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Desgraciadamente, como todas estas historias, descubrimos la realidad que hay detrás de los Padrinos Mágicos, es mucho más cruda de lo que pensábamos.
Butch Hartman, su creador, se basó en la historia real de un niño que nació con esquizofrenia paranoide, imaginándose la existencia de los padrinos mágicos como una solución a la ausencia de sus padres.
En la escuela se burlaban de él porque hablaba solo, lo maltrataban, solo uno de los personajes que aparecen en la serie se atrevía a hablarle, era un niño pobre que en la serie se llamaba "Chester". Le preguntaba a Timmy por qué hablaba solo, pero Timmy siempre le respondía: "Es un secreto que solo yo debo saber".
Fue ingresado en un centro psiquiátrico, donde al encontrarse completamente solo, dejó que su imaginación crease su particular mundo de fantasía. Sin sus padres, los padrinos mágicos se convirtieron en su punto de apoyo. El profesor Denzel Croker sería realmente un psiquiatra, el cual le seguía la corriente para poder animar al muchacho.
A pesar de las pocas visitas que recibía, en su mente todos sus amigos se mantenían en los 11 años, incluso percibiendo cómo crecían, incluyéndolo a él.
Una historia con un final muy duro que solo nos demuestra que siempre hay una dura realidad detrás de la fantasía.
Butch Hartman, su creador, se basó en la historia real de un niño que nació con esquizofrenia paranoide, imaginándose la existencia de los padrinos mágicos como una solución a la ausencia de sus padres.
En la escuela se burlaban de él porque hablaba solo, lo maltrataban, solo uno de los personajes que aparecen en la serie se atrevía a hablarle, era un niño pobre que en la serie se llamaba "Chester". Le preguntaba a Timmy por qué hablaba solo, pero Timmy siempre le respondía: "Es un secreto que solo yo debo saber".
Fue ingresado en un centro psiquiátrico, donde al encontrarse completamente solo, dejó que su imaginación crease su particular mundo de fantasía. Sin sus padres, los padrinos mágicos se convirtieron en su punto de apoyo. El profesor Denzel Croker sería realmente un psiquiatra, el cual le seguía la corriente para poder animar al muchacho.
A pesar de las pocas visitas que recibía, en su mente todos sus amigos se mantenían en los 11 años, incluso percibiendo cómo crecían, incluyéndolo a él.
Una historia con un final muy duro que solo nos demuestra que siempre hay una dura realidad detrás de la fantasía.