Cuéntame cuantos años tienes porque tus cuentos son como los mios jajaj anda Cuéntame que si no hoy no duermo de la curiosidad jajaja.
Se me caerian los dedos de tanto escribir si te cuento. Recuerdo cada etapa muy claramente: 8vo Güines, 9no Güira de Melena y en 1er año de Politécnico en Consolación del Sur. Esa fue la última vez que hubo etapa de escuela al campo. Había mucho gamberro en el politécnico y creo que provocaban más pérdidas que beneficios.?
En 8vo grado en Güines no era un albergue largo, era por cubículos de 4 personas (2 literas). Siempre dormía abajo, como no duermo bien me daba un poco de miedo despertar en el suelo. Eso sí, siempre aconsejaban llevar mosquitero porque esos bichos son furor por allá. Cómo dormía abajo era más sencillo colocarlo. Pero los de arriba tenían que volverse genios para armar su tienda. Siempre hubo alguno que se le cayó el mosquitero encima y a esa hora de la noche brincaba sobresaltado, enredado en tela y palos, como si lo hubiese raptado el hombre del saco.
El interruptor de la luz eran dos cables pelados y al pegarlos soltaban chispas. Por lo general, la gente era un poco loquilla y hasta se divertía con eso.
El desayuno en las mañanas era tu buen pan ahumado y tu jarro con "cerelac" (un brebaje cementoso energizante) que te alteraba de los nervios porque parecía leche, pero no lo era y quizás gofio pero tampoco. Algunos decían que era fertilizante de yegua pero nada de eso. El caso era que no había más nada para desayunar, a no ser tus provisiones que guardabas en la maleta de madera junto con tus efectos personales y vestuario.
Las mañanas eran frías y con neblina. Uno salía a pie, si era cerca, o en una carreta o camión si era lejos donde íbamos a trabajar. Recuerdo que el rocío se pegaba en tu ropa en las dos primeras etapas no fue problema, pero cuando fuimos a trabajar en el tabaco, se te pegaba esa humedad junto con la savia que soltaba el tabaco cuando debíamos quitar el famoso "centro gordo" y la "corona", además de desyerbar alrededor. Entrabamos húmedos y salíamos al mediodía encartonados después de coger sol y se uniera humedad con esa especie de baba de la planta del tabaco. La ropa de cartón.
Después del almuerzo regresábamos al surco y a la vuelta había una verdadera competencia de velocidad para llegar al baño, que por cierto no eran privados y eran frente a frente. Siempre algún bromista lanzaba un jabón le agarraba la pierna a alguien, cosa que ponía nervioso a casi todos.?. Las chicas se bañaban al otro lado y menos en 8vo y 9no no hubo líos de mirahuecos, salvó la ves que en Güira se tuvo que unir a los varones con las hembras en un mismo baño debido a una rotura, pero separados por una pared aunque sin techo. Vete a ver lo que hacían algunas chicas: Se encaramaban en la pared y dese ahí se lo ponían a observar como nos bañabamos y chiflaban y hacían muecas poco "ortodoxas"?. En esa época la líbido estaba a full. Pero, en Consolación del Sur los baños eran de madera (hasta las letrinas) y los cubículos en que se bañaban hembras y varones estaban divididos por tablas con huecos algo estratégicos y a veces los baños duraban una eternidad (?️) ya ti sabes. Un día agarraron a varios recabuchando y se armó tremenda gritería, pero al final, las chicas lo tomaban en modo de broma e incluso reconocían de quién era el ojo que miraba: Miren, es el gordito que duerme al lado de la puerta. El gordito salió colorado y nosotros muertos de la risa.
Recuerdo que una vez entró un ratón en el baño de las chicas y comenzaron a gritar y todos los que nos estábamos bañando salimos hacia afuera (algunos enjabonados) para ver cuándo las chicas salieran en paños menores huyendo. ¡Decepción! Ninguna salió, estaban mirando la manada de lobos lujuriosos que había fuera.
Habian algunos tipos duros y "jevosos" que se la pasaban conquistando cuánta chica se le cruzara. Eran tipos valientes y sin temor a nada, salvo las ranas que los hacían salir huyendo despavoridos. Y allá había muchas.
Uno noche el grupo mío que era uno de los más jodedores, le hizo una maldad a uno que se había quedado dormido con una pierna fuera del mosquitero. Le pusimos un fósforo entre los dedos y lo encendimos. Fue algo peligroso pero muy divertido ya que en ese tiempo uno no media las consecuencias. El caso fue que prendimos el fósforo como 2 veces porque se apagaba. Y el tipo roncando. Al final lo prendimos y vimos que llegando al dedo gordo comenzaba apagarse, pero creo que el dormido sintió el calor y guardó la pata dentro del mosquitero como un rayo. Nosotros escondidos lo sentíamos soplar el dedo gordo como un demente. Después se desquitó porque ya nos conocía.
Y eso es poquita cosa comparado con lo que pasó en todas las etapas.