El Matatan
Nivel 4
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Más allá de garantizar la selección natural, la evolución humana es un fenómeno cultural complejo, y el sexo, como medio por excelencia de comunicación y acercamiento, ha devenido fuente de placeres no asociados a la reproducción y escalón para el auto conocimiento a través del amor.
Mientras el sexo físico es una condición de la materia viva, cualquiera sea su nivel de organización, la esencia humana fluye en un mundo espiritual regido por las leyes de las emociones y el intelecto, en el que las almas se reconocen por su empatía, no por el roce corporal, y pueden llegar a comprometerse o repudiarse mutuamente, tal como demuestra el auge de las redes virtuales de socialización.
Tener sexo por el sexo en sí mismo es como desarrollar una abstracta ecuación matemática de la que apenas conocemos los factores y el resultado, sin comprender para qué nos sirve. Todas nuestras actividades debieran ser realizadas con medida y sin compulsión, porque el vicio y la dependencia nos degradan a la condición de sometimiento y reducen las posibilidades de ser felices cotidianamente.
El amor es el único sentimiento que, en secreto o a gritos, nos lleva a convertirnos en seres nobles, superiores, pero su forja no se apoya sobre el fuego del erotismo, sino sobre la permanencia de la ternura. En cambio, el sexo vacío es la tumba del amor, asesinado por la vanidad.
Mientras el sexo físico es una condición de la materia viva, cualquiera sea su nivel de organización, la esencia humana fluye en un mundo espiritual regido por las leyes de las emociones y el intelecto, en el que las almas se reconocen por su empatía, no por el roce corporal, y pueden llegar a comprometerse o repudiarse mutuamente, tal como demuestra el auge de las redes virtuales de socialización.
Tener sexo por el sexo en sí mismo es como desarrollar una abstracta ecuación matemática de la que apenas conocemos los factores y el resultado, sin comprender para qué nos sirve. Todas nuestras actividades debieran ser realizadas con medida y sin compulsión, porque el vicio y la dependencia nos degradan a la condición de sometimiento y reducen las posibilidades de ser felices cotidianamente.
El amor es el único sentimiento que, en secreto o a gritos, nos lleva a convertirnos en seres nobles, superiores, pero su forja no se apoya sobre el fuego del erotismo, sino sobre la permanencia de la ternura. En cambio, el sexo vacío es la tumba del amor, asesinado por la vanidad.