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Historias entre lineas.

Ended

CHILDREN OF THE ELDER GOD
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El hombre que ronca.
Despertó en su cama, está sucediendo de nuevo. Otra noche en que esos ronquidos no lo dejarán dormir. Estiró la mano hacia el lado de su cama, buscando a alguien que no estaba, pues desde hace tiempo vivía solo. No hay nada como no poder dormir mientras alguien sí que puede, y esto es algo que él sabe muy bien, pero esta noche debe terminar, esta noche tiene que poder dormir. El hombre había guardado por mucho tiempo el silencio, había sido considerado hasta el punto de la abstinencia, sin embargo, esta noche no, mañana es un día importante, esta noche no. Decidido caminó hacia la puerta de salida, tomó su abrigo y quitó los seguros de la entrada con las manos aun frías. Abrió la puerta y por un segundo contempló las escaleras buscando alguna gota de arrepentimiento que le hiciera volver a la cama, pero no había, los ronquidos aún audibles se llevaban cualquier gota de este. Por lo que subió las escaleras, paso tras paso sobre escalones hasta llegar a la fuente de sus martirios cada noche. Al tocar la puerta esta se abrió, extrañado caminó hacia adentro, hacia una tenue luz que salía de una habitación, la habitación de su vecino, lo reconoció en la cama, sus ronquidos eran más fuertes ahora. Se acercó a su cama y mientras le movía por el brazo sutilmente decía su nombre, pero no reaccionaba, en lugar de eso los ronquidos eran más y más fuertes, llegado al punto comenzó a sentirse aturdido, trató con más fuerza, pero a su vez sus ronquidos empeoraban, tanto que comenzó a sangrar por los oídos y calló al piso inconsciente. Despertó en su cama, está sucediendo de nuevo.

Cual es el propósito de este tema: Entre usuarios crear historias que sean compartidas aquí, historias cortas, de su propia autoría. Quien quiera puede compartirlas y de seguro serán bien recibidas. Y quien sabe...
 
Soledad

La dejé amarrada en el portal con las cuerdas más gruesas que pude encontrar, la amarré con rabia, como si de esos nudos dependiera mi vida.
-ahí te quedas sola, soledad -le dije.
Y cerré la puerta sin mirar atrás, y respiré aliviada, con los ojos cerrados. Por fin en ese momento sentí paz, esa que desde hacía tiempo no encontraba por ninguna parte y caminé, por primera vez sin el temor de encontrarla en cada esquina, reí a carcajadas, bailé solo con la música del silencio y mi risa, canté alto y grité fuerte, mientras ella escondida en silencio me miraba.
 
Te has ido. No pensé que fueras tal cobarde. Pero ahora tu madre me dice que te ahorcaste en tu cuarto. Y aquí estoy yo, leyendo tu carta de disculpa, viendo como pones todo el peso de lo ocurrido sobre mis hombros. Me pregunto, ¿qué habré hecho, sino amarte con locura y querer siempre lo mejor para ti? Lo admito. Siempre fuiste un poco egoísta, pero nunca me importó. Así te quería. Así aún te quiero. Por eso, por tu amor, te seguiré al infierno si hace falta, por el mismo camino por el que tú llegaste. Porque como prometimos, estaremos juntos por la eternidad, y yo siempre cumplo mis promesas.
 
El hombre y el puente


El hombre caminaba encorvado hacia la salida del pueblo, su paso lento y lleno de desaliento conmovía a la madrugada como única compañera. Cansado subió hasta el borde del puente, miró a su alrededor y suspiró aliviado. Se agachó cuidadosamente, se dezcalzó y dispuso sus botas una al lado del otra. Buscó en los bolsillos de su pantalón hasta encontrar un pequeño sobre que colocó debajo de su alineado calzado. Se incorporó, y su mirada se perdió por un instante en el horizonte. Volvió a suspirar profundamente, cerró los ojos y caminó hasta que sus pies encontraron el vacío.
El alba sorprendió unos zapatos que acompañados solo por una despedida; comenzaban a sentir frio.
 
ELLA


La veo desde mi balcón, sentada sobre el piso de baldosas blancas, recostada a una vieja pared, con su pelo negro en trenzas, mirando hacia el horizonte.

-A quien espera? - me pregunto. Desde donde estoy puedo escuchar el sonido del llanto de su melancolía.

-Por qué lloras? - quisiera preguntarle, pero no puedo, tengo miedo de romper el silencio que nos separa.
 
Paredes vacías


Aquel pasillo parecía interminable, las paredes oscuras como una noche sin estrellas no ayudaban en nada al recorrido. Daniela caminaba con pasos de plomo, cargaba consigo la desesperanza. Quien había puesto esa carga en sus hombros?; solo ella sabía. Por más que su madre intentó no pudo sacarle una sola palabra. Solo pudo verla salir corriendo hacia la puerta como quien se quema por dentro y la desesperación se apodera de su alma. Ella corrió; corrió hasta que sus pies comenzaron a fallar, corrió hasta que el dolor fue más fuerte que los latidos de su corazón, corrió hasta donde debía llegar.

- ¿dónde estás?- le preguntó quizás a la noche sin recibir respuesta mientras sus pies arrastraban hasta el lugar donde fue feliz alguna vez.

Las paredes conservaban ese olor a vacío que dejó al marcharse un mal día. Y allí la esperaron todo el tiempo que demoró en regresar. Ellas habían advertido su proximidad.
 
La historia del Hombre Polvo

Hace mucho tiempo en una cueva vivía un hombre solo, dicho hombre no comía, no bebía líquido, no tenía necesidad de moverse tan siquiera pues todo lo que necesitaba estaba ahí, a su alcance, en su mano. Un día su cueva dejó de ser segura, una tragedia del mundo exterior lo puso por primera vez en mucho tiempo de frente a la sociedad. Aquel que fue su hogar por tanto tiempo se veía invadido por personas del exterior, seres que no había visto hacía más de 60 años ya. De pronto frente a el se encontraban 4 personas, el podía distinguir perfectamente sus siluetas, sus ojos aunque cansados por la edad ya estaban adaptados a la tenue luz que llegaba a ellos, estaba feliz, muy feliz, pues en tanto tiempo alguien lo había encontrado, por primera vez en tanto tiempo podía ver de nuevo otro rostro que no fuera el de un animal hambriento buscando una presa, pero para su sorpresa y desgracia los animales atacan por necesidad y huyen cuando tienen miedo, ¿el humano? el humano es algo muy diferente.
 
Olvido


Quiero escribirle al olvido, a ese que no llega, a ese que casi se escapa igual que el leve susurro de esa voz que ya no está.

Quiero escapar, de la verdad, de la rutina, de la vaga esperanza de un quizás.

Quiero reventar la locura, esa de querer, de este amor imposible, lavar el dolor que asecha mi soledad.

Quiero llorar, lágrimas dulces que llenen de miel el espacio donde no estás más.

Quiero saltar, al vacío, y con los ojos cerrados perderme en uno de esos agujeros negros que dan tranquilidad.

Quiero, ay como lo quiero, pero el olvido, ese olvido no llega y tú que no estás.
 
Oscuridad y Luz ..part 1
.... veo mi mano alejarse de la suya, cierro los ojos, siento como caigo al vacío, voces a lo lejos, susurros de llanto, gritos con lamentos, sigo cayendo, viene la oscuridad, rostros distorsionados, miedo abraza mi piel, frio congela la sangre, sigo cayendo sin un sin fin y en mi mente suplico con gritos y llanto silencioso, salvame salvame!! ...
Oscuridad y Luz ... part 2
.. cuando siento el peso de mi cuerpo mas ligero poco a poco voy sintiendo calidez, un bella melodía a lo lejos calma mi ser, veo caras alegres, aroma familiar, veo alas de plata, EL me viene a salvar, El me trae la luz, bello destellar de su ser me toma en sus brazos y me lleva al paraíso de lo infinito, me prometió la vida, su calidez, su amor, su luz.
 
NO TE MARCHES

Cual arroyo abriendo montañas, surcan mis mejillas frías lagrimas. Su pálida mano seca mi rostro.
- No llores.
- No lloro. Ya soy grande y padre dice que los hombres grandes no lloran. Pero no quiero que te marches con ella.
La delgada figura muy quieta nos observa jugando con su negro vestido.
- No me marcho. Estoy en ti. Yo soy tú y tú eres yo.
- No quiero perderte.
- Y no lo haras. Cuando llegue el momento nos abrazaremos nuevamente.
Sus tristes ojos me iluminan. Luz. Despierto, temor, tristeza, estoy llorando. Le llamo, no contesta. Un año casi ya. Falta menos para volver a abrazarnos. Falta menos espera un poco más.
 
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