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Articulo Desventuras de KoolKat

KoolKat

La Gata Helada (Krugger)
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Ya que me quedé sin blog, y simplemente cuento con mi Telegram con un canal homónimo a este tema, planeo traer a aquí los desmadres que ocasionalmente publico ahí.
No prometo nada, ni espero mucho. Pero que al menos le haga el día a alguno.

Dejo el link de mi canal de Telegram por si les interesan las actualizaciones. (Que sinceramente debería sentarme a escribir más a menudo)

Sin más que decir, el link y empezamos con historias

https://t.me/DesventurasDeKat
 
Comienza por el comienzo...

Quizás debería contar que estas situaciones surgieron casi que con mi origen.
Soy hija de un embarazo no solo no planificado, sino que en un principio me creían un tumor. En el oncológico mi madre recibió la noticia de que estaba embarazada, menuda noticia ¿No?
Sumándole a eso, me demoré un poco más de lo usual en nacer (1 mes y 2 semanas más tarde), quizás la manía de llegar tarde la tenía marcada desde el vientre. También cuando nací, el corazón me dejo de palpitar en dos ocasiones. Y quizás ahí fue que empezó la lista.
 
Primeras puntadas

Todos hemos sido de pequeños protagonistas de alguna travesura, entre ellas escaparnos de la hora de la ducha para seguir con nuestros juegos.
Dos años tendría cuando una visita interrumpió mi baño, dirigiendo la atención de mi madre hacia la puerta de la casa. Y yo escapé hacia la sala y aprovechando que aún había música puesta, me dispuse a bailar. En esa época, mis bailes se reducían a dar vueltas como un trompo sin seguir un ritmo marcado.

Obviamente eso marcaría el final de esta historia.

De dar tantas vueltas me mareé y choqué contra la puerta de la terraza (hasta ahí todo ok) y me caí al suelo (seguimos ok), me intenté levantar (perfecto) y de pronto uno de los cristales de la puerta se desprendió y me cayó encima (F!).

¿Como es que sigo viva? Afortunadamente, el cristal cayó recto como guillotina, y me rebanó en el único lugar donde no había venas importantes y donde la perdida de tejido era muy leve, a pesar de ser una herida grande.

Niños, nunca den vueltas cerca de objetos grandes de cristal, sale mal.
 
El árbol bailando "rocanrol"


Cuando eres peque vas conociendo del mundo, de las plantas, los animales, el sol, la lluvia, el frío, el calor y eventualmente de ciclones y huracanes.
Sería el año 2002 cuando conocería mi primer huracán. Aún era bastante pequeña pero tengo bastantes recuerdos de esa época, y más de ese momento.

Mi madre se encargó de hacer todos los preparativos necesarios para afrontar la situación, acumular agua, conseguir velas, cerrar y trancar todas las ventanas. Aún así eso no fue suficiente para reducir los desastres.
En condiciones normales me solían regañar por bañarme y dejar la bañera llena de agua. Al primer arranque de calor que tuve use el agua que había acumulado mi madre, me refresqué y seguí mi camino para jugar. Por curiosa abrí una ventana de cristal que daba a la terraza, donde se podía ver perfectamente la acera de en frente. Al ser tan pequeña me había subido sobre una mesa y de la emoción "imitando" los movimientos del árbol que veía agitándose por el viento, empecé a saltar sobre esta. Mi madre logro agarrarme a tiempo antes de que me cayera sobre los pedazos de mármol rosado rotos. En esa acción se quemó la mano con la cera de una vela. Cuando fue a lavarse encontró que la mayor parte del agua que había guardado se había ido por el tragante. Y que por primera vez en mi vida había dejado vacía la bañera. Ese primer huracán casi no lo sobrevivo.

Dato curioso: Hecha una furia, me dejó con la vecina, una señora mayor que me tenía bastante cariño, y yo con tal de que se calmara empecé a cantar "y olvídate de la preocupación, tan solo lo muy esencial para vivir sin batallar" y bueno el coscorrón vino sin aviso. Pero las risas no faltaron
 
Máster Chef en pañales


No sería ni la primera, ni la última, madrugada que me levantaba a escondidas. Casi siempre mi meta era jugar con los gatos en el patio de la casa o llamar por teléfono a alguien para conversar (me busque muchos problemas por eso último). Tendría como 3 o 4 años, cuando una noche se me ocurrió aprovechar el que mi madre dejó encendida una hornilla en la cocina para desarrollar mis dotes culinarios.
Ya había aprendido un poco de ver cómo hacían las cosas en la cocina y tenía bien definida la receta. Tomé un huevo del refrigerador, lo rompí y lo puse en un plato, lo batí con un tenedor y lo puse en la sartén. Obviamente no le puse aceite, por lo que termine raspando CON UNAS TIJERAS el teflón con huevo de la sartén. Servi la mayoría en un plato, le eche bastante miel por encima, y los restos pegados en la sartén se los dí a mis complices, los gatos más jóvenes de la casa, para comprarles su silencio.
Mi madre me agarró ya sentada en la mesa, saboreando mi platillo. Buen regaño me vino, no solo por levantarme de madrugada sino también por arruinar la sartén de teflón. Pero el revoltillo con miel me supo a gloria.
Este sería el primero de muchos platos que vendrían más adelante
 
Ella no se sabe los colores


Los niños y su inocencia, realmente la imaginacion que tenemos durante esos períodos y nuestra forma de comprender el mundo es completamente diferente a la que nos envuelve cuando crecemos.

No levantaría ni dos palmos del suelo cuando ocurrió esta historia. Estaba tranquila jugando en la terraza, cuando de pronto una vecina me grita pidiendo que le llame a mi madre. "Mamá te llama tu amiga carmelita" dije al no saberme o recordar su nombre. Al llegar mi madre su amiga le dice que cuando me van a enseñar "lo que es un negro" que ella era negra. Aunque mi respuesta dejó tanto a mi madre como a su amiga desternilladas "Mamá tu amiguita no se sabe los colores".

Ni en aquella etapa ni ahora he despreciado a alguien por tener un color de piel diferente. Si, me parecía curioso pues para mi no era algo comun. En el Jardín de Infancia o Kinder Garden (aqui les llamamos Círculo, a estas alturas no se ni porqué) tuve a mi primera compañera morena y en algun momento, por divina curiosidad le pregunté porqué el color de su pie y el de sus manos era diferente. Ella, dulce e inocente tambien, me dijo que de chiquita sus padres la habían pintado, pero que se había dejado las manos cerradas y que por eso eran mas claras.

No recuerdo en que momento fue pero mas adelante llegué a la conclusion que eran personas con muchos lunares (a esa edad no estaba muy lejos de la realidad) y les llamaba asi "personas de lunares". Siempre me ha resultado incómodo decirle negro a alguien. Algun animal u objeto si pero con las personas me resulta complicado.
 
Las cavetas

A algunos les puede parecer perfectamente extraño, pero para mi resultaba algo mas en el saco de lo cotidiano. En varias ocasiones, no particularmente todos los días pero si muy a menudo, cortaba camino con mi madre al costado o alrededor del cementerio. Aqui hay varios, ese particularmente es el mas grande.

Uno de esos tantos dias le pregunto a mi madre "¿Que se guarda en esas gavetas?". Los niños realizan preguntas dificiles para los adultos a lo largo de su infancia. Y las que estan vinculadas con la muerte lo son aun mas, sobre todo cuando es a muy temprana edad. Pero mi madre astuta y creativa, aprovechó el particular nombre que le habia otorgado a las tumbas (ya que varias de estas tenian argollas que parecían tiradores, por lo que asumí que al ser rectangulares tambien eran gavetas) y me respondió que allí era donde las personas guardaban sus cuerpecitos cuando ya no funcionaban. Tampoco está muy lejos de la realidad, y así lo asumí. Que llegado un momento el cuerpo termina su tiempo de uso y es necesario llevarlo a esas gavetas.

Aprovecho el titulo para contar una anécdota simpática de mi madre. Ella de pequeña solía decir que las gavetas no se llamaban asi, sino que se llamaban cavetas, puesto que ahi cabían cosas.
 
Muertes


Ya que en el cuento anterior hablé sobre las tumbas (cavetas), este será sobre mis primeras experiencias con la muerte resumiendo 3 historias en una sola.

Mi bisabuela fue una persona a la que quise mucho, al punto de decirle abuela a ella antes que a su hija, y a esta decirle "otra abuela". Ella fallecería al yo tener 3 años, mi madre me explicaria de la misma forma dulce de siempre que a ella le había tocado abandonar su cuerpo y que fue guardado en una "gaveta" en el cementerio. Más adelante sería el turno de una de mis pasiones, " El Pablo" un gato amarillo de mi madre que de por si ya estaba entrado en años al que también quería mucho. Y sería quizas la primera vez que vería un cuerpecito sin su dueño. Como en otras ocasiones me levantaría en medio de la madrugada para jugar con los gatos a escondidas, y el ver a "El Pablo" acostado en la cocina sobre una toalla, sin moverse ni reaccionar a un cariño me seria raro y al mismo tiempo sorprendente. Mi reaccion no fue muy grande, simplemente asumí que se había ido, y me acosté de nuevo. A la mañana siguiente ya no estaba en la cocina, y mi madre me confirmó la historia.

El siguiente evento sería algo mas crudo, quizas un año despues de la muerte de "El Pablo", otra de las gatas de la casa llamada Pelusa tendría bebés por segunda vez. Los gatos, y algunos felinos mayores, tienen un comportamiento en particular en el que cuando los gatos que tienen un territorio con ciertas gatas detectan que una tuvo una camada que no era de ellos, la eliminan.

Mi hábito de levantarme de madrugada desencadenara muchos de los relatos que contaré aqui.

(si son sensibles no lean el proximo parrafo)


Esa noche me colé en el cuarto de mi madre para ver a los bebés, y descubrí a la mas pequeña inmovil en la cajita y fría. Faltaba el hermano. La puerta que daba al patio de servicio nunca se solía dejar abierta, pero al parecer esa noche fue la excepcion. Había un ligero rastro de sangre en la cocina y lo segui hasta el patio y cuando me asomo por un hueco que habíamos dejado en la puerta exterior como puerta de gatos, veo al otro bebé descuartizado en el area comun. Desperté corriendo a mi madre y ella tomo las cartas en el asunto, para luego explicarme que tuvo que ser un gato macho.

No recuerdo haber llorado en ninguno de esos eventos anteriores.
 
Para los zunzunes

Chupón, tetilla, tetina, dormidera o tete como decimos aqui. Complemento indispensable del bebé oara dormir, ir de paseo o para calmarle un llanten. Pero que dificil es que se quiten el habito cuando empiezan a crecer. Iba de dos a tres años cuando encontré con mi madre este bebedero para zunzunes que tenia una vecina. Este tenia forma de tete. Y pues nada, quise que mi tete se volviera un bebedero de zunzunes... y mi madre lo desaparecio.

Y asi no tuve mas tete pues ahora era de los zunzunes.
 
El Pikachu

Del baul de las tonteras de mi infancia es este cuento. Como a mis 4 años me regalaron una cubeta repleta de los que serian mis primeros juguetes de pokemon. Entre ellos habia varios de Pikachu, uno tenia una bola de metal dentro para moverlo, otro era solido de plastico y el ultimo era una especie de trompo.

Yo jugaba con mis pokemon por toda la casa, y eso ocasionaba ciertas molestias en mi madre muy a menudo, pues los dejaba tirados. Un dia ella me regaño y me amenazo aguantando el pikachu trompo diciéndome que si no lo ponía en su lugar ella se lo iba a comer. El pikachu se esfumó, y cuando le pregunté me dijo que se lo habia comido. Fue triste pero no mas traumatico que lo que paso despues

Meses después apareció el dichoso pikachu. La logica de niño indica que cuando tu comes algo sale todo por el mismo lugar. Y asumí que mi pikachu no habia pasado por el destino mas limpio, por lo que decidí guardarlo en una caja y evitar jugar con el. Eso me duró como hasta los 9 años, que fue cuando lo volvi a sacar a jugar.
 
La lluvia perfumada


Se imaginan esa sensacion de gastar en las compras para el mes cerca de 20 dolares, que en aquel momento te permitía conseguir bastante, y literal ver como todo voló. Por historias como estas aun no se como mi madre no me dio en adopción.

Tendría quizas 3 años y regresábamos las dos de las compras, dejó ella mis latas de cereal, junto con los productos de limpieza en la sala, mientras guardaba en la cocina los cárnicos y otras cosas que necesitaban refrigeracion.

Los niños desde sus primeros años hacen inocentes "experimentos" con la fisica, sobre todo lanzando objetos desde diferentes alturas y a la distancia que su fuerza les permite. No se en que momento me pareció oportuno y divertido coger mis latas de cereales y lanzar su contenido por el balcón. En conjunto con el contenido de las botellas de aromatizante.

Volaron cerca de 8 latas y dos pomos, puesto que mi madre apareció y acabó con mi fiesta, a la cual llamaba "lluvia perfumada" por mas que mi vecina de la planta baja acusaba a alguien de haber "hecho brujeria para arruinarle sus plantas"
 
Sueños


Quizás la imaginación fue algo que surgió en mí con una facilidad increíble. No puedo recordar con certeza pero era bastante pequeña, quizás aún no llegaba a los 4 años cuando comenté que yo escogía lo que quería soñar. Un poco simpático pero si.

Al acostarme y cerrar los ojos, me imaginaba sentada en algo como un cine, una pantalla enorme y asientos que se movían como si vagonetas de mina se tratase pero con forma de cunas. Sentada en el centro de la primera fila sabía que estaba rodeada de otros nenes, pero mis ojos siempre estaban en la pantalla. Y como una película, comenzaba el sueño. Yo me veía a mi misma la mayor parte de las veces en tercera persona, representada como una gata blanca parecida a Marie de los Aristogatos. Lo mismo podía asistir a Hogwarts, ir de aventuras a algún sitio no explorado, luchar contra esqueletos gigantes, visitar Disney World o vivir alguna experiencia en el mundo real con esa apariencia.

Incluso, cuando me despertaba, trataba de recordar en qué parte del sueño me quedaba para continuarlo en la noche o en otra oportunidad.
Aún hoy es un don que conservo, el de poder manipular mis sueños a mi antojo. Pero a veces es complicado diferenciar las pesadillas, sobre todo cuando son muy realistas.

Una de las tantas situaciones curiosas que recuerdo, fue una ocasión en la que me había adentrado en un edificio abandonado, y resultó ser el sitio de reuniones para miembros de una mafia. Me sintieron husmeando, y me frustré porque de pronto no me podía hacer invisible, y no sabía cómo escapar.

Actualmente no suelo escoger mucho lo que voy a soñar, a menos que esté escribiendo alguna historia y me enfoco en ella, tratando de continuarla en mis sueños y enfocándome en las escenas de los personajes que necesito. También el recordarlos me hace fácil usar los sueños espontáneos para crear historias nuevas, que apunto al poco rato de despertar.
 
Imaginarios.


Aún no pasaba de 3 o 4 años cuando surgieron mis primeros amigos imaginarios, sin siquiera saberlo. Basados en personajes de las caricaturas de TazMania de la Warner Bros, estos dos cocodrilos animados fueron los primeros compañeros de juegos o como cariñosamente les llamaba "mis niñeros".

Podian hacerse grandes, chiquitos, aparecer siempre que los llamase, acompañarme en mí día a día y hasta en mis sueños.

Hubo una noche en que como en las pesadillas me fue difícil controlar lo que pasaba en ese sueño, y dejé de verme como esa gata blanca en dibujos animados para pasar a verme como una persona real, una niña que por algún rato motivo tenía una calabaza en la cabeza. Y aunque hiciera de todo por quitármela no podía. Fue muy frustrante, y por algún motivo, después de eso no pude volver a la forma de dibujo animado (a mi parecer, algo bastante curioso).

Poco tiempo pasó para que en otra pesadilla me secuestraran a "mis niñeros", que por algún motivo se despidieron de mi como si más nunca los fuera a encontrar.
Al poco tiempo de ocurrido ese incidente, me estaba mudando de casa. Mis niñeros no volvieron a aparecer ni en sueños, ni respondían a mis llamados.

Pero en la nueva casa, teniendo 7 años aparecieron tres animados a hacerme la vida entretenida de nuevo. Esos también desaparecieron con el tiempo, pero al menos no de una forma tan triste como los primeros. Estos últimos eran la viva imagen de los Gatos Samurái. Y solían ser más compañeros de viaje, o de juegos que de sueños.




Nota: En mi sincera opinión, quisiera dejar claro que siempre fui consciente de que estos personajes eran productos de mi imaginación. Y solían ser para mí algo privado, no andaba mencionándole a los compañeros de escuela que cuando estaba aburrida imaginaba personajes en miniatura correteando por los alrededores haciendo piruetas.
Tampoco me comunicaba con ellos en voz alta. No era algo que escondiese, solía hablarle a mis padres de la existencia de ellos pero no los percibía como algo viviente, sino como algo que iba y venía cuando yo quería. Personajes para rellenar un vacío.
 
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