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Hola foreros.
Primero que todo agradecer al Monstruo del Spaghetti Volador por mi talento y por hacer esto posible
Hace poco fui contactada por el equipo de la revista digital Anacronías para comunicar que mi cuento había sido seleccionado para su publicación en la próxima edición de la revista, esta sería mi 2da publicación internacional ?. Pueden encontrar la lista de los seleccionados aquí ?
https://www.facebook.com/1000757686...2mr6amchnF7Z2nLgFywEAYEaQdSJe1E2ubdl/?app=fbl
Sin más, los dejo con el cuento, es una versión más corta del texto original para que se adaptara a la extensión requerida por el concurso:
●●●●●
El sabor de la inocencia
Desde hace varias horas se escucha un extraño crujido en la cueva en medio del bosque. Si un viajero desprevenido buscara refugio del clima frío y entrara justo en ese momento, encontraría una figura aparentemente humana sentada en el suelo usando un cráneo de alce para cubrir su rostro y cabeza.Esquelético y deformado, con la piel pegada a los huesos, como si estuviera muerto. Ah, pero este no es el caso. Morir no sería suficiente castigo después de lo que ha hecho.
La cueva huele a polvo y tierra húmeda. Él huele a animales muertos y arrepentimiento.
Se sienta sobre un montón de fragmentos de hueso, estira el brazo y toma un cráneo humano con susgarras negras. Se queda mirando las cuencas vacías donde antes hubo ojos, la lengua larga y oscura se abre camino con parsimonia a través de sus dientes y se queda serpenteando en el aire como si fuese independiente del resto de su cuerpo.El sabor era familiar, como los primeros, porque los que más amas siempre saben mejor. Permanece allí, saboreando mientras respira con la vista perdida en el techo.
Tiene hambre.
Siempre tiene mucha hambre.
Es un animal carnívoro del bosque.
No le gusta destruir los cráneos, los mantiene cerca porque son la única compañía que tiene.A veces le hablan, le cuentan historias de sus vidas o de lo que hacían antes de entrar a la cueva pensando que allí pasarían mejor la noche, o antes de que los trajeran al círculo de piedras en contra de su voluntad. Aparta con la mano algunos guijarros de una repisa en la roca y lo coloca ahí, esperanzado de que a su amigo le llegue a gustar el lugar que eligió para él. Los ojos huecos lo miran con tristeza, así que lo gira para que esté de cara a la pared, aunque sienta que es grosero tratarlo de esa manera.
Desearía no habérselos comido; pero el hambre, el hambre siempre fue más fuerte que él.
Estaba muy hambriento.
Es el espíritu inquieto que devora a la humanidad.
De repente, el bosque se siente ansioso, los árboles retroceden y los animales se esconden. Ellos están cerca. Irán al mismo lugar, dejarán su comida allí y regresarán en completo silencio tan rápido como llegaron. Es una ofrenda que hacen por miedo más que por respeto, pero eso se puede entender.
Se mueve a través de los arbustos en frenesí mientras todo a su alrededor no es más que un borrón efímero de verdes y grises apagados a la luz de la luna. Salta sobre las rocasdispuestas en círculo cerrado una vez que las tiene a la vista y el impulso de la carrera lo inclina hacia adelante. Su expresión depredadora cambia repentinamente cuando nota el de hoy más pequeño y delgado que de costumbre. Esta es hembra, prácticamente una niña.
La idea de quedarse con ella comienza a darle vueltas en la mente. Es una niña. Puede controlarse a sí mismo, no tiene tanta hambre. Con ella no se sentiría tan solo… es una niña…pero no ha tenido una comida completa en días...
No puede. No lo hará.
No quiere volver a estar solo.
Ella no entiende lo que está pasando, la han traído hasta aquí a rastras con los ojos vendados y ahorahay piedras con bordes irregulares cubiertos de sangrea su alrededor.Se da vuelta para ver unos ojos brillantes y dientes caninos largos y amarillentos que sobresalen del cráneo de un alce. Ella se le queda mirando con ojos muy abiertos, de sorpresa más que de miedo y estira una mano hacia el extraño; pero se aparta bruscamente, no está acostumbrado a que lo toquen.Distraído por sus cavilaciones, él no se percata de cómo la muchacha lo mira con curiosidad mientras desata un adorno anudado en su trenza y lo cuelga en uno de los cuernos de la cabeza del alce.
Él es el mal condenado a vagar la tierra.
Anhela una cosa y sólo una cosa: satisfacer su voraz apetito por la carne humana.
Desde hace varias horas se escucha un extraño crujido en la cueva en medio del bosque. Si un viajero desprevenido buscara refugio del frío y entrara justo en ese momento, se encontraría con un caníbal, una persona convertida en monstruo como castigo por sus pecados.
Alcanza un cráneo y lo agarra con garras negras anormalmente largas, uno que es más pequeño en comparación con los otros que tiene. Este lo recuerda de alguna manera, pero ya está empezando a olvidar su rostro, aunque se aferra a la memoria efímera dentro de su mente atormentada para que al menos se quede un poco más. Distraído, no presta atención a la pluma de águila que cuelga de uno de los cuernos de la cabeza del alce. Aprieta el cráneo entre ambas manos y lo rompe después de varios crujidos secos.
No quería quedárselo, no éste. No podía soportar que ella lo mirara de esa manera por mucho más tiempo.
FIN
Primero que todo agradecer al Monstruo del Spaghetti Volador por mi talento y por hacer esto posible
Hace poco fui contactada por el equipo de la revista digital Anacronías para comunicar que mi cuento había sido seleccionado para su publicación en la próxima edición de la revista, esta sería mi 2da publicación internacional ?. Pueden encontrar la lista de los seleccionados aquí ?
https://www.facebook.com/1000757686...2mr6amchnF7Z2nLgFywEAYEaQdSJe1E2ubdl/?app=fbl
Sin más, los dejo con el cuento, es una versión más corta del texto original para que se adaptara a la extensión requerida por el concurso:
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El sabor de la inocencia
Desde hace varias horas se escucha un extraño crujido en la cueva en medio del bosque. Si un viajero desprevenido buscara refugio del clima frío y entrara justo en ese momento, encontraría una figura aparentemente humana sentada en el suelo usando un cráneo de alce para cubrir su rostro y cabeza.Esquelético y deformado, con la piel pegada a los huesos, como si estuviera muerto. Ah, pero este no es el caso. Morir no sería suficiente castigo después de lo que ha hecho.
La cueva huele a polvo y tierra húmeda. Él huele a animales muertos y arrepentimiento.
Se sienta sobre un montón de fragmentos de hueso, estira el brazo y toma un cráneo humano con susgarras negras. Se queda mirando las cuencas vacías donde antes hubo ojos, la lengua larga y oscura se abre camino con parsimonia a través de sus dientes y se queda serpenteando en el aire como si fuese independiente del resto de su cuerpo.El sabor era familiar, como los primeros, porque los que más amas siempre saben mejor. Permanece allí, saboreando mientras respira con la vista perdida en el techo.
Tiene hambre.
Siempre tiene mucha hambre.
Es un animal carnívoro del bosque.
No le gusta destruir los cráneos, los mantiene cerca porque son la única compañía que tiene.A veces le hablan, le cuentan historias de sus vidas o de lo que hacían antes de entrar a la cueva pensando que allí pasarían mejor la noche, o antes de que los trajeran al círculo de piedras en contra de su voluntad. Aparta con la mano algunos guijarros de una repisa en la roca y lo coloca ahí, esperanzado de que a su amigo le llegue a gustar el lugar que eligió para él. Los ojos huecos lo miran con tristeza, así que lo gira para que esté de cara a la pared, aunque sienta que es grosero tratarlo de esa manera.
Desearía no habérselos comido; pero el hambre, el hambre siempre fue más fuerte que él.
Estaba muy hambriento.
Es el espíritu inquieto que devora a la humanidad.
De repente, el bosque se siente ansioso, los árboles retroceden y los animales se esconden. Ellos están cerca. Irán al mismo lugar, dejarán su comida allí y regresarán en completo silencio tan rápido como llegaron. Es una ofrenda que hacen por miedo más que por respeto, pero eso se puede entender.
Se mueve a través de los arbustos en frenesí mientras todo a su alrededor no es más que un borrón efímero de verdes y grises apagados a la luz de la luna. Salta sobre las rocasdispuestas en círculo cerrado una vez que las tiene a la vista y el impulso de la carrera lo inclina hacia adelante. Su expresión depredadora cambia repentinamente cuando nota el de hoy más pequeño y delgado que de costumbre. Esta es hembra, prácticamente una niña.
La idea de quedarse con ella comienza a darle vueltas en la mente. Es una niña. Puede controlarse a sí mismo, no tiene tanta hambre. Con ella no se sentiría tan solo… es una niña…pero no ha tenido una comida completa en días...
No puede. No lo hará.
No quiere volver a estar solo.
Ella no entiende lo que está pasando, la han traído hasta aquí a rastras con los ojos vendados y ahorahay piedras con bordes irregulares cubiertos de sangrea su alrededor.Se da vuelta para ver unos ojos brillantes y dientes caninos largos y amarillentos que sobresalen del cráneo de un alce. Ella se le queda mirando con ojos muy abiertos, de sorpresa más que de miedo y estira una mano hacia el extraño; pero se aparta bruscamente, no está acostumbrado a que lo toquen.Distraído por sus cavilaciones, él no se percata de cómo la muchacha lo mira con curiosidad mientras desata un adorno anudado en su trenza y lo cuelga en uno de los cuernos de la cabeza del alce.
Él es el mal condenado a vagar la tierra.
Anhela una cosa y sólo una cosa: satisfacer su voraz apetito por la carne humana.
Desde hace varias horas se escucha un extraño crujido en la cueva en medio del bosque. Si un viajero desprevenido buscara refugio del frío y entrara justo en ese momento, se encontraría con un caníbal, una persona convertida en monstruo como castigo por sus pecados.
Alcanza un cráneo y lo agarra con garras negras anormalmente largas, uno que es más pequeño en comparación con los otros que tiene. Este lo recuerda de alguna manera, pero ya está empezando a olvidar su rostro, aunque se aferra a la memoria efímera dentro de su mente atormentada para que al menos se quede un poco más. Distraído, no presta atención a la pluma de águila que cuelga de uno de los cuernos de la cabeza del alce. Aprieta el cráneo entre ambas manos y lo rompe después de varios crujidos secos.
No quería quedárselo, no éste. No podía soportar que ella lo mirara de esa manera por mucho más tiempo.
FIN
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