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Para empezar, debo aclarar que no soy una Ciberclaria, soy un cubano libre que quiere lo mejor para mi país, pero que también es realista. Así que si pensabas que el triunfo Alexander Otaola en la política iba a ser un desfile de carrozas y fuegos artificiales, déjame decirte que la cosa se ha parecido más a un velorio que a una fiesta. ¡Sí, señores! En la finca del Señor Ota Ola no hay música de salsa, ¡hay música de luto!
Primero que nada, hay que entender que la política no es un show de Youtube donde se suben los mejores ángulos y se hacen filtros para que todos se vean mejor. La política es un juego más complicado que intentar hacer una croqueta sin que se deshaga; y Otaola, querido amigo, parece que se olvidó de que no se trata solo de tener seguidores, sino de tener un plan. Y vaya que el plan se fue al traste. ¡El beta no alcanzó ni siquiera el segundo lugar!
Y como si eso fuera poco, su gran estrategia para ganarse el corazón de los cubanos fue un poco como intentar venderle hielo a un esquimal. Creo que sus 100,000 seguidores creyeron que podían hacer un “like” y eso contaba como un voto. ¡Lamento informarte que la candela es en Miami, no en tu teléfono, querido Ota! Así que si pensabas que tus videos de cocina y tus críticas al régimen eran suficientes, quizás deberías reinvertir en marketing político, porque lo que se viene por parte de tus enemigos son bombas y cohetes trasatlánticos. ¡Agárrate que vienen curvas!
Pero no te preocupes, Otaola, que al menos en el velorio hay opciones de entretenimiento: una buena charanga y hasta es posible que algunos de tus seguidores se atrevan a hacer karaoke con tus mejores "hits". ¡Eso sí! Solo es cuestión de tener cuidado, no vaya a ser que se animen tanto y terminen haciendo una marcha al ritmo de "Ota Ola, Ota Ola, por favor no te vayas"!
Y para los que aún piensan que este es un cuento de hadas, les recuerdo que el único que tiene futuro en esta historia es el que vende flores en las funerarias. Porque al final, querido amigo, este “regreso” a la política acabó siendo un adiós y no un hi5. Así que te aviso desde ya: el velorio se extenderá hasta que alguien tenga la brillante idea de poner un meme sobre tu aventura política, porque, seamos realistas, ¡terminé contigo!
Así que aplausos para nuestro amigo Ota Ola, quien ha logrado demostrar que a veces, en lugar de alcanzar las estrellas, es mejor no salir de casa. ¡Hasta la próxima, y a ver si la próxima vez tomas un curso de Política 101!
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