Gigangel
Nivel 5
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Alixio en el país de las maravillas.
Alixio se consideraba un cantante de reguetón del genero repartero. Era sobrino de Lactosoy y nieto de Chocolate, dos eminentes exponentes del género. Soñaba superar a sus parientes, pero no se le ocurría un buen tema. Trato de seguir la línea del Popopo-poreso de su abuelo, pero lo veía como algo idiota. En cuanto a los consejos que le daba su tío de mesclar (fusionar) reguetón con música romántica, no le fue muy bien. Dos veces lo sacaron a empujones de un club nocturno y una vez que lo invitaron a un asilo de ancianos, provocó varios derrames cerebrales.
Y nada (como dicen los deportistas por la tv cuando quieren finalizar una conversación) estaba Alixio acostado en su cuarto, mirando las figuras abstractas del falso techo, pensando en un buen tema cuando, de pronto, la puerta se abrió y se vio un prado lleno de flores y un caminito tan largo y sinuoso que se perdía en la distancia.
Alixio se levantó y al mirar alrededor se dio cuenta que su cuarto había desaparecido, se encontraba de pie frente al camino. Mientras se preguntaba que rayos hacia ahí, paso un perrito corriendo y detrás una niña con un vestido y unas medias de rayas, tipo futbolista. Iba a decirle algo, pero seguidamente paso un espantapájaros tirando pajas por todos lados, un león medio amanerado y tipo de metal bastante latoso, corriendo con sonido metálico. Todos ellos siguieron corriendo por largo camino, el cual tenía lozas amarillas.
Alixio boquiabierto por estas apariciones, miro a su derecha y vio un cartel que decía: A la Ciudad Esmeralda. En esa dirección iban esos personajes. Por cierto, la niña iba gritando: Toto-toto. Por lo que Alixio pensó que era alguna variación de lo que cantaba su abuelo Chocolate (no sabía que así se llamaba el perro).
Sin más nada que hacer, trato de caminar pero de pronto, un conejo blanco con un reloj en la mano paso corriendo delante de él. Alixio volvió a asombrarse, más por el reloj que por el conejo.
-Mira a ese loco lo que lleva en la mano!!! – dijo asombrado.
Decidió ir detrás y ver a donde iba y si le podía dar ¨maniguiti un peo¨ con tamaño reloj. Para su sorpresa el conejo se puso a decir en alta voz: Voy tarde, voy tarde!!!. Y en ese instante se metió por un agujero. Alixio, se agachó y metió la mano por el agujero, tanteando alrededor a ver si alcanzaba al conejo. Lo único que sintió fue que alguien lo agarró por el brazo y lo metió de lleno en el agujero.
Sintió la sensación de estar cayendo en un pozo sin fondo. Pensó por un momento que estaba drogado, hasta que comenzó a sentir una música, un background, un ritmo. Algo sub-urbano venía de lo profundo. Y entonces….
Continuará.
Alixio se consideraba un cantante de reguetón del genero repartero. Era sobrino de Lactosoy y nieto de Chocolate, dos eminentes exponentes del género. Soñaba superar a sus parientes, pero no se le ocurría un buen tema. Trato de seguir la línea del Popopo-poreso de su abuelo, pero lo veía como algo idiota. En cuanto a los consejos que le daba su tío de mesclar (fusionar) reguetón con música romántica, no le fue muy bien. Dos veces lo sacaron a empujones de un club nocturno y una vez que lo invitaron a un asilo de ancianos, provocó varios derrames cerebrales.
Y nada (como dicen los deportistas por la tv cuando quieren finalizar una conversación) estaba Alixio acostado en su cuarto, mirando las figuras abstractas del falso techo, pensando en un buen tema cuando, de pronto, la puerta se abrió y se vio un prado lleno de flores y un caminito tan largo y sinuoso que se perdía en la distancia.
Alixio se levantó y al mirar alrededor se dio cuenta que su cuarto había desaparecido, se encontraba de pie frente al camino. Mientras se preguntaba que rayos hacia ahí, paso un perrito corriendo y detrás una niña con un vestido y unas medias de rayas, tipo futbolista. Iba a decirle algo, pero seguidamente paso un espantapájaros tirando pajas por todos lados, un león medio amanerado y tipo de metal bastante latoso, corriendo con sonido metálico. Todos ellos siguieron corriendo por largo camino, el cual tenía lozas amarillas.
Alixio boquiabierto por estas apariciones, miro a su derecha y vio un cartel que decía: A la Ciudad Esmeralda. En esa dirección iban esos personajes. Por cierto, la niña iba gritando: Toto-toto. Por lo que Alixio pensó que era alguna variación de lo que cantaba su abuelo Chocolate (no sabía que así se llamaba el perro).
Sin más nada que hacer, trato de caminar pero de pronto, un conejo blanco con un reloj en la mano paso corriendo delante de él. Alixio volvió a asombrarse, más por el reloj que por el conejo.
-Mira a ese loco lo que lleva en la mano!!! – dijo asombrado.
Decidió ir detrás y ver a donde iba y si le podía dar ¨maniguiti un peo¨ con tamaño reloj. Para su sorpresa el conejo se puso a decir en alta voz: Voy tarde, voy tarde!!!. Y en ese instante se metió por un agujero. Alixio, se agachó y metió la mano por el agujero, tanteando alrededor a ver si alcanzaba al conejo. Lo único que sintió fue que alguien lo agarró por el brazo y lo metió de lleno en el agujero.
Sintió la sensación de estar cayendo en un pozo sin fondo. Pensó por un momento que estaba drogado, hasta que comenzó a sentir una música, un background, un ritmo. Algo sub-urbano venía de lo profundo. Y entonces….
Continuará.