fijisublevao
Nivel 3
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Sostenido de facto por casi 11 años como “Rey de todos los Reparteros”, sucesor legítimo de Elvis Manuel (fundador y mártir; sea su palabra), el pasado 17 de febrero emitió su discurso de toma de posesión Yosvanis Arismin Sierra Hernández, con su magno álbum-discurso: La República Repartera.
Sí, Chocolate pa que explotes.
Desde sus inicios en el mundo de la política, allá por 2010, siempre veló por los desamparados, basando la fuerza de sus ideas en la conciencia de los más jóvenes, en los barrios marginales, contra los “parapapampan”. Supo reconocer las capas más débiles de la sociedad, y fueron ellas caldo de cultivo para la divulgación de su ideal: reguetón de reparto.
En los primeros segundos del discurso, el Intro nos remonta a “Tremendo Prende” (Célula Music, 2011). Quizá con alguna lagrimita bajo las gafas, aprieta un poco el micrófono y agradece. Nos recuerda en sublime gesto de humildad que todo lo que es hoy se lo debe a su pueblo, al reparto que lo sigue. Para quien no lo conozca aún, se presenta: Mucho gusto, Chocolate.
El Choco, apodo que el reparto da a su líder, entra y sale del escenario político a conveniencia, cual despiadado samurái-yakimaki-sin-usar-el-lápiz. Se las ha ingeniado para sostener, con unos pocos temas de relleno, fieles seguidores. Pero cuando se lo propone hace leyenda y nos recuerda su magnitud histórica con sucesos como “Guachineo” (2015), “Mi Palón Divino” (2017), “A veces” (2018) o “Bajanda” (2018). Fue precisamente con este último –himno de su República– que implementó el primer cambio constitucional, uno de los primeros avances mundiales en materia de gramática inclusiva. Ante una forma gramatical tan discriminatoria como era el gerundio castellano (terminaciones -ando, -iendo), Chocolate trajo la luz del progreso: -and@, -iend@.
Es tradición en la historia de la política cubana tomar las ideas de Martí a la hora de atacar o justificarse, no importa la polaridad: Martí parece ser el punto común de la retórica en Cuba. Pero Chocolate se atrevió a viajar más allá de la retórica simplista, se tomó la licencia histórica de replantear el propio discurso martiano. El tema en cuestión fue “Amigos de qué”, (álbum El Jordan cubano: Rastamemba 6, 2018):
(…) Pardo tenía un abrigo, en su monte seco y pardo, y yo haciéndome el pillo pensando que tenía más que leopardo. Un día fui con mi amigo a ver al leopardo, y mi amigo se quedó con el leopardo, porque el leopardo es el que tenía algo (…)
El Único Presidente de la República Repartera, desde su eterna sabiduría nos propone hacer énfasis en ese “algo”. Refiere con una virtuosa precisión las pertenencias de ese felino posicionado, que no lo tiene todo, ni siquiera tiene mucho, tiene “algo”: poco más que suficiente para traicionar la amistad.
Parte de la grandeza de Chocolate está en la forma de enfrentar a detractores, obstáculos y sucesos que lo intentan desacreditar –lugar común de los grandes líderes– y quitarle ese lugar que lo vuelve punto de referencia; ser la medida del éxito y la legitimidad de todo el medio.
Al inicio de su éxtasis político, a raíz de mencionar cierta –o no– afiliación a un juego abakuá, circuló un video donde se veía a Chocolate, bajo la presión de los Munansene Efo, humillado entre golpes y ofensas y obligado a decir insultos de los más denigrantes del lenguaje de barrio. Por si fuera poco, “El Uniko”, quien fuera de sus primeros aliados, le dedica una canción –“Galleta Pa Nestle” (2014)– en la que recuerda todo lo relacionado al incidente, lo recrimina y lo injuria con mayúscula.
Pero asombrosa fue la salida del Choco, cual estrategia de marketing, asumiendo lo ocurrido, limpiando su imagen y la posibilidad de que lo cuestionaran en relación con el incidente. Dedica, además, algunas de sus palabras a “El Uniko” en “Muerte One” (2015) y aclara las injurias planteando su condición de “Penco, pero con Talento 1” (2015).
(…)Penco, tú guapo. Tú guapo, yo penco. Pero cuando se hace con talento, el guapo muere en las manos del penco (…) (“Penco, pero con Talento 2”, 2018).
Quizás lo más admirable es que tiene momentos aparentemente irrelevantes en su obra para demostrar a posteriori que el papá del conceptualismo de barrio no hace nada sin una justificación de sólidas bases artísticas.
A donde vaya Chocolate MC se lleva su reparto y nunca lo traiciona. De tener que mencionar un máximo representante de la comunidad cubana en el exilio en los últimos seis años, Chocolate sería uno de los primeros candidatos. En la República Repartera su regencia no tiene discusión.
(…) Yo vengo pegando canciones desde que saqué “Lío es Lío” y canté en los campismos. “Esto no es un campismo” yo lo pegué en todos los campismos, después lo pegué en los hoteles; pero como yo seguí siendo el mismo: seguía pegao’ en los campismos (…) (“Pelagathus”, 2021).
Sí, Chocolate pa que explotes.
Desde sus inicios en el mundo de la política, allá por 2010, siempre veló por los desamparados, basando la fuerza de sus ideas en la conciencia de los más jóvenes, en los barrios marginales, contra los “parapapampan”. Supo reconocer las capas más débiles de la sociedad, y fueron ellas caldo de cultivo para la divulgación de su ideal: reguetón de reparto.
En los primeros segundos del discurso, el Intro nos remonta a “Tremendo Prende” (Célula Music, 2011). Quizá con alguna lagrimita bajo las gafas, aprieta un poco el micrófono y agradece. Nos recuerda en sublime gesto de humildad que todo lo que es hoy se lo debe a su pueblo, al reparto que lo sigue. Para quien no lo conozca aún, se presenta: Mucho gusto, Chocolate.
El Choco, apodo que el reparto da a su líder, entra y sale del escenario político a conveniencia, cual despiadado samurái-yakimaki-sin-usar-el-lápiz. Se las ha ingeniado para sostener, con unos pocos temas de relleno, fieles seguidores. Pero cuando se lo propone hace leyenda y nos recuerda su magnitud histórica con sucesos como “Guachineo” (2015), “Mi Palón Divino” (2017), “A veces” (2018) o “Bajanda” (2018). Fue precisamente con este último –himno de su República– que implementó el primer cambio constitucional, uno de los primeros avances mundiales en materia de gramática inclusiva. Ante una forma gramatical tan discriminatoria como era el gerundio castellano (terminaciones -ando, -iendo), Chocolate trajo la luz del progreso: -and@, -iend@.
Es tradición en la historia de la política cubana tomar las ideas de Martí a la hora de atacar o justificarse, no importa la polaridad: Martí parece ser el punto común de la retórica en Cuba. Pero Chocolate se atrevió a viajar más allá de la retórica simplista, se tomó la licencia histórica de replantear el propio discurso martiano. El tema en cuestión fue “Amigos de qué”, (álbum El Jordan cubano: Rastamemba 6, 2018):
(…) Pardo tenía un abrigo, en su monte seco y pardo, y yo haciéndome el pillo pensando que tenía más que leopardo. Un día fui con mi amigo a ver al leopardo, y mi amigo se quedó con el leopardo, porque el leopardo es el que tenía algo (…)
El Único Presidente de la República Repartera, desde su eterna sabiduría nos propone hacer énfasis en ese “algo”. Refiere con una virtuosa precisión las pertenencias de ese felino posicionado, que no lo tiene todo, ni siquiera tiene mucho, tiene “algo”: poco más que suficiente para traicionar la amistad.
Parte de la grandeza de Chocolate está en la forma de enfrentar a detractores, obstáculos y sucesos que lo intentan desacreditar –lugar común de los grandes líderes– y quitarle ese lugar que lo vuelve punto de referencia; ser la medida del éxito y la legitimidad de todo el medio.
Al inicio de su éxtasis político, a raíz de mencionar cierta –o no– afiliación a un juego abakuá, circuló un video donde se veía a Chocolate, bajo la presión de los Munansene Efo, humillado entre golpes y ofensas y obligado a decir insultos de los más denigrantes del lenguaje de barrio. Por si fuera poco, “El Uniko”, quien fuera de sus primeros aliados, le dedica una canción –“Galleta Pa Nestle” (2014)– en la que recuerda todo lo relacionado al incidente, lo recrimina y lo injuria con mayúscula.
Pero asombrosa fue la salida del Choco, cual estrategia de marketing, asumiendo lo ocurrido, limpiando su imagen y la posibilidad de que lo cuestionaran en relación con el incidente. Dedica, además, algunas de sus palabras a “El Uniko” en “Muerte One” (2015) y aclara las injurias planteando su condición de “Penco, pero con Talento 1” (2015).
(…)Penco, tú guapo. Tú guapo, yo penco. Pero cuando se hace con talento, el guapo muere en las manos del penco (…) (“Penco, pero con Talento 2”, 2018).
Quizás lo más admirable es que tiene momentos aparentemente irrelevantes en su obra para demostrar a posteriori que el papá del conceptualismo de barrio no hace nada sin una justificación de sólidas bases artísticas.
A donde vaya Chocolate MC se lleva su reparto y nunca lo traiciona. De tener que mencionar un máximo representante de la comunidad cubana en el exilio en los últimos seis años, Chocolate sería uno de los primeros candidatos. En la República Repartera su regencia no tiene discusión.
(…) Yo vengo pegando canciones desde que saqué “Lío es Lío” y canté en los campismos. “Esto no es un campismo” yo lo pegué en todos los campismos, después lo pegué en los hoteles; pero como yo seguí siendo el mismo: seguía pegao’ en los campismos (…) (“Pelagathus”, 2021).