- 274
- 2,551
Hace unos años era popular el mote "la sociedad del conocimiento" para describir a la sociedad que supuestamente surgiría con el Internet y las tecnologías de la información (cuando digo esto me refiero a la época del 2014-2016 donde el internet se intensificó por el mundo)Hoy esta aseveración resulta casi ridícula. Y parece más apropiado, si no el "sociedad de la ignorancia" al menos sí el intermedio "sociedad de la opinión".
En la era de lo políticamente correcto, todos debemos ser "iguales", y al parecer esto incluye también igualdad intelectual. Todos tienen el derecho de opinar y más aún de ser oídos, aunque esto llene los canales de ruido y de información chatarra. Como dijo alguien de cuyo nombre no me acuerdo pero no se equivocaba cuando sugirió que en el futuro el problema sería no ya la censura y la represión, sino la IINUNDACION DE LO INANE (por cierto inane significa Vano o inútil solo para dejarlo claro para algunos porque no quiero dejar nadie fuera de contexto porque no sería políticamente correcto y para nada estoy siendo sarcástico) una sociedad ahogada en la distracción, en un mar de insignificancia....
Con el modo filosófico ON sería algo como que opinar siempre es arriesgar una conjetura más o menos plausible. En la antigüedad se oponía el conocimiento a la opinión, no tanto como términos simplemente antagónico (antagónico se denota o implica al antagonismos que a su vez es Incompatibilidad, oposición o rivalidad entre personas, opiniones o ideas, reitero que no estoy siendo sarcástico sino para no ser exclusivo con la gente que sabe mucho o lee), sino como fases de un mismo proceso que, partiendo de un estado precario. El que manifiesta una opinión no formula un conocimiento, se arriesga al error y se expone a la crítica y la oposición de una opinión contraria. Solo desbordando la opinión para desarrollar un conocimiento estricto podría superarse ese riesgo, lo que viene siendo dar tu opinión con argumentos sólidos o pruebas para respaldar lo que uno dice.
Hacer silencio aquí significa primero escuchar, poner atención, no distraerse, profundizar en el pensamiento. No opinar, abrirse al conocimiento en plan "Menos parloteo y más silencio para oír a los que saben".
Seguramente resultará enriquecedor remitirse a la distinción clásica entre opinión y conocimiento que hace Platón en La república, para los que no saben de lo que hablo y que no se sientan desplazados les meteré en el contexto que es más o menos de una sociedad o ciudad justa. Para Platón, aquellos que se deleitan solamente en las experiencias de los sentidos, en los colores, en las figuras y en todos los objetos que las artes producen (lo que hoy llamaríamos el consumismo y refleja la actualidad ya que somos seres de costumbres y nos impulsan las grandes empresas a comprar sus productos inútiles por comerciales y mensajes subliminales y gracias a ellos existen los monopolios y la sociedad se va al garte, es que nadie piensa en los niños? ejem perdón), no acceden realmente al conocimiento. Suyo es solamente el mundo del cambio, del devenir, de lo impermanente. El hombre que sabe es, en cambio, aquel que es capaz de observar tanto la cosa como aquello en lo que participa la cosa, entiendes por dónde va la cosa?. Es decir, aquel que contempla la forma, idea o arquetipo que se manifiesta en una imagen particular, pero que persiste en su unidad inmutable. Por ejemplo, aquel que no sólo contempla los cuerpos bellos, sino que contempla y estudia racionalmente la idea de la belleza en sí; aquel que contempla el ideal de la justicia o del bien, y se rige por esta idea trascendente y no de manera cambiante según la veleidad momentánea. El que sabe es aquel que contempla lo universal, lo que siempre es bueno, bello y verdadero y no es contingente a la circunstancia y los apetitos y deseos mutables. Y Platón hace otras tres importantes distinciones: el conocimiento es de aquello que es, mientras que lo propio de la opinión no es el ser como tal sino el devenir, lo que cambia y por lo tanto no tiene la misma cualidad ontológica, de la misma manera que no se puede confiar mucho en el humor de una turba; el conocimiento es de aquello que es uno, mientras que la opinión es de lo múltiple; el conocimiento es aquello que se busca en sí mismo, es lo propio del filósofo que ama el conocimiento en sí, en cambio la opinión es lo que tiene una relación utilitaria o instrumental con las cosas. De una manera más moderna, diríamos que el que conoce es el que sabe ver el patrón que subyace y no se deja llevar por el calor del momento y las manifestaciones superficiales de un fenómeno, pues tiene una educación que le permite ver la fuente u origen del cual surge lo particular. Una de las cualidades que Platón siempre enaltece es la memoria. La tiranía de la opinión es justamente la tiranía de lo nuevo, de lo que no está supeditado a una tradición o a una escuela de pensamiento, de lo que no se acuerda del origen y evolución de una idea.
EL PUNTO ES sobre todo relevante en nuestra época de las noticias falsas o de la posverdad: la noción de que la verdad existe, de que la realidad puede ser conocida y comunicada y no es meramente una convención. La sociedad de la opinión se predica, en gran medida, bajo la creencia de que la verdad es totalmente relativa y de que no existen valores que trasciendan un contexto o una época. La filosofía clásica nos diría que existen cosas como lo bello, lo bueno y lo verdadero -independientemente de si estas ideas existan más allá del mundo sensible- y que estas ideas o ideales son aplicables siempre de manera positiva, para el mejoramiento de una persona o alma. Igualmente, hay personas que por sus méritos filosóficos o científicos conocen lo verdadero, bello y bueno, y estas personas, si nos regimos racionalmente, deberían tener un papel de liderazgo y por ello mismo su conocimiento debería imponerse y privilegiarse a las opiniones de la masa.
Al considerar que la verdad es relativa, devaluamos el conocimiento y nos ponemos en manos de la tiranía de la opinión, arriesgándonos a naufragar como sociedad por defender el valor de la autoexpresión por sobre todos los demás. Curiosamente, este "valor" de autoexpresión es el mejor combustible para el capitalismo digital en el que que el nuevo combustible de la economía son justamente los datos que producen las personas en línea, opinando y consumiendo entretenimiento.
Y llegado a este punto con todo este conocimiento me dispongo a dar el origen del tema ya que necesitaba toda esta explicación para decir algo políticamente correcto sin necesidad de caer en ofensas o criticas poco constructivas... EL REGUETTÓN ES UNA KK Y BAD BONNY ES DIOS KK.
En la era de lo políticamente correcto, todos debemos ser "iguales", y al parecer esto incluye también igualdad intelectual. Todos tienen el derecho de opinar y más aún de ser oídos, aunque esto llene los canales de ruido y de información chatarra. Como dijo alguien de cuyo nombre no me acuerdo pero no se equivocaba cuando sugirió que en el futuro el problema sería no ya la censura y la represión, sino la IINUNDACION DE LO INANE (por cierto inane significa Vano o inútil solo para dejarlo claro para algunos porque no quiero dejar nadie fuera de contexto porque no sería políticamente correcto y para nada estoy siendo sarcástico) una sociedad ahogada en la distracción, en un mar de insignificancia....
Con el modo filosófico ON sería algo como que opinar siempre es arriesgar una conjetura más o menos plausible. En la antigüedad se oponía el conocimiento a la opinión, no tanto como términos simplemente antagónico (antagónico se denota o implica al antagonismos que a su vez es Incompatibilidad, oposición o rivalidad entre personas, opiniones o ideas, reitero que no estoy siendo sarcástico sino para no ser exclusivo con la gente que sabe mucho o lee), sino como fases de un mismo proceso que, partiendo de un estado precario. El que manifiesta una opinión no formula un conocimiento, se arriesga al error y se expone a la crítica y la oposición de una opinión contraria. Solo desbordando la opinión para desarrollar un conocimiento estricto podría superarse ese riesgo, lo que viene siendo dar tu opinión con argumentos sólidos o pruebas para respaldar lo que uno dice.
Hacer silencio aquí significa primero escuchar, poner atención, no distraerse, profundizar en el pensamiento. No opinar, abrirse al conocimiento en plan "Menos parloteo y más silencio para oír a los que saben".
Seguramente resultará enriquecedor remitirse a la distinción clásica entre opinión y conocimiento que hace Platón en La república, para los que no saben de lo que hablo y que no se sientan desplazados les meteré en el contexto que es más o menos de una sociedad o ciudad justa. Para Platón, aquellos que se deleitan solamente en las experiencias de los sentidos, en los colores, en las figuras y en todos los objetos que las artes producen (lo que hoy llamaríamos el consumismo y refleja la actualidad ya que somos seres de costumbres y nos impulsan las grandes empresas a comprar sus productos inútiles por comerciales y mensajes subliminales y gracias a ellos existen los monopolios y la sociedad se va al garte, es que nadie piensa en los niños? ejem perdón), no acceden realmente al conocimiento. Suyo es solamente el mundo del cambio, del devenir, de lo impermanente. El hombre que sabe es, en cambio, aquel que es capaz de observar tanto la cosa como aquello en lo que participa la cosa, entiendes por dónde va la cosa?. Es decir, aquel que contempla la forma, idea o arquetipo que se manifiesta en una imagen particular, pero que persiste en su unidad inmutable. Por ejemplo, aquel que no sólo contempla los cuerpos bellos, sino que contempla y estudia racionalmente la idea de la belleza en sí; aquel que contempla el ideal de la justicia o del bien, y se rige por esta idea trascendente y no de manera cambiante según la veleidad momentánea. El que sabe es aquel que contempla lo universal, lo que siempre es bueno, bello y verdadero y no es contingente a la circunstancia y los apetitos y deseos mutables. Y Platón hace otras tres importantes distinciones: el conocimiento es de aquello que es, mientras que lo propio de la opinión no es el ser como tal sino el devenir, lo que cambia y por lo tanto no tiene la misma cualidad ontológica, de la misma manera que no se puede confiar mucho en el humor de una turba; el conocimiento es de aquello que es uno, mientras que la opinión es de lo múltiple; el conocimiento es aquello que se busca en sí mismo, es lo propio del filósofo que ama el conocimiento en sí, en cambio la opinión es lo que tiene una relación utilitaria o instrumental con las cosas. De una manera más moderna, diríamos que el que conoce es el que sabe ver el patrón que subyace y no se deja llevar por el calor del momento y las manifestaciones superficiales de un fenómeno, pues tiene una educación que le permite ver la fuente u origen del cual surge lo particular. Una de las cualidades que Platón siempre enaltece es la memoria. La tiranía de la opinión es justamente la tiranía de lo nuevo, de lo que no está supeditado a una tradición o a una escuela de pensamiento, de lo que no se acuerda del origen y evolución de una idea.
EL PUNTO ES sobre todo relevante en nuestra época de las noticias falsas o de la posverdad: la noción de que la verdad existe, de que la realidad puede ser conocida y comunicada y no es meramente una convención. La sociedad de la opinión se predica, en gran medida, bajo la creencia de que la verdad es totalmente relativa y de que no existen valores que trasciendan un contexto o una época. La filosofía clásica nos diría que existen cosas como lo bello, lo bueno y lo verdadero -independientemente de si estas ideas existan más allá del mundo sensible- y que estas ideas o ideales son aplicables siempre de manera positiva, para el mejoramiento de una persona o alma. Igualmente, hay personas que por sus méritos filosóficos o científicos conocen lo verdadero, bello y bueno, y estas personas, si nos regimos racionalmente, deberían tener un papel de liderazgo y por ello mismo su conocimiento debería imponerse y privilegiarse a las opiniones de la masa.
Al considerar que la verdad es relativa, devaluamos el conocimiento y nos ponemos en manos de la tiranía de la opinión, arriesgándonos a naufragar como sociedad por defender el valor de la autoexpresión por sobre todos los demás. Curiosamente, este "valor" de autoexpresión es el mejor combustible para el capitalismo digital en el que que el nuevo combustible de la economía son justamente los datos que producen las personas en línea, opinando y consumiendo entretenimiento.
Y llegado a este punto con todo este conocimiento me dispongo a dar el origen del tema ya que necesitaba toda esta explicación para decir algo políticamente correcto sin necesidad de caer en ofensas o criticas poco constructivas... EL REGUETTÓN ES UNA KK Y BAD BONNY ES DIOS KK.