Recuerdo a casi todos mis profesores. Hasta la ¨seño¨ del comedor. En la primaria recuerdo que nuestra profesora base (Matemáticas) era bastante irritable. Nunca nos llevamos bien del todo. En ese tiempo mi clase preferida era Educación Física, por lo que hice buenas migas con los dos profesores que impartían esta actividad. Con el tiempo me volví fan a la clase de Español, gracias a eso gané un premio best seller con la novela ¨Agua que no has de beber, métela en un pomo y véndela¨.
Sin embargo, recuerdo mejor a los que me enseñaron en la secundaria en adelante. Aquí hay que hacer un aparte. Cuando llegamos a la secundaria, muchos (incluyéndome) andábamos con la hormona alborotada, por lo que al inicio andábamos de babosos en algunas clases solo mirando a tal y mas cual profesora, que aunque sabíamos lo de la relación alumno – profesor, fuera del ámbito escolar eran personas como cualquiera y amistades muy allegadas. Y… en ese tiempo, adolescentes al fin, todo el mundo no sabía o se confundía en medir esa línea de respeto. En fin, hubo que espabilar. Al baboso le cortaron la baba con limón y al mirón le echaron zumo en el ojo. Pero sigo a lo que voy.
Recuerdo a la profesora de Física, una treintañera muy buenorra, pero que era un ácido de baterías. Era una tortura estar en su clase. Exigía demasiado.
La profesora de Química, por el mismo estilo, lo que más dulce y picara.
El profesor de Geografía que era un jodedor de primera, no había manera de aburrirte con sus clases.
La profesora de español que ponía verde a la mayoría (las faltas de ortografía campeaban por sus respetos).
Las 2 profesoras de Biología (una buena y una mala). Recuerdo que a la mala le decían La Mole (era obesa y de pocas pulgas).
La profesora de inglés, que tambien estaba muy bien… digo, la clase que impartía.
El profesor de matemática, más joven y que enseñaba la clase igual al profesor de Geografía. Eran las clases que más disfrutábamos.
Luego en el politécnico, nuestro profesor de mecánica, tenía tremenda rutina. Nuestro otro profesor (tambien de mecánica) un musculoso. Ahí se nos pegó la manía de hacer ejercicios. Furia masiva.
El de informática era cristiano, pero jo… robaba bastante tambien. Recuerdo que a cada rato la profesora de matemáticas (profesora guía) me iba a sacar del laboratorio de computación para ir a las clases en la que estaba ausente.
El profesor de física del politécnico igual. Muy tratable y bromista.
La de Educación Cívica que siempre se equivocaba con los nombres de todos.
Tambien llegó una profesora muy joven que solo impartió 1 mes y medio de clases de Montaje y Reparación. Más joven que algunos de nosotros y demasiado bonita. Enseguida se soltaron los babosos… y suerte que después cambio para otra escuela (una primaria creo), porque al paso que iba eso, iban a ver muchos suspensos que no atendían a la clase que ella daba.
En fin. La etapa escolar y los profesores es una historia para nunca acabar. Sería muy corta resumirla toda aquí.