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El trompeta.

Gigangel

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-Oye. Me hace falta verte mañana en esa dirección.

Así le había dicho el Hombre a "El Quieto". Este agarró el papelito, hizo una mueca de desagrado y se fué. Al día siguiente "El Quieto" caminaba hacia el lugar de la cita. Se detuvo un poco perdido entre tantos caserones, sacó el papel, lo leyó y miró que frente a él había un auto LADA con el capó levantado y un moreno que trabajaba en él.
-Mire... - le empezó a decir "El Quieto" para ubicarse en dónde era la casa.
-Entre que lo están esperando. - le dijo casi sin mirarlo el moreno.

El Quieto se quedó estupefacto, mirando al moreno que continuaba trabajando en el auto dándole la espalda y sin mirar. Al final se dirigió a la entrada del casón enorme, mirando también el inmenso jardín que rodeaba la casa. Tocó y le abrió enseguida el Hombre.

- ¿Que hay? Pasa, pasa. ¿Y como sigue el asma?
-Bien. Sin lío.

El Quieto se quedó parado en la puerta en actitud de desconfianza y mirando fijo al Hombre. Finalmente dijo medio guapetón:

-Bueno, ¿Que bolá? Porque yo no he visto otra vez a esa gente.
-Yo lo sé. -Le replicó calmado. - Pero siéntate. Esto puede ser una conversación larga.

Finalmente se sentaron ambos en elegantes butacas artesanales. El Hombre miraba con interés a El Quieto. Este aún seguía impresionado por el tamaño de la casa y miraba a todos lados asombrado. Finalmente se relajó y le dijo medio asombrado y altanero:
-Tremendo "gao".

Esto provocó una sonrisa en el Hombre y se animó a romper el hielo:
-En estos días estuve por el barrio averiguando algunas cosas de ti.
-Si, ya lo sé. Y le voy a ser sincero eso me tiene bastante cabrón.
-Es que quería conocerte. - La voz del Hombre sonaba tranquila pero firme.
-Me hubieses preguntado a mí. -El Quieto seguía hablando su jerga callejera. - Además cuando dos hombres quieren hablar tienen que mirarse cara a cara.
-A veces hay que comprobar.
-¿Comprobar que cosa?
-Que tu eres la gente que andamos buscando.

Al decir esto se le quedó mirando fijo y El Quieto hizo una mueca como de no haber entendido. Pero antes de mediar palabra, el Hombre le dijo:
-¿Quieres un poco de café?
-El problema es que cuando me tome el café después tengo que fumar y yo tengo problemas con la "entrada de aire".
-¿Un ron entonces?
-Bueno. - lo dijo con una sonrisa.

El hombre se retira hacía la cocina. Ya solo en la sala El Quieto se acerca a una planta que estaba a su lado en una maceta, toca las hojas, las aprieta y descubre que son de plástico. Exclama:
-¡Ñó! Que clase "mecánica" esta.

Ya con un poco de más confianza se dirige a la cocina donde el Hombre preparaba los tragos. Este lo miró entrar pero siguió en lo suyo, echó unos cubos de hielo en su vaso y cuando se disponía a echarlos también en el vaso de El Quieto, este le dijo:
-Al mío no le eches hielo.
-Ok.

La situación lo tenía algo desconcertado y en ascuas así que le dijo al Hombre:
-Mire....
-Omar.
-Por qué usted no me acaba de hablar claro de una vez.

Todo se resumía a qué Omar quería reclutarlo como agente de la policía. Por supuesto, la reacción de El Quieto como tipo duro y callejero no se hizo esperar. No obstante Omar le dijo:
-Yo se que lo que te estoy proponiendo no es fácil.
-¿Qué? Tu no sabes lo que tú me estás proponiendo. ¿Oye pero aquí no se puede vivir en paz sin ser un delincuente? ¡No lo soy!
-Pero si tú lo has hecho y no ha pasado nada.
-Si pero ahora tu lo que estás diciendo es que me "embarre". Eso es lo que tú dices.
-No es de verdad.
-No es de verdad pero nadie lo va a saber. Y después que van a decir: "Al final la vaca se comió la yagua". La misma historia. ¡Delincuente yo!
-No. Estar entre ellos. Hay una diferencia.

Al decir esto El Quieto se le quedó mirando fijamente, como recapacitando en su cerebro lo que realmente quería Omar. Se sentó y con la mano le hizo una seña para que se acercara y le dijo bajito:
-Lo que tú me estás proponiendo es... -Pero no encontraba la palabra más decente para decirle así que utilizó su mano frente a su cara moviendo los dedos como si estuviera tocando una trompeta imaginaria. Omar también se le acercó y mirándolo son seriedad le dijo también en voz baja:
-Eso depende de la "orquesta en que tú quieras tocar".

. Continuará.
 
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