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Historias para pasar la noche, reflexionar y asustarse ♪

Tenpenchii

Nivel 2
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El anciano.

Cuenta la leyenda que se podía ver a un anciano muy triste vagando por las calles de una pequeña ciudad en el norte de los Estados Unidos. Hacía mucho que el anciano andaba sin un rumbo, siempre con esa incertidumbre que por momentos tenemos, de no saber lo que vamos a hacer.

Cierta noche, el anciano caminaba por una calle oscura que finalizaba en una encrucijada. Sin rumbo, perdido en el medio de la negrura de la noche que lo rodeaba, comenzó a escuchar una voz, al inició distante e indistinguible, pero que pronto aumentó y daba la impresión de que se estaba acercando. En la penumbra, el anciano logró ver la forma de una mujer, que cantaba sus palabras, y asustadiza se aproximaba en dirección al anciano diciendo, “¿Cuál es tu tercer deseo?”

El viejo, bastante aturdido, hacia un esfuerzo por ver a la mujer. Continuó su camino, pensando que no se dirigía a él. Pero la mujer se volvió, bailando y tarareando las palabras en torno al anciano: “Ahora tu tercer deseo. ¿Cuál es?

El hombre, ya enojado, se detuvo. Trató de enfocar su mirada sobre la agitada mujer y preguntó:

- “Maldita sea, ¿Qué quieres mujer?

Ella nuevamente le dijo cantando:

-“Tu tercer deseo.

-“¿Tercer deseo?” – El viejo estaba confundido – “¿Cómo puedo tener un tercer deseo si no he tenido un primero ni un segundo?”

- “Ya has tenido tus dos deseos” – tarareo la mujer- “pero tu segundo deseo fue que yo volviera todo a como era antes de que pidieras tu primer deseo. Es por eso que no recuerdas nada; porque todo es como era antes de cualquier deseo.”

Ella continuó, apresurando al pobre hombre. “Entonces, tienes un deseo restante. ¿Qué vas a pedir?

- “Está bien” – exclamó el anciano – “Yo no creo en esto, pero no hay nada de malo en desear. Yo deseo saber quién soy.”

Que divertido,” – dijo la mujer mientras cumplía el deseo y desaparecía – . “ese fue tu primer deseo.”

Hoy en día se sabe que aquel anciano cambiaría todo lo que tiene por no saberlo.

:::::::::::si llega a 10 me confunde pongo otra cosilla para variar:::::::::::::::::::
 
De putísima madre el relato,
¿Es tuyo?
(Odio no saber con qué rellenar los 150 caracteres que pide el sitio y por eso pongo este mensaje para que lo acepten)
No papo ....es de un sitio que encontré junto a otros que ya había leído ......
(Yo también odio viendo esto me dice que hay que escribir tanto para dar una simple respuesta )
 
CHICOS otros cuentos ...super cortos...asi que les dejo 3 aqui debajo.....(a ver dejo tres porque necesito money para el relampago:eek:...ya despues como si gasto el foro en un solo mensaje)

«ELLOS»

por Sora Sans

«Encendió la lamparita que los ayudaba a dormir. Los arropó en sus camas y les dio el rutinario beso de buenas noches.Mientras entornaba la puerta y los miraba con una sonrisa de amor, la oyeron susurrar: Ya vienen.»

«TIMBRE A MEDIANOCHE»

por Álvaro Fernández Fernández

« Sonó el timbre a medianoche. Despertó de su sueño con el vello de punta. Abrió la puerta, pero no había nadie. Él ya estaba dentro.»

EL ALIENTO»

por Rafa García Meseguer

«El cálido aliento en su nuca la tranquilizaba hasta que recordó que dormía sola..»

(complementario porque es demasiado corto......pero esta genial...no creen?)

«NANAS»

por Ary Blue

«Adoro las nanas que me canta mi padre cada noche, antes de dormir. Su voz suena fenomenal gracias al eco en las paredes de madera. Mi madre, sin embargo, dice que no son horas de ir al cementerio.»

«LA ESQUINA»

por Carlos Moregó Gómez

«Apago la luz y lo noto en la esquina de mi habitación. Impasible. Enfermizo. Sus ojos clavados en mí y su boca entreabierta. No sé qué quiere, soy incapaz de hablarle. Me giro y rezo por que se marche. Nunca lo hace. Y cada día se acerca un paso más.»

«AMNESIA»

por Dani Martín

«Wiaun sethgre hausiolok. Solo con recordarlas me duele la cabeza, pero no consigo precisar para qué eran. Hace demasiado tiempo, y he mezclado recuerdos con pesadillas… Aunque, sí, eran ESAS palabras. Espero que no las hayas pronunciado bien, lector, y si lo has hecho, no mires hacia tu espalda.»
 
8.- «DESPERTAR DE UN SUEÑO Y VIVIR UNA PESADILLA»

por Melina Bavasso

«Estaba en un bosque desolado, era de noche y solo alumbraba mi pasar la luz de la luna. La única melodía que se escuchaba era la de mis pasos descalzos y la agitación de mi respiración luego de tanto andar. La desesperación penetraba en mi alma y hacía bombear mi corazón a la velocidad del viento que erizaba mi piel. Una mano que quemaba toco mi espalda y escuche un susurro tan lejano que no logré comprender. Sentí un dolor desgarrador y de pronto vi mi habitación. Desperté con una frase tatuada en mi piel: ‘No despertarás jamás’.»
 
«LLAMADO»

por R27

«Un 30 de octubre, poco antes de medianoche, una pequeña niña de 7 años, llamada Lesslie, jugaba alegremente con sus muñecas.
Se podía escuchar cómo alguien cocinaba en la planta baja. Lesslie tenía claro que era su madre, ya que, en esa casa, solo vivían ellas dos.

—¡Cariño, a comer!

La pequeña dejó sus muñecas.
Salió de su habitación y, estando a punto de bajar las escaleras, un brazo la rodeó, le cubrió su boca y susurraron a su oído…

—Sh…No bajes; yo también lo escuché…

La pequeña estaba confundida. Si su madre estaba saliendo de su respectiva habitación, ¿quién estaba en la cocina?…»
 
«LO QUE ACECHA»

por Kelamind

«Tenía casi cuarenta años pero seguía manteniendo intacta esa superstición infantil.
Sabía que era una chiquillada, pero si no lo hacía se sentía incapaz de dormir.
Todas las noches, antes de acostarse, se agachaba y miraba bajo la cama.
No buscaba un monstruo en concreto, su miedo era algo sin forma, un terror viscoso que acechaba en la oscuridad.
– Tienes que dejar de hacer esto-se dijo- Además, si algo quisiera esconderse no lo haría ahí debajo.
Al levantarse y darse la vuelta se le heló la sangre…
Efectivamente.
No había elegido la cama para esconderse.
El primer mordisco fue el que más dolió…»
 
«CRUDO»

por Renton

«La carne cruda siempre le había asqueado.
Lo primero que haría sería ir a por un buen filete al punto en el restaurante del final de la calle, el que veía cada día desde hacía dos años por una diminuta rendija en la ventana tapiada.
Lo segundo, volver al piso y vengarse.
Pero antes debía acabar de desprender a mordiscos su brazo de los grilletes.»
 
«LA BROMA FINAL»

por Ozymandias

«Eran las once y media cuando llamó al timbre. La broma, según le habían dicho los nuevos compañeros, había que prepararla antes de la media noche. De pronto la puerta se abrió. Del otro lado surgió un oscuro pasillo. Al fondo, una figura con traje talar le invitó a pasar haciéndole señales con su mano huesuda. Nada más traspasar el umbral, la puerta se cerró a su espalda. La figura comenzó a acercarse hasta que por fin pudo distinguir su verdadero rostro. Fue entonces cuando oyó unas voces a lo lejos, comprendiendo al instante que había llegado demasiado pronto»
 
«YA NO ESTÁS SOLA.»

por Esther_TP

«En aquella noche oscura, sus pensamientos y el tic tac del reloj componían las sinfonías más tristes jamás escuchadas.

Hacía frío, y la nariz se le congelaba fuera de las sábanas, así que se tapó hasta la cabeza y se sumergió en el océano de su deshecha cama, donde ya nada más que había sitio para ella.

De repente, un escalofrío recorrió su espina dorsal y puso a galopar su corazón a mil por hora: alguien o algo, estaba golpeando en su ventana de un sexto piso en la calle Fuencarral. Al parecer, las leyendas eran ciertas: no vivía sola.»
 
«MÍRAME»

por raqueluck

«Se conocieron en el tren, amor a primera vista.
Obsesión, sueño, pesadilla.

Supo que quería esa mirada por encima de todo.

Ella se dejó regalar los oídos,
se perdió en alcohol en aquella primera cita.

Después del vino, sangre.
Después de los besos, sangre.
Después del sexo, sangre.

Ella ya no ve,
ella ya no está.

Hay sangre.

Él tranquilo, sintiéndose observado cada día y sobretodo,
cada noche,
por esos ojos bañados en formol,
por esos ojos flotando dentro del cristal.

Sigue buscando miradas que conquistar,
sigue buscando miradas que arrancar.
Sigue buscando y sabe dónde estás.»
 
«AL OTRO LADO DE LA MUERTE»

por @penseitor

«No sé dónde estoy. Hace rato que camino sin rumbo. Mi única compañía es un ensordecedor silencio roto por el golpeteo incesante de mis latidos sobre mis sienes. Cada vez más intensos. Cada vez más desacompasados. Tengo miedo. Veo un charco. Siento sed y me acerco. Sobre su cristalina superficie veo mi reflejo. No me reconozco. Mientras intento beber, una palabra me hiela por dentro. Han dicho mi nombre y la hora. Mi agonía ha terminado. Ya pueden descolgarme de la soga con que han ejecutado mi sentencia de muerte. Oficialmente estoy muerto. Pero yo… pienso volver a por ellos.»
 

El visitante nocturno​


Leonor se mudaba de nuevo. A su madre le encantaba la restauración, así que su predilección por las casas antiguas empujaba a la familia a llevar una vida más bien nómada. Era la primera noche que dormían allí y, como siempre, su madre le había dejado una pequeña bombilla encendida para espantar todos sus miedos. Cada vez que se cambiaban de casa le costaba conciliar el sueño.

La primera noche apenas durmió. El crujir de las ventanas y del parqué la despertaba continuamente. Pasaron tres días más hasta que empezó a acostumbrarse a los ruidos y descansó del tirón. Una semana después, en una noche fría, un fuerte estruendo la sobresaltó. Había tormenta y la ventana se había abierto de par en par por el fuerte vendaval. Presionó el interruptor de la luz, pero no se encendió. El ruido volvió a sonar, esta vez, desde el otro extremo de la habitación. Se levantó corriendo y, con la palma de la mano extendida sobre la pared, empezó a caminar en busca de su madre. Estaba completamente a oscuras. A los dos pasos, su mano chocó contra algo. Lo palpó y se estremeció al momento: era un mechón de pelo. Atemorizada, un relámpago iluminó la estancia y vio a un niño de su misma estatura frente a ella. Arrancó a correr por el pasillo, gritando, hasta que se topó con su madre. “¿Tu también lo has visto?”, le preguntó.

Sin ni siquiera preparar el equipaje, salieron pitando de la casa. Volvieron al amanecer, tiritando y con las ropas mojadas. Se encontraron todo tal y como lo habían dejado... menos el espejo del habitación de la niña. Un mechón de pelo colgaba de una de las esquinas y la palabra “FUERA” estaba grabada en el vidrio.

La familia se mudó de manera definitiva para dejar atrás aquella pesadilla. Leonor había empezado a ir a un nuevo colegio y tenía nuevos amigos. Un día, la profesora de castellano les repartió unos periódicos antiguos para una actividad. La niña ahogó un grito cuando, en una de las portadas, vio al mismo niño una vez más, bajo un titular: “Aparece muerto un menor en extrañas circunstancias”.
 
Como les va la noche queridos seres inocentes con ganas de dormir. Hoy les traigo una historia que sin un anuncio dando muela no causa la misma expectación. Por qué será? Nadie lo sabe pero lo que sí sé es que la siguiente historia te va a causar tanto miedo que tal vez decidas no visitar ciertos lugares de noche y te cause tornadofobia. Sin más ni menos, vamos que más bien la cosa está regular, te dejé la siguiente historia y espero que tengas una buena siesta. Traída por mí para ti algo que no tiene ni sentido ni explicación pero que existe.


Mensaje (la historia es tan macabra que hasta tiene título inocente)

El clima se comporta aquella noche de manera inusual. Un aguacero amenazaba con grandes gotas de agua y fuertes ráfagas de viento. Me adentraba en el oscuro camino que sobresalía del marabú alrededor de la carretera. Sentía el sonido del fango frenando a las ruedas. Sabía que podía quedarse el carro atrapado en el barro pero necesitaba llegar lo antes posible a la casa de Carlos. La lluvia comenzaba a granizar. Él cristal delantero del coche se rompió ante el impacto de una gran piedra. Se partió en pequeños pedazos. Logré tapar un poco de mi rostro con las manos pero el ojo derecho no tuvo mucha suerte. No podía conducir en ese momento. Salí del auto y corrí mientras escuchaba el ruido del granizo rompiéndose al chocar con la tierra. Giré un momento la cabeza cuando escapaba de la tormenta y vi como el coche se convertía en una placa de metal llena de abolladuras. Sentía como yo era insitado a levitar junto al viento. Los arbustos de marabú comenzaron a golpear cada rincón de mi figura. Sangraba levemente entorno a las espinas que la naturaleza me iba clavando. Cuando vi el refugio para los ciclones supe que estaba cerca. Un rayo iluminó el hogar de mi amigo mostrándome la silueta de un hombre que avanzaba rápidamente hacia mi y detrás de él, quién ya no debería formar parte de la realidad. Quedé totalmente paralizado. Divisé un tornado acercándose cada vez más al lugar pero mis instintos no respondieron. Recordé el día en que Carlos entregó su alma al ente blanco que ahora le perseguía. No podía creer la existencia de ambos a pesar de verlos corriendo frente a mi. Ni siquiera cuando escuché la voz de Carlos en el teléfono diciéndome que estaba en su vieja morada. Una corriente de aire me arrojó adentro del refugio. Tierra, agua y plantas llenaban poco a poco el agujero produciendo una masa espesa que cerraba la salida. De esa pasta empezó a sobresalir el rostro de Carlos con los ojos vueltos blancos. Brotaba sangre sin cesar de cada orificio en su cabeza. Solo tuvo tiempo de decirme unas palabras antes de que el sonido de la muerte recorriera su garganta. Ese corto diálogo me ayudó a sobrevivir en la húmeda celda del ser níveo. Jamás las olvidaré: "Huir no es una opción"


Y Fin. Si ya sé que no es para tanto que esto está muy visto pero bueno sin la intro no le das tanta importancia a este texto decepcionante. Por eso sueña con tu arcoiris de ocho colores. GN
 
Golpes en el coche

Una familia, compuesta por dos pequeños y sus padres, viajaban por carretera hacia [....] cuando el coche se les averió. Los padres salieron a buscar ayuda y, para que los niños no se aburrieran, les dejaron con la radio encendida. Cayó la noche y los padres seguían sin volver cuando escucharon una inquietante noticia en la radio: un asesino muy peligroso se había escapado de un centro penitenciario cercano a [....] y pedían que se extremaran las precauciones.

Las horas pasaban y los padres de los niños no regresaban. De pronto, empezaron a escuchar golpes sobre sus cabezas. “Poc, poc, poc”. Los golpes, que parecían provenir de algo que golpeaba la parte de arriba del coche, eran cada vez más rápidos y más fuertes. “POC, POC, POC”. Los niños, aterrados, no pudieron resistir más: abrieron la puerta y huyeron a toda prisa.

Solo el mayor de los niños se atrevió a girar la cabeza para mirar qué provocaba los golpes. No debería haberlo hecho: sobre el coche había un hombre de gran tamaño, que golpeaba la parte superior del vehículo con algo que tenía en las manos: eran las cabezas de sus padres.
 
Estas cadenas

Estas cadenas que me atan al mundo terrenal me resultan imposibles de quebrar. Tras meses de intentarlo aún sigo sin poder siquiera provocar una pequeña hendidura, supongo que es mi castigo tras todo este tiempo de vagar por el mundo tomando la vida de los inocentes; nunca imaginé llegar a este pueblo y encontrarme con una horda de campesinos furiosos que me capturaran justo antes de cortar el cuello de aquella hermosa chica, mucho menos pasó por mi mente la idea de que una secta de brujos habitara el lugar, colocándome estas cadenas de un material misterioso, que impide a mi alma abandonar mi cuerpo ya descompuesto. Así me hallo, atado en esta celda hedionda, rodeado solo de mugre y oscuridad, con la única esperanza de que algún demonio aparezca en este lugar olvidado por dios para reclamar mi alma, y sacarme de este tormento para llevarme al siguiente.
 
Algo sencillo

La escena que se desarrolla a tu alrededor es tétrica a mas no poder, la neblina fría se junta en tu cuerpo, un frío espantoso somete tu cuerpo, tus ojos lloran de la humedad que hay en la habitación, la cual es lúgubre a la luz de las velas negras, con los tapices rojos tapando todas las ventanas, no puedes gritar, ni moverte, tu cuerpo entumecido no lo piensa permitir, hace ya unos segundos dejaste de pensar en aquello que veías, pues lo único que ves ahora no es mas que la insondable oscuridad propia de aquel que recién a quedado ciego, esto se ve aún más acentuado con tu sordera, sabes que lo estás aunque el entumecimiento de tu cuerpo no te deje sentir la sangre brotando de tus oídos, pero aún logras recordar con claridad esa carcajada proveniente de las entrañas de la tierra que te dejó en tal estado, ahora solo te queda suplicar a la divinidad que se apiade de los tontos que por curiosidad invocan a lo oculto para que la sentencia que será emitida no sea tan horrible como esperas.
 
El anciano.

Cuenta la leyenda que se podía ver a un anciano muy triste vagando por las calles de una pequeña ciudad en el norte de los Estados Unidos. Hacía mucho que el anciano andaba sin un rumbo, siempre con esa incertidumbre que por momentos tenemos, de no saber lo que vamos a hacer.

Cierta noche, el anciano caminaba por una calle oscura que finalizaba en una encrucijada. Sin rumbo, perdido en el medio de la negrura de la noche que lo rodeaba, comenzó a escuchar una voz, al inició distante e indistinguible, pero que pronto aumentó y daba la impresión de que se estaba acercando. En la penumbra, el anciano logró ver la forma de una mujer, que cantaba sus palabras, y asustadiza se aproximaba en dirección al anciano diciendo, “¿Cuál es tu tercer deseo?”

El viejo, bastante aturdido, hacia un esfuerzo por ver a la mujer. Continuó su camino, pensando que no se dirigía a él. Pero la mujer se volvió, bailando y tarareando las palabras en torno al anciano: “Ahora tu tercer deseo. ¿Cuál es?

El hombre, ya enojado, se detuvo. Trató de enfocar su mirada sobre la agitada mujer y preguntó:

- “Maldita sea, ¿Qué quieres mujer?

Ella nuevamente le dijo cantando:

-“Tu tercer deseo.

-“¿Tercer deseo?” – El viejo estaba confundido – “¿Cómo puedo tener un tercer deseo si no he tenido un primero ni un segundo?”

- “Ya has tenido tus dos deseos” – tarareo la mujer- “pero tu segundo deseo fue que yo volviera todo a como era antes de que pidieras tu primer deseo. Es por eso que no recuerdas nada; porque todo es como era antes de cualquier deseo.”

Ella continuó, apresurando al pobre hombre. “Entonces, tienes un deseo restante. ¿Qué vas a pedir?

- “Está bien” – exclamó el anciano – “Yo no creo en esto, pero no hay nada de malo en desear. Yo deseo saber quién soy.”

Que divertido,” – dijo la mujer mientras cumplía el deseo y desaparecía – . “ese fue tu primer deseo.”

Hoy en día se sabe que aquel anciano cambiaría todo lo que tiene por no saberlo.

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Está súper, yo escribo también pero acabo de entrar aquí y aún no conozco nada
 
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