Shakespeare dijo: Dad palabras al dolor; el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo quiebra.

Cicatrices del alma, es como una sombra que cierne sobre ti, pesada y oscura. Llega a convertirse en un peso que no puedes sacudir, en una herida abierta que nunca termina de sanar. El dolor callado se enreda en tus pensamientos, envenenando cada recuerdo, cada sueño, cada paso. Esa carga que llevas contigo a todas partes, un peso que te arrastra hacia abajo, hacia lo profundo, pero si logras darle voz, si te atrevéis a enfrentarlo, el dolor pierde su poder sobre ti. Porque cuando eres capaz de expresar lo que sientes, de compartir tu sufrimiento con otros que acepten tu dolor, el dolor se vuelve más liviano, más llevadero, y poco a poco, con cada palabra dicha, cada lágrima derramada, el dolor se va desvaneciendo, hasta que un día, no duele más, ya no ahoga tu alma.
Recuerden, que el hablar sana, alivia, cose las heridas, pero igual de importante que hablar, es lo que hacemos con eso que nos duele. Pueden encerrarse en el dolor, abrazar el dolor, escucharlo y transformarlo en oro, pero todo depende, que eso que nos pasa, es lo qué haremos con los que nos pasa.

Gracias por elegirme, por llegar hasta acá, y que piensas respecto al tema.