LunaYuki13
Nivel 2
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Holden Caulfield, un adolescente de dieciséis años nos narra en un vigoroso estilo coloquial sus vagabundeos clandestinos en Nueva York durante tres días, luego de haber sido expulsado de un aristocrático colegio al que sus adinerados padres lo habían enviado.
El dinero, siempre acaba por deprimirlo a uno. Sin embargo, no es el simple hecho de tenerlo en abstracto, es cuando crea un estado de cosas en el cual la diferencia entre tener y no tener enajena y divide a los hombres a un grado tal que impide la armonía y la cooperación mutua entre ellos. El perceptivo Holden se da cuenta de ello:” la cuestión está en que es muy difícil compartir la habitación con alguien sin las maletas de uno son mucho mejores que las de ellos”, Así concluye cuando recapitula su frustrada amistad con un discípulo.
Estas peripecias y los recuerdos de su vida constituyen un agudo testimoniode un ser sumamente sensible que capta las crueldades cotidianas con que se tropieza en su medio, las cuales repele con la única arma que conoce: el sarcasmo. De ahí que a las situaciones humorísticas, abundantes en su relato, destilen con frecuencia una amargura que sólo la fértil fantasía de este adolescente puede mitigar. Holden es un personaje que cobra una dimensión distinta a la de la página impresa y pervive en nuestra memoria mucho tiempo después de haber leído la novela.
El dinero, siempre acaba por deprimirlo a uno. Sin embargo, no es el simple hecho de tenerlo en abstracto, es cuando crea un estado de cosas en el cual la diferencia entre tener y no tener enajena y divide a los hombres a un grado tal que impide la armonía y la cooperación mutua entre ellos. El perceptivo Holden se da cuenta de ello:” la cuestión está en que es muy difícil compartir la habitación con alguien sin las maletas de uno son mucho mejores que las de ellos”, Así concluye cuando recapitula su frustrada amistad con un discípulo.
Estas peripecias y los recuerdos de su vida constituyen un agudo testimoniode un ser sumamente sensible que capta las crueldades cotidianas con que se tropieza en su medio, las cuales repele con la única arma que conoce: el sarcasmo. De ahí que a las situaciones humorísticas, abundantes en su relato, destilen con frecuencia una amargura que sólo la fértil fantasía de este adolescente puede mitigar. Holden es un personaje que cobra una dimensión distinta a la de la página impresa y pervive en nuestra memoria mucho tiempo después de haber leído la novela.