Desde luego que hay algo después de esta vida, de la misma manera que había algo antes de esta vida. La materia y la energía no desaparecen, sino que se transforman, y se vuelven parte de otra cosa distinta. Por ejemplo, la materia que compone nuestro cuerpo proviene de la comida que comemos todos los días. Y esa comida no es otra cosa que vegetales y animales, pedazos de un animal o de una planta, pero cuando son absorbidas por nuestro organismo pasan a formar parte de nuestras células. Y de esa misma manera, cuando morimos, la materia de nuestro cuerpo pasa a formar parte de los gusanos necrófagos que nos comen, del hongo que se forma en el ataúd como producto de la putrefacción, o de los mismos gases producto de esta. O pudiera formar parte de los abonos de la tierra donde nos entierran si es que nos entierran directamente en la tierra. De modo que al morir seguimos existiendo en los gusanos que nos comen, en hongos, en gases, o en abono para la tierra. Volvemos a la naturaleza, de la cual somos parte.
Del mismo modo, las energías más sutiles que generan nuestra psiquis pueden disolverse en el entorno y volverse parte del campo energético de la tierra, o pueden aglutinarse entre sí y conformar una especie de cuerpo sutil que mantenga viva la psiquis de la persona que acaba de morir. Este cuerpo sutil solo es percibido por personas clarividentes, pero es invisible a las personas ordinarias. No es un cuerpo de carne y vísceras, sino algo más sutil que el aire mismo, y puede moverse atravesando incluso los objetos materiales más sólidos como las paredes y los muros.
A lo largo de los siglos hay muchísimos testimonios de personas clarividentes que han visto a personas ya fallecidas cuando visitan una casa, y le preguntan a los que aún viven allí si allí vivía una persona con tales o mas cuales características del fantasma que ven, y la respuesta siempre ha sido positiva. Han visto a caminar dentro de una casa a personas ancianas que ya murieron, las han visto sentarse en los muebles, y aún así las demás personas no pueden verlas. Aunque también se han dado casos de apariciones fantasmales, casi siempre en lugares abandonados o lúgubres, vistas por personas no clarividentes, o en ciertas circunstancias especiales. Todas las personas que han tenido la experiencia de tener contacto con un fantasma han sentido que la temperatura del lugar se vuelve fría al instante. Hay innumerables testimonios de todo ello.
También existen las denominadas Experiencias Cercanas a la Muerte, que han padecido ciertas personas en estado de coma o en muerte clínica en un hospital, donde en medio del coma han experimentado que están conscientes, que flotan en el aire, y que ven al personal médico que está atendiendo a su cuerpo físico que está en una cama. Y luego de “regresar” han descrito todo lo que los médicos o cirujanos han hechos, diciendo “fulano hizo esto”, "mengano hizo aquello”, y resultó que así sucedió realmente. Y aunque muchos profesionales de la medicina dicen que estas experiencias son creadas por el cerebro para hacer más suave y placentera la muerte, aún no explican como es posible que un ciego de nacimiento pueda ver lo que los médicos hacen su cuerpo mientas él está en coma. Cosa que ha ocurrido realmente. De modo que en esas experiencias existe otra forma de percepción que no depende de los ojos ni del cerebro.
Otra cosa, y no menos importante. Hay sobradísimas pruebas que muestran que lo que experimenta y vive un individuo muerto en el estado fantasmal depende no solo de cómo él fue en vida sino también de cómo murió. Es decir, el estado mental de la persona en el momento de morir determinará totalmente su estado mental cuando ya sea un fantasma o cuerpo sutil. De modo que si una persona muere apaciblemente, tendrá una existencia apacible y tranquila. Pero si la persona murió con mucho sufrimiento y agonía, entonces seguirá sufriendo y agonizando después de su muerte física, convirtiéndose en lo que popularmente conocemos como alma en pena. Así se ha visto muchísimas veces en lugares donde ocurrieron masacres que dejaron decenas o centenares de muertos, y han aparecido ciertas figuras oscuras o tenebrosas en algunas fotografías tomadas en el lugar, o también se han escuchado voces aterradoras que han sido grabadas por equipos de audio en esos lugares.
Hay algo después de la muerte, y podemos estar seguros que no será una vida tal y como la vivimos ahora que estamos vivos. Será en otro “cuerpo”, con otras formas de percepción de la realidad, con otras maneras de sentir, pero ya nos tocará pasar por eso. Es una pena que muy poca gente se dedique a investigar tales fenómenos extracorpóreos y los sucesos de infestación y otras “anomalías” paranormales que realmente ocurren.