pero que estoy segura, se te quedaron en la cabeza.
Deja de andar metío en casa ajena
Ojalá no te arrepientas
¡¿Un tatuaje?! Te lo quemo con una plancha /yo no te digo nada, pero recuerda que eso es para toda la vida
Sigue tomando y endrogándote por ahí…jumm. ¡Sigue!
¡No confundas libertad con libertinaje!
Eso no se hace así, dame acá, no sabes hacer nada
O te calmas o te calmo
No vas a salir hasta que me acuerde
Igualit@ a su madre/padre
Deberías ser más como tu hermano, ya se casó y tiene trabajo
Yo con tu edad ya tenía dos niños chiquitos y una casa que mantener
Deja la juntera con Fulanito que se te pega
El día que tengas tu casa entonces haces lo que te dé la gana
Mientras vivas bajo mi techo se hace lo que yo diga
Hasta que yo te mantenga…
Pero a estas actitudes uno se acostumbra, y puedes terminar manteniéndote y manteniendo a mami mientras te cocina y te mima. El verdadero nivel superior de toxicidad llega con la amenaza sutil, la manipulación pura y dura, la víssstima. Este es el más peligroso. Es el que hace que te cuestiones abandonar el nido y todo su prospecto de familia feliz.
¡Trágame tierra!
Tú no piensas en mí
¿Por qué me haces esto? Yo no me merezco esto
En esta casa nadie me considera
Si es por este yo termino en un asilo
Yo voy a ver qué vas a hacer el día que yo te falte
¿Estamos de acuerdo en que la toxicidad padres/hijos es la peor? ¿Comprendes las consecuencias que ha traído para tu generación eso de que los cubanos somos pasionales y sobreprotectores desde los tiempos de andilanga? ¿Entiendes que tú, inconscientemente, puedes repetir los esquemas tóxicos con tu rebaño? ¿Percibes que tu toxicidad viene inoculada en sangre? Y finalmente, ¿sabes que son esas las personitas que más amas en este mundo?
Así que hoy te voy a dar unas pequeñas vacaciones que espero no hieran tu consciencia tóxica. Corre y mándale un beso a esas mamis y papis recalcitrantemente tóxicos. Yo me quedo con que me enseñaron “Barquito de papel” y desde los dos años me la sabía de memoria. ¡Ay diosmijito!, llévame a navegar por el ancho mar que yo quiero conocer amigos de aquí y de allá. L@s niñ@s tóxic@s queremos reír y cantar, ¡reír y cantar!
Mientras crecías queriendo ser como el Che, tu memoria tóxica se iba alimentando. Recemos porque te hayas comido los Diez Mandamientos, poco a poco y con agüita. Otra cosa es que los hayas digerido. Pero no te culpo, era difícil distinguir el bien del mal más allá de las películas de Disney. Era difícil mientras te comparaban con tu herman@ perfect@, criticaban tu increíble parecido con papá o te llevaban a la fuerza a clases de deportes, baile y de teatro, porque usted sería el/la gran artista que mami y papi soñaron.
ADVERTENCIA: A ver, mis ovejas negras descarriadas. Sabemos que cada nidito es único.
Como aquí somos más del equipo de “¡Juan que te vas a caer! ¡Bah!, me tiene sin cuidao”, te vamos a recordar cómo papi y mami te intoxicaron. Ten en cuenta que no es su culpa, todo es culpa del calor y de tu tatarabuelo catalán.
Esta historia empezó cuando te recogieron en el basurero. Eras un bebé hermosamente apestoso. Mientras babeabas te enseñaban sanamente a mover tus manitas: “tengo la manito quemada, ya no tengo manito ni nada”. Pero eso no les bastaba, para que mostraras tus encías de niño prematuro, te mandaban al mercado a por carne, por supuesto, no podías comprar carne ni por aquí, ni por aquí… ¡pero por aquí siií!, qué alegría cuando encontrabas la carne, ¿verdad?
Poco a poco desarrollaron tus técnicas de argumentación: porque sí/no; no es no; porque lo digo yo… todo bien conciso, porque uno tiene que aprender a explicarse con propiedad en esta vida. Los valores ancestrales, sobre todo dichos en público, fueron fundamentales para consolidar tu depresión adolescente posterior: pórtate bien; los varones no juegan de mano; las niñas no se sientan así; estudia que vas a terminar de barrendero (pasaba algo serio aquí con la basura al parecer); te voy a mandar para una escuela de conducta; una sola te voy a dar… La contradicción radicaba en aquellos pequeños momentos en que los indisciplinados eran ellos. Pero por favor, nunca podrás competir con su nivel de síntesis argumentativa: porque yo soy la madre que te parió; los niños hablan cuando las gallinas mean; delante de la gente no me contradigas o el clásico haz lo que yo digo y no lo que yo hago. ¡¡¡MAMITA CÓMPRATE UN PIANO!!!
Tu irreverencia podía ser muy fácil de apagar. Na ma te voy a mirar… esas miraditas podían ser más potentes que los pellizcos y los gaznatones. Pero toda autoridad existe para ser cuestionada. Toda autoridad es quebrantable. Eso también te lo enseñó Disney. Y cuando aprendiste dos o tres palabritas, se te empezó a soltar la lengua. Tú, como buen aprendiz de tóxic@, sondeabas el terreno y acudías al resto de la familia real para ver a quién le aflojabas las patas.
Así empezaste a esconder las cajas de cigarros, a hacerte tatuajes pequeños en zonas menos vistas y a comprar menticas para camuflar la peste a alcohol. Nada de eso sirvió, como buenos padres tóxicos te dejaron sentirte en confianza hasta que se apretó la cuerda. Utilizaron esos tonos que oscilaban entre el consejo, la sobreprotección y la amenaza, la comparación y el insulto, pero que estoy segura, se te quedaron en la cabeza.
Deja de andar metío en casa ajena
Ojalá no te arrepientas
¡¿Un tatuaje?! Te lo quemo con una plancha /yo no te digo nada, pero recuerda que eso es para toda la vida
Sigue tomando y endrogándote por ahí…jumm. ¡Sigue!
¡No confundas libertad con libertinaje!
Eso no se hace así, dame acá, no sabes hacer nada
O te calmas o te calmo
No vas a salir hasta que me acuerde
Igualit@ a su madre/padre
Deberías ser más como tu hermano, ya se casó y tiene trabajo
Yo con tu edad ya tenía dos niños chiquitos y una casa que mantener
Deja la juntera con Fulanito que se te pega
El día que tengas tu casa entonces haces lo que te dé la gana
Mientras vivas bajo mi techo se hace lo que yo diga
Hasta que yo te mantenga…
Pero a estas actitudes uno se acostumbra, y puedes terminar manteniéndote y manteniendo a mami mientras te cocina y te mima. El verdadero nivel superior de toxicidad llega con la amenaza sutil, la manipulación pura y dura, la víssstima. Este es el más peligroso. Es el que hace que te cuestiones abandonar el nido y todo su prospecto de familia feliz.
¡Trágame tierra!
Tú no piensas en mí
¿Por qué me haces esto? Yo no me merezco esto
En esta casa nadie me considera
Si es por este yo termino en un asilo
Yo voy a ver qué vas a hacer el día que yo te falte
¿Estamos de acuerdo en que la toxicidad padres/hijos es la peor? ¿Comprendes las consecuencias que ha traído para tu generación eso de que los cubanos somos pasionales y sobreprotectores desde los tiempos de andilanga? ¿Entiendes que tú, inconscientemente, puedes repetir los esquemas tóxicos con tu rebaño? ¿Percibes que tu toxicidad viene inoculada en sangre? Y finalmente, ¿sabes que son esas las personitas que más amas en este mundo?
Así que hoy te voy a dar unas pequeñas vacaciones que espero no hieran tu consciencia tóxica. Corre y mándale un beso a esas mamis y papis recalcitrantemente tóxicos. Yo me quedo con que me enseñaron “Barquito de papel” y desde los dos años me la sabía de memoria. ¡Ay diosmijito!, llévame a navegar por el ancho mar que yo quiero conocer amigos de aquí y de allá. L@s niñ@s tóxic@s queremos reír y cantar, ¡reír y cantar!