Llegué antes de tiempo porque había olvidado que aquí estaba charlando con Ellos. Esperé a que se fueran todos del salón con la esperanza de terminar pronto el día, pero Lluvia salió. Pensé que sufriría taquicardias más por ansiedad que por visión. Quería ver que me viera, mas solo eché raíces. Lluvia pasó fugaz como quien marchase huidiso con un gesto de frialdad e indiferencia, pero sin saber que aquí echaba raíces. Ahora cómo querés que me mueva y responda a tu llamado amistoso. No sabía que Lluvia saldría junto con algunos de Ellos, los más apresurados; yo era todo sequía con un lugar al que llegar temprano sin idea de tener que recordar las tantas veces que recorrí por donde solo notaba barro y humedad. Si hubiera recordado todo antes, no sería ahora árbol. Pero ya me marchito otra vez. Si vuelvo me quedaré lejos y conversaré más pronto -sea contigo u otra persona-, haré como quien no tiene qué sentir para no humedecerme.
Recordé esto por alguna razón. Coincidir con alguien demasiadas veces en distintos lugares como quienes no saben de tal complicidad que nadie planifica abruma, humedece y enraiza. ¿No has sentido que tu vida desemboca justo donde otra? Una obligación a perseguir. No sé qué más esclarecer. Solo así sucede y necesitaba compartir como tal vez otros.