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Nivel 2
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Cuando hablamos de las guerras de independencia de Cuba lo hacemos con ese término. Pero, ¿no podrían considerarse esas guerras como guerras civiles? Si estudiamos más a fondo esas guerras no daremos cuenta de que no se dividían entre nacidos en Cuba y nacidos en la España peninsular sino entre partidarios de la independencia de Cuba y partidarios de una Cuba española, y en ambos bandos los había nacidos tanto en un lado como en el otro del Atlántico.
Fernando J. Padilla apunta en su tesis «Volunteers of the Spanish Empire (1855-1898)» que una quinta parte de los voluntarios criollos desertaron y pasaron a las filas insurrectas, con su armamento, ante el inminente derrumbe del imperior español. «Una actitud de mera supervivencia», subraya este doctor en Historia por la Universidad de Bristol, cuya investigación es la única hasta la fecha que cubre todo el periodo histórico de esta milicia.
Cuando se firmó la rendición, el 13 de agosto de 1898, se calcula que este cuerpo estaba formado por 60.000 hombres. Otras fuentes dicen que llegaron a los 80.000. De estos, habrían muerto durante el conflicto cerca de 2.000, de los cuales el 40% eran naturales de Cuba según las listas de fallecidos consultados por este historiador y publicadas por el Ministerio de la Guerra.
Si extrapolamos, como apunta Padilla, este porcentaje al total de integrantes de esta milicia, resultaría que unos 32.000 cubanos llevaron el uniforme de los voluntarios y combatieron a favor de seguir manteniendo los lazos con el Gobierno de Madrid. Si a este número sumamos los bomberos «negros», los criollos que se alistaron al Ejército y los más de 30.000 guerrilleros originarios de la isla que lucharon contra los separatistas, se puede concluir con seguridad que, como defiende Tone, entre 1895 y 1898 hubo más cubanos luchando por España que por la independencia.
Recordemos que los separatistas nunca superaron los 40.000 combatientes, aunque el historiador americano Donald H. Dyal los rebaja hasta los 30.000 en «Historical Dictionary of the Spanish American War» (1996). De ahí que solo empezaran a vislumbrar la posibilidad real de ganar la guerra cuando recibieron el apoyo de Estados Unidos a principios de 1898, tras la falsa acusación del hundimiento del famoso acorazado Maine.
Por lo tanto, ¿podemos hablar de guerras de independencia o mas bien de guerras civiles?
Fernando J. Padilla apunta en su tesis «Volunteers of the Spanish Empire (1855-1898)» que una quinta parte de los voluntarios criollos desertaron y pasaron a las filas insurrectas, con su armamento, ante el inminente derrumbe del imperior español. «Una actitud de mera supervivencia», subraya este doctor en Historia por la Universidad de Bristol, cuya investigación es la única hasta la fecha que cubre todo el periodo histórico de esta milicia.
Cuando se firmó la rendición, el 13 de agosto de 1898, se calcula que este cuerpo estaba formado por 60.000 hombres. Otras fuentes dicen que llegaron a los 80.000. De estos, habrían muerto durante el conflicto cerca de 2.000, de los cuales el 40% eran naturales de Cuba según las listas de fallecidos consultados por este historiador y publicadas por el Ministerio de la Guerra.
Si extrapolamos, como apunta Padilla, este porcentaje al total de integrantes de esta milicia, resultaría que unos 32.000 cubanos llevaron el uniforme de los voluntarios y combatieron a favor de seguir manteniendo los lazos con el Gobierno de Madrid. Si a este número sumamos los bomberos «negros», los criollos que se alistaron al Ejército y los más de 30.000 guerrilleros originarios de la isla que lucharon contra los separatistas, se puede concluir con seguridad que, como defiende Tone, entre 1895 y 1898 hubo más cubanos luchando por España que por la independencia.
Recordemos que los separatistas nunca superaron los 40.000 combatientes, aunque el historiador americano Donald H. Dyal los rebaja hasta los 30.000 en «Historical Dictionary of the Spanish American War» (1996). De ahí que solo empezaran a vislumbrar la posibilidad real de ganar la guerra cuando recibieron el apoyo de Estados Unidos a principios de 1898, tras la falsa acusación del hundimiento del famoso acorazado Maine.
Por lo tanto, ¿podemos hablar de guerras de independencia o mas bien de guerras civiles?