Siendo Marylin Monroe la persona más perseguida, entrevistada y conocida del planeta en la década de los años 50, sigue siendo, más de 70 años después, reducida a esas facetas de sex symbol y mujer objeto que tan poco tienen que ver con la que realmente fue Norma Jean. El último ejemplo ha sido la controvertida peli, Blonde, interpretada por Ana de Armas, muchos y muchas han sido los que han puesto el grito en el cielo por la misoginia y el victimismo con el que se ha tratado la figura de uno de los iconos más trascendentales de la historia. Marilyn Monroe no solo fue una cara bonita y unas curvas de infarto que impusieron un ideal de belleza que hacía enloquecer a hombres y mujeres de todo el mundo, ni tampoco fue solo la víctima de una industria cinematográfica corrupta y llena de tiburones. La actriz, de alto CI, también fue activista, montó su propia productora, luchó contra los roles de género, señaló el acoso sexual que se producía en las distribuidoras y reflejó parte del vasto mundo interior que tenía, en una serie de poemas que nos muestran otra faceta más de una mujer que hoy no se hubiera topado con ningún techo. Se refugiaba en la lectura para escapar de los demonios que le provocaron sus traumas infantiles y la disociación que tenía entre su verdadera personalidad y el ícono que deslumbraba al mundo. Además de devorar libros, también escribía. Lee Strasberg, su maestro de interpretación y amigo íntimo, al fallecer MM, heredó varias de las posesiones de la actriz que, dos décadas más tarde, quedaron en manos de su esposa, Anne Strasberg, quien también era amiga de ella. En 2007, organizando su piso en Nueva York, Anne Strasberg realizó un hallazgo, escondidas en el fondo de un armario, encontró dos cajas que su marido había dejado ahí tiempo atrás. En su interior, halló una colección: los poemas y escritos de Marilyn Monroe. En aquellos textos estaba la verdadera esencia de Norma Jean, el lado más íntimo y personal de la gran desconocida estrella. Strasberg se planteó utilizarlo para hacer una película, pero pronto descartó la idea ya que no quería convertir un contenido tan personal en algo sensacionalista. La idea final fue publicar todo el contenido en un único libro, para que llegara la voz de MM sin pasar por ningún filtro que no fuera el genuino.

Tres años después, los manuscritos de Monroe llegaron a las librerías bajo el título Fragmentos: poemas, notas personales y cartas. Las hojas de ese libro póstumo nos dejan ver a una mujer reflexiva, insatisfecha con las apariencias superficiales y con anhelos de encontrar la verdad en el fondo de su corazón y en el de los demás. Los poemas, escritos a lápiz y repletos de correcciones y cambios, reflejan los temas que más le preocupaban: la muerte y la soledad, la inseguridad y el dolor de una infancia difícil, su inquietud y sed de intelecto y el contraste entre un mundo interior prácticamente escondido y un mundo exterior tan público.

A pesar de no haber terminado sus estudios de secundaria, algo que la acomplejó durante toda su vida, en sus escritos se notaba la admiración y el análisis que había hecho de las novelas, la poesía, la historia, la política, el teatro, el arte, las biografías, la teología, la filosofía o la psicología de autores clásicos como Dostoievski, Mark Twain, Tolstoi, Flaubert y Emily Dickinson... y de contemporáneos como Jack Kerouac, Hemingway o Dorothy Parker. Fuera de las cámaras, cuando Marilyn solo era Norma Jean, siempre se ocupó de nutrir lo que había debajo de un envoltorio, esas capas de inteligencia y de sensibilidad que se vieron invisibilizadas por los focos, los flashes y los diamantes.

El 5 de agosto de 1962 la encontró la muerte, provocada por una sobredosis de fármacos y catalogada como "posible suicidio", la investigación dejó mas dudas que certezas, entre el silencio que reclamaban los Kennedy por su affaire con JFK y por tener datos de la complicidad de Frank Sinatra con la mafia...

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