Hubo un tiempo en el que no podía salir de foros,grupos de Facebook y de WhatsApp,estaba literalmente enviciada pues yo misma me hice la idea de que era saludable y estaba bien,no dañaba a nadie, ni sufría daños. Ciertamente estaba muy equivocada.
No voy a decir que las redes sociales sean enteramente malas,ya que la misma te permite conocer a muchas personas que se encuentran tan distantes que personalmente jamás tendrías la oportunidad de ver. Pero si no ponemos frenos a la necesidad constante de estar en las redes pues entonces este hábito se vuelve nocivo,al punto de que muchas veces nos resulta más fácil mandar unas felicitaciones o postear algo en el perfil de un amigo por su cumpleaños que ir en persona a visitarlo,cómo muchas veces solíamos hacer.
Se pierde el roce,y con ello perdemos sensibilidad, empatía.
Es bueno conectarse un rato,una o dos horas para saber de esos amigos que viven lejos,aquellos incluso que no dan a basto con el trabajo,o también saber de las nuevas amistades que ya tenemos y no queremos que se sientan olvidados. Pero no hay que abusar,no es estar todas las mañanas,o todas las tardes o las noches conectados,"No hay nada que hacer", perfecto un día o dos,pero siempre hay algo que hacer. Leer un libro,escribir algo,ver una película,salir a un parque,hacer ejercicios. Realizar cosas que edifiquen tu persona y te ayuden a conectar con las personas y con el medio que te rodea de forma más directa.
Si no lo haces llegas a pensar que el mundo,que tu mundo es sólo las redes,cuando no lo es.