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Lo que siente mi Diario (Capítulo 2)

Okarin

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Lucas 26 de marzo del 202X

Por lo general no bebo por lo cual no estoy muy acostumbrado a las jaquecas matutinas ni a las resacas, así que cuando me desperté hoy realmente estaba hecho una basura.
Recuerdo que cuando abrí los ojos un dolor intenso me comenzó a martillar la cabeza, tenía mareos y no recordaba mucho de la noche anterior, demasiadas cervezas, demasiada tristeza acumulada.
Me senté en el borde de la cama y estuve admirando un zapato como por diez minutos, tenía algo raro ese zapato, pero no podía distinguir bien que era, bueno, no le di más vueltas, me levanté y fui al baño a darme una ducha.
Mientras que el agua fría recorría mi cuerpo comencé a recordar cosas, Verónica, su boca, su vestido, su inesperada tranquilidad bajo mis manos, todo parecía lejano casi como un sueño, más sabía que era real pues casi podía saborear su sabor por encima del alcohol que aún estaba en mi boca, ¿qué sucedería ahora?, ¿comó podía afrontarla cuando la viera de nuevo?, esas y más preguntas comenzaron molestarme mientras me secaba, solo me quedaba esperar a tener suerte y no verla hasta que tuviera un plan más elaborado.
El baño de mi apartamento tiene en la pared un cristal de cuerpo entero, así que siempre que termino de bañarme me observo en el cristal aún empañado por el vapor, pero como hoy tomé una ducha fría podía distinguir claramente mi cuerpo reflejado sobre el cristal.
Nunca he tenido problemas como mi apariencia física, realmente no soy de las personas más hermosas, pero soy atractivo, o eso me ha dicho mi mamá jajaja, mido un 1.80 metros, soy de complexión más bien delgada, pero en mis días de gloria practiqué algunos deportes, por ende mantengo mi cuerpo entrenado, mi piel es algo extraña de describir pues es una combinación perfecta entre papá mulato y mamá blanca, algo así como un carmelita claro, mestiza dice mi DNI, mis ojos son realmente oscuros, cosa que no me gusta, hubiera preferido los ojos claros de mi mamá, pero la vida no es justa, espero que quizás uno de mis hijos tenga suerte.
Mis facciones son una combinación también, tengo la nariz bien formada y los labios carnosos, tengo el cabello crespo, de color oscuro y ahora lo tengo un poco largo pues con el trabajo no he tenido tiempo de ir a la peluquería, aunque hoy la señora Lucía me dijo que pasara por allá, pero eso sucedió más adelante.

Resulta que al salir del baño después de haberme lavado los dientes también, pensé que ya se había acabado mi resaca, así que volví a sentarme en la cama para esperar a que se fuera el mareo, observé el mismo zapato en el suelo, pero esta vez se veía claramente, esos zapatos no eran míos, más importante aún, esos zapatos eran tacones.

-Hola dormilón - unos brazos se dejaron caer al rededor de mi cuello y sentí el pecho de una mujer apretarse contra mi espalda- ya era hora de que te despertaras.

Rápidamente salté de la cama para ver quien era mi acompañante imprevisto, aunque tenía una idea de quién era la única que podía ser y allí estaba, ¿Jessica?.
Realmente no esperaba ver a Jessica allí, mi mente se puso en blanco y empecé a sudar frío, ella seguía mirándome sin decir una palabra, solo llevaba mi camisa larga y unas bragas mientras que la luz del sol que entraba por la ventana la bañaba con un resplandor que parecía una Diosa , si la situación hubiese sido otra me hubiera reído de lo cliché de su vestimenta.

-¡Lucas!- ese gritó me saco de mis pensamientos y terminó de aclararme la mente, la que estaba en la cama no era Jessica, quizás el alcohol, los mareos, la luz, el olor y el deseo de que fuera ella me jugaron una mala pasada

-Buenos días Vero, disculpa, aún estoy con la cabeza algo fuera de lugar.

-Te entiendo Lucas, después de lo de anoche es normal que te sientas así, jamás pensé que fueras tan, ¿comó decirlo?, bueno, tan hombre- dijo eso con una gota de ironía mientras se dejaba caer en la cama para empezar con su dramatización.

-Me tomaste en tus brazos y me lanzaste a la cama, luego como una fiera te lanzaste encima de mí, comenzaste a besarme y a susurrarme cosas sucias al oído, luego me diste vuelta y me aguantaste ambas manos y...

-¿No hicimos nada, verdad?

-No, no hicimos nada Lucas- comenzó a reírse a carcajadas y a burlarse de mí- simplemente estoy vestida así porque vomitaste todo mi vestido anoche, lo único que hiciste fue llorar por tú amada y quejarte de un tal príncipe o algo así.

-Mierda, hubiera preferido acostarme contigo que hablar de eso.

-En tus sueños Lucas, nunca podrías disfrutar de este manjar- al decir eso se puso de pie, desabrochó los botones de mi camisa y la lanzó al suelo.

-¿Ahora tú plan es seducirme desnudándote? Quizás funcione más si te quitas también la parte de abajo.

-¿Comó tú?- rápidamente me fijé que estaba completamente desnudo delante de ella.

-Mierda Vero tenderías que haberme avisado mucho antes- entré al baño para ponerme un bóxer.

-Na, estaba teniendo una buena vista, me voy yendo Lucas, gracias por la noche.

-Oye espera, tú ropa- iba alcanzarle el vestido cuándo me di cuenta de que estaba aún manchado.

-No te preocupes por eso, ya la lavarás, además mi casa queda cerca y no debe haber nadie en el edificio un sábado en la mañana, hasta luego.

-Menuda mañana, al menos ya no tengo que hacer ningún plan para hablar con ella.

Justo en ese momento alguien llamó a la puerta, estaba seguro de que había visto a Verónica semidesnuda por los pasillos pues no habían pasado tan siquiera 2 minutos desde que se había ido.

-¡Un momento por favor!

Rápidamente me puse unos pantalones y caminé hacia la puerta, al abrirla pude observar a una muchacha joven, más bien pequeña y totalmente pálida, en efecto, había visto a Verónica.

-Hoo..l..a señ..or- se le notaba el nerviosismo en la voz, no es algo normal toparte con una mujer con las tetas al aire a las 9 de la mañana por los pasillos de un edificio.

-Buenas, por lo visto viste a la loca del segundo, no te preocupes, a ella le gusta deambular desnuda por el edificio, es algo normal acá, como un patrimonio.

-A comprendo- al parecer creyó lo que le dije, incluso le trajo algo de tranquilidad, chica más extraña.

-Bueno ¿en que puedo ayudarte?

-Yo soy la sobrina de Lucía, la señora que vive en el primero.

-Aaa, claro la señora Lucía, la de la peluquería.

-Si, ella misma, bueno, ella me envío a que te diera esto, es un pedazo de kake de ayer- ahora es que me acuerdo de que la señora Lucía me había invitado a comer con su familia.

-Muchas gracias- hice una pequeña pausa para que me dijera su nombre.

-Mi nombre es Valeria, pero me puedes llamar Val, es un placer- normalmente uno no recuerda los primeros saludos con una persona, pero seguro estoy que las huellas de su sonrisa se tatuaran en mi alma para siempre.

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Verónica 25-26 de marzo del 202X

Toqué, volví a tocar, cada vez que tocaba más palpitaba mi corazón, ¿qué buscaba obtener allí? ¿Sexo, cariño, amor? Había pasado toda mi vida dándole esto a las personas, más sin recibir nada, tampoco le había dado mucha importancia, me habían enseñado que el amor no trae comida a la mesa.

Se escucharon algunos pasos dentro de la casa, comencé a tener escalofríos y me temblaban las manos, parecía una chica virgen antes su primera vez, sólo que esta vez era la chica la que salió a buscar al chico, en cuestión fue igual que mi primera vez.

Se escuchó sonar el pestillo de la puerta y cuándo se abrió esta, solo quedaron las ganas entre los dos, sin decir una palabra entramos a una sala totalmente oscura y deshabitada, nuestras respiraciones agitadas eran lo único que se sentía, el mundo estaba en silencio para escucharnos al amar, puse mi mano sobre su rostro y aún temblaba, él envolvió mi mano con la suya, la besó y luego simplemente me abrazó, todas mis defensas se cayeron y podría haberme enamorado de él en ese momento si mi corazón no estuviera tan dañado.

-No creo que esto esté bien Vero, no porque no quiera, no, no puedes imaginar las ganas que tengo de arrancarte el vestido y follarte en todos los rincones de la casa, más solo sería sexo, sexo muy bueno, pero sin sentido.

-¿No quieres porque no recordarías nada verdad?

-Exactamente jejeje, estoy tan borracho que posiblemente mañana no recuerde ni quien soy, además, creo que tengo ganas de vomi..- acto seguido Lucas corrió hacia el baño y yo le acompañé para ayudarle.

Pasamos como 20 minutos así, el vomitando y yo sosteniendo su cabeza, tenía cierta práctica pues mamá siempre llegaba borracha a casa y a mí me tocaba el papel de consolarla.

-¿Aún me quieres besar?- Lucas estiró los labios hacia mí.

-Quita asqueroso jajajaja, ahora no sirves ni para la señorita Jessica, imagínate para mí- instantáneamente su rostro cambió a un tono más triste- disculpa, realmente no quería recordártela ahora, soy una imbécil.

-Concuerdo en eso contigo- le di un golpecito en el hombro- eyyy, bueno, no te preocupes de peores cosas he salido, ahora sal que me voy a bañar.

-¿No quieres ayuda para eso?

-No, mi mamá me enseñó bien a hacer eso, pero se agradece tú oferta.

Luego de ser rechazada una vez más salí del baño, el cuarto de Lucas era realmente ordenado, el mío comparado era un chiquero, tenía de todo un poco, libros, pósters, recortes, una mujer desnuda detrás de la puerta, yo estoy mejor que ella, por supuesto.
Me senté en la cama, realmente cómoda, era una pena que no se utilizara, hoy.
Comencé a pensar además en todo lo que había sucedido en la noche, pues no había tenido tiempo en verdad.
Lo más extraño era lo extraordinariamente bien que estaba con la idea de engañar a mi novio, no sentía que lo estuviera traicionando, pues nunca sentí que fuera suya, ni tampoco que él fuera mío y por jodido que sea, segura estoy de que él piensa lo mismo, solo me ve como un trofeo y yo a él como a una cartera, es muy hermoso y todo, pero simplemente no soy del tipo que le gusta los princesitos.
Mientras que debatía todas estas cuestiones en mi mente, me di cuenta de que Lucas estaba en frente mío, aún mojado por la reciente ducha, tenía una mirada seria en su rostro, como la que tenía cuando me besó en el pasillo, rápidamente se me erizó la piel y mi corazón comenzó a agitarse.

-Quítate el vestido

-¿Cómo?- el nerviosismo se me notaba en la voz.

-Que te quites el vestido.

¿No que no quería sexo? Ahora estaba desbastada pues mi mente en verdad no se había preparado para eso, pero por instinto me puse de pie y le di la espalda, delicadamente desabrochó la cremallera de mi vestido y segundos después este estaba en el suelo.

Estaba solo con mis bragas, indefensa, esperando su próximo movimiento, él puso su mano en mi rostro y lo acarició.

-Eres increíblemente hermosa- me han dicho eso miles de veces pero en ese momento esa fue la primera vez que me importó que alguien lo dijera.

Estaba lista para besarlo y entregarme a él cuando de pronto estira su mano en la cual llevaba una camisa.

-Ten, ponte esto, tú vestido se manchó, no te preocupes, mañana yo lo limpio.

-Muchas gracias- que estúpida soy- bueno Lucas me voy yendo para casa.

-¿Quieres pasar la noche aquí?- allí estaba de nuevo mi Lucas, con su sonrisa tan desinteresada.

-¿Pero para que? No vamos a tener sexo.

-¿Nunca antes te has acostado con alguien solo para disfrutar su compañía?- Quedé en silencio y apenada bajé la cabeza.

-Hey, ven acá- me tomó por la cintura y puso algo de música en su teléfono, bailamos.

Bailamos como dos estúpidos mientras los problemas se convertían en escusas para sonreír, los minutos se entrelazaban con los sonidos y cada canción romántica era una agonía, pues nuestro pacto de no agresión casi estuvo a punto de romperse un par de veces, reconozco que fue efímero, pero jodidamente hermoso esos momentos de estupidez, entre un borracho y alguien que buscaba algo de cariño.

Recuerdo que entre nuestras danzas tropezamos y caímos en el suelo, reímos muchísimo e intentamos buscar a el culpable, sonaba de fondo "Halley's Comet" de una tal Billie, paramos de reír y nos miramos unos segundos, Billie seguía cantando.

-Solo quiero besarte ahora Vero.

-No tengas miedo- sus labios esta vez eran cariñosos, como si no quisieran romper los míos, acarició mi cabello.

-El pelo riso te queda más lindo- luego de eso se dejó caer a mi lado y nos quedamos mirando el techo un rato.

-Desde de que entré a tú cuarto me di cuenta de lo ordenado y limpio que era, casi no tiene ningún defecto, pero hay telarañas en el techo, mira esa grande allí- tomé su mano y lo ayudé a señalar.

-Vete a la mierda jajajaja, ¿Vero?- su tono se puso un poco más serio.

-¿Si?- yo seguía mirando las telarañas del techo.

-Si cuando despierte he olvidado algo de esta noche prometeme que me lo recordarás- sus ojos brillaban al decirlo.

-Lo prometo Lucas, lo prometo.

Cinco minutos después quedó dormido y empezó a balbucear algo sobre un príncipe estúpido o algo así, me dió lástima despertarlo así que con mis fuerzas lo subí como pude a la cama, me acosté a su lado y existimos en la misma cama, sin tocarnos y ese fue el mejor sexo que no he tenido en toda mi vida, pues realmente me sentí importante.

Cuando desperté aún él estaba dormido, ya había amanecido pero quería disfrutar esa sensación de despertar con alguien, me volví a dormir.
Al volver a despertarme Lucas estaba sentado en el borde de la cama, suavemente me levanté y pasé mis brazos por su cuello.

-Hola dormilón- de repente saltó fuera de la cama y se quedó mirándome como extrañado, "este idiota no recuerda nada", pensé.

-¡Lucas!- grité y esto fue lo único que lo sacó de sus pensamientos.

-Buenos días Vero, disculpa, aún estoy con la cabeza algo fuera de lugar.

-Te entiendo Lucas, después de lo de anoche es normal que te sientas así, jamás pensé que fueras tan, ¿comó decirlo?, bueno, tan hombre- lo dije con la menor ironía posible para ver si caía.

-¿No hicimos nada, verdad?

-No, no hicimos nada Lucas- comencé a reírme a carcajadas y a burlarme de él- simplemente estoy vestida así porque vomitaste todo mi vestido anoche, lo único que hiciste fue llorar por tú amada y quejarte de un tal príncipe o algo así.

-Mierda, hubiera preferido acostarme contigo que hablar de eso.

-En tus sueños Lucas, nunca podrías disfrutar de este manjar- al decir eso me puse de pie y me quité la camisa que me había dado Lucas.

-¿Ahora tú plan es seducirme desnudandote? Quizás funcione más si te quitas también la parte de abajo.

-¿Comó tú?

-Mierda Vero tenderías que haberme avisado mucho antes- entró corriendo al baño.

-Na, estaba teniendo una buena vista, me voy yendo Lucas, gracias por la noche.

-Oye espera, tú ropa.

-No te preocupes por eso, ya la lavarás, además mi casa queda cerca y no debe haber nadie en el edificio un sábado en la mañana, hasta luego.

Rápidamente salí de su casa, no tengo idea de porque pero estaba algo decepcionada de que no recordara casi nada, bueno, "aún queda nuestra promesa", pensé.

Antes de llegar a mi apartamento una chica que subía las escaleras se quedó mirándome totalmente asombrada.

-¿Nunca has visto unas tetas?

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Lucas 26 de marzo del 20X

Valeria se había marchado hacía un rato y yo estaba totalmente vestido ya, llevaba algo casual, unos pantalones, una camisa y unos tenis, revisé el frío para ver si había algo para desayunar, lo cerré, lo volví abrir y nada, aún no había nada, bueno, gracias a la señora Lucía tenía kake al menos, terminado mi mini cumple, fregué el pozuelo y salí de la casa.

Mientras le ponía llave a la puerta, entraba Mario a su casa, lo miré, él me miró y luego entró, mi ojo aún me duele bastardo, podré haber olvidado algunas cosas de ayer pero no ese puñetazo.
El plan de hoy era simple, luego de que bajara con sumo cuidado las escaleras infernales, iba a llevarle el pozuelo a la señora Lucía, tal vez escuchar algunos chismes y luego regresar a casa para ver algo en la laptop, simple, pero relajante.

Ya frente a casa de la señora Lucía iba a tocar el timbre.

-¡Lucas!- un gritó se escuchó desde las escaleras.

-Creo que nos hemos visto demasiado últimamente, Vero- a pesar de eso me alegró muchísimo verla.

-¿Comó eso de que se han visto demasiado?- estaba la señora Lucía ya con la puerta abierta, la vieja era silenciosa

-Nada que le importe Lucía- Vero tan amable como siempre.

-¿No crees que eres algo fresca con los mayores?- dijo Valeria que entraba justo en ese momento al edificio.

-Pero si es la niña que nunca ha visto unas tetas.

-Quizás no tan pequeñas como las tuyas- luego de que dijera eso me tuve que reír y Verónica me miró con una mirada asesina.

-¡Basta ya!, esto no es una conversación para tener en un pasillo, entra Valeria.

-Sí tía- cuando iba entrando me miró y me dijo- Hola Lucas.

-Hola Valeria- correspondí- mire señora, muchas gracias por el kake.

-De nada Lucas, deberías ir a las actividades que te inviten las personas, siempre estás del trabajo a la casa mijo y aún eres joven.

-Eso haré, muchas gracias por el consejo.

-Bueno cuidate mucho, llega hoy por la peluquería para resolver ese desórden, cuidate tú también Laura- acto seguido entró.

-Vieja chismosa, veo que te llevas muy bien ya con esa muchachita.

-¿Estás celosa?- le dije con aires de grandeza.

-Sigue soñando de ese lado que te vas a caer corazón- y se marchó moviendo el culo un poco más de lo habitual, que ya era mucho.

Un poco aturdido aún, subí a casa para hacer un poco de tiempo hasta que abrieran la peluquería, intenté encender el televisor y nada, no había luz, suspiré y pensé en que más podía hacer y recordé el libro que había empezado hace un tiempo y que ahora estaba con polvo sobre la vitrina, lo busqué, sacudí y comencé a leer.

"No tenía nada en el mundo, así que caminó, el pie derecho, luego el izquierdo, caminó, sólo caminar resultó aburrido así que intentó enamorarse y siguió su camino, pero ahora mucho más triste.
Y esta persona no era peor que tú, ni era mejor que yo, ni pese a su caminar continuo se había alejado mucho de lo que huía, estaba jodido, como tú que lees, como yo que escribo.
Llegó un día a un bar y pasó allí dos vidas seguidas, los hombres y mujeres tocaron su cuerpo, pero su alma, la que necesitaba ayuda, seguía pudriéndose poco a poco por la falta de ese "algo", ese "algo" que nos falta y que todos buscamos, pero algunos no pueden afrontar la vida sin ello y entonces no les queda más que caminar, para ver si un día tropiezan y lo encuentran, o tropiezan y se caen, pues caer aveces es lo mejor, porque puedes descansar y olvidarte de que te falta ese "algo", olvidarte de los hombres y mujeres, incluso del bar"

Luego de eso lo cerré y recordé el motivo por el cual lo había dejado de leer, siempre sales deprimido de las lecturas, aunque es un exelente libro tiene ese defecto.
Sin nada más que hacer salí de casa para ir a la peluquería para arreglarme el desorden que tenía en la cabeza.

Recuerdo que eran cerca de las doce ya, lo bueno es que esa peluquería tiene dos turnos por lo que siguen trabajando aún a a la hora de almuerzo.
Al entrar me recibió la señora Lucía y me acompañó hasta la silla.

Le pedí que me rebajara a los lados pero que arriba me dejara el cabello así, me había costado mucho tiempo esperar que creciera.
Justo en el momento en que empezó a trabajar, se escuchó que alguien abrió la puerta del salón, yo estaba de espaldas así que no podía ver quien era y no le di mucha importancia, seguro era una de las viejas del barrio que venía a cortarse el cabello o a chismear con Lucía.
La cosa es que a esa supuesta señora la atendió otra de las peluqueras, escuché como la sentaron en el asiento que quedaba detrás de mí, y empezaron a cortarle el pelo.
Pasados unos segundos Lucía terminó de cortarme el cabello de un lado, así que giró la silla para empezar con el otro, quedando de frente así a la "Señora".

-¡Jessica!- grité casi por instinto, realmente no me había preparado psicológicamente para eso.

-¿Lucas? Que hermosa sorpresa ¿Qué haces aquí? Bueno, es evidente que cortandote el cabello, lo siento jaja- se le notaba casi igual de sorprendida que a mí.

-¿Pero y eso que viniste a esta peluquería?- era asombroso que la señora Lucía no nos hubiera interrumpido por conversar mientras trabajaba, pero el amor al chisme era mayor.

-Bueno, Tomas me dijo que por aquí había una peluquería realmente buena, así que vine a probar.

-¿Tomas?, nunca hubiera imaginado que el prínci.., que alguien como él supiera de ests peluquería de barrio- me ha sorprendido.

-Yo tampoco me lo hubiera imaginado, pero parece que en el fondo es una persona humilde- no lo creo, simplemente te mandó para acá, pero él ni siquiera te acompañó- bueno, vamos a dejar la charla para después porque sino nos vamos a ir sin orejas de aquí.

Como era de esperar mi proceso duró mucho menos que el de ella así que me senté en el sillón de espera que quedaba cerca del mostrador y me puse a leer una revista.
Después de enterarme de los últimos peinados para señoritas, me percaté que Jessica ya había pagado en el mostrador y se dirigía hacia mí.

-¿Qué me dices si te invito a un almuerzo?- mientras que ella me preguntaba yo le abría la puerta.

-Con este serían dos almuerzos a los que me has invitado, ¿me quieres engordar y comerme?- ya estábamos en la calle.

-Serías un buen aperitivo, pero esa no es la idea, lo que sucede es que no pudimos disfrutar del último porque llegó Tomas y no paramos de hablar de trabajo.

-Cierto, bueno, te enseño donde hay un bar donde sirven buena comida.

Cuando llegamos al bar eran como las dos de la tarde ya, nos sentamos y pedimos nuestros almuerzos.

-Disculpa que te pregunte pero a pesar de que soy observador no logro descifrar lo que te hiciste en el pelo.

-Bueno, realmente no me hice nada Lucas, simplemente corté un pocos las puntas porque las tenía dañadas.

-Es un alivio, me encanta tú cabello, el rojo hace que tú rostro se note más vivo y tus ojos azules simplemente son una obra maestra- esto me salió con total naturalidad, solo me di cuenta de lo que había dicho cuando su cara se puso del mismo color que su cabello.

-Realmente dices cosas muy bonitas Lucas, tú novia debe ser una mujer muy feliz.

-Quizás lo fuera, si tuviera alguna novia- no estoy seguro pero creo que pude ver una pequeña sonrisa en su cara.

-Realmente no nos conocemos mucho, ¿Porqué no me cuentas un poco sobre ti Lucas?

-No hay mucho que contar, he vivido toda mi vida aquí en este barrio, mis padres se mudaron y me dejaron el apartamento, así que soy solo yo, me las arreglo como puedo.

-¿Entonces cuales son esos sueños que te impiden tomar el ascenso que te estoy ofreciendo desde hace tiempo?

-Es algo complicado de explicar, he querido ser deportista, músico, actor, escritor, he querido ser todo sin tener algo aún, pero en verdad mi mayor sueño es simplemente poder dormir sin tener que soñar que aún mis sueños no se han cumplido y que quizás, nunca se cumplirán, me jode la idea de que solo hay una vida la verdad- mierda la voy a deprimir con todos mis problemas.

Cuando levanto la cabeza observo a una Jessica con las lágrimas casi afuera.

-Mierda eso es jodidamente triste- nunca había escuchado a la Diosa del departamento hablar así, pero se sintió bien, parecía una simple humana en ese momento, se secó los ojos con su enguantada- ¿entonces cual es el plan?- sus ojos brillaban esperando mi respuesta.

-Sobrevivir, eso creo.

- Sobrevivir, ¿eh?- bajó la cabeza y empezó a jugar con el vaso de agua de la mesa- todos hacemos eso a nuestra forma Lucas, incluso yo, la Diosa del departamento- eso último lo dijo de forma irónica, no pude resistirme y tuve que reír.

-¿Sabías que te llamaban así?- le dije aún entre risas.

-Por supuesto que si, tampoco soy estúpida, pero me pega ese apodo, osea, mírame jajajajaja- mientras decía esto, la tranquila Jessica se paró de su asiento y dio una vuelta para mí.

-Es genial ver esta faceta tuya Jessica, nunca hubiera creído que eras así, osea, también te llaman la Reina del Hielo.

-Lo sé, es que aquí junto a ti siento que puedo huir de la "alta sociedad", desde que me convertí en jefa de departamento todos esperan perfección, no hagas esto, comportate bien, no digas esto, vistete así y has todo lo que yo diga, es una verdadera mierda.

-El cliché del rico, ¿no?

-Exactamente, pensé que eso de lo que la riqueza agobia era algo que decían para parecer un poco más humildes.

-Aún prefiero llorar en un yate jajajajaja.

-Pues sí jajaja- los dos reímos como unos idiotas y luego nos miramos, hubo un pequeño silencio, Jessica se inclinó un poco en su silla y me besó, alguien abrió la puerta del bar.

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Verónica 26 de marzo del 202X

Inmediatamente al llegar a mi casa me di un buen baño, recordé todo lo que había sucedido en la noche con Lucas y no paré de sonreír como una idiota, luego me cambié de ropa para ir al gym, sé que Lucas dijo que estaba gorda bravo aquella vez pero no está demás prevenir.
Al salir del baño sonó mi teléfono, era Tom.

-Buenos días Tom.

-¿Así es como saludas a tú novio?

-¿Dices al que me dejó fuera de mi edificio después de una cita de 1 hora? Sí, a ese si lo saludo así.

-Disculpame nena, ayer tuve muchos problemas en el trabajo, cosas que..

-Cosas que no entenderé ¿verdad?, tal vez deberías buscarte una novia más inteligente Tom.

-No digas eso nena, ¿qué tal si hoy vamos a esa discoteca nueva que inauguraron hace unos días? Dicen que es súper cara y genial- el muy desgraciado sabe lo mucho que me gusta lo bueno.

-Bueno tal vez lo piense, te llamo más tarde que ahora voy hacer ejercicio.

-Bes...- colgué el teléfono, después de sentirme querida anoche me valoro un poco más, basta de arrastrarse tanto por él.

Me preparé algo rápido para desayunar y bajé hasta la entrada del edificio, allí estaba Lucas frente a la puerta de la señora Lucía, pese a que nos hemos visto muchísimo en las últimas horas mi corazón no deja de palpitar.

-¡Lucas!- grité de la emoción sin darme cuenta.

-Creo que nos hemos visto demasiado últimamente, Vero

-¿Comó eso de que se han visto demasiado?- y allí estaba esa vieja chismosa.

-Nada que le importe Lucía.

-¿No crees que eres algo fresca con los mayores?- la señorita doncella entraba al edificio.

-Pero si es la niña que nunca ha visto unas tetas.

-Quizás no tan pequeñas como las tuyas- esa pequeña hija de puta y el estúpido de Lucas quiso reírse.

-¡Basta ya!, esto no es una conversación para tener en un pasillo, entra Valeria.

-Sí tía- cuando iba entrando miró a Lucas- Hola Lucas- ahora si la mato.

-Hola Valeria- Otro muerto más, Lucas y la señora Lucía hablaron un rato más pero menos no me podía importar.

-Bueno cuidate mucho, llega hoy por la peluquería para resolver ese desórden, cuidate tú también Laura- vieja de mierda.

-Vieja chismosa, veo que te llevas muy bien ya con esa muchachita- maldito imbécil.

-¿Estás celosa?- por supuesto, menuda tetas tiene esa niña.

-Sigue soñando de ese lado que te vas a caer corazón- luego me marché moviendo el trasero lo más que pude.

Después de correr un rato en el gym se me enfrió la cabeza y pude ya relajarme.

-Estúpido Lucas coqueteado con esa niña, le voy a demostrar lo que es bueno, está decidido, voy al bar a comprar unas cervezas y le voy hacer la mejor comida que haya probado, quizás si se porta bien pueda probar el postre también jajaja, quizás debe llamar a Tom para cancelar, bueno lo hago después del bar.

Emocionada me apresuré para llegar al bar, ya era algo tarde, por lo que pensé almorzar de paso, abro la puerta del bar...

-Hola Tom, ¿a las ocho me pasas a recoger? Ok, besos.

Fin del Capítulo 2 Las Telarañas del Tejado...
 
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