Vamos a dar una vuelta para ver cómo sigue el mundo, esta vez en ese mundo particular de los mocosos cuando agarran el celular de sus padres y se ponen a curiosear.

La siguiente historia de superación, emoción, dramatismo y thriller la vi cerca de mi casa. Fue tan interesante que decidí compartirla con ustedes y ver sus opiniones. No soy yo al que le pasó, que ya los conozco.

Uno de los hábitos de la niña en cuestión es ser un ácido, bastante malcriada para su corta edad. Sus padres le están dando una crianza a toda rienda, incluso de gente adolescente y la mocosa apenas levanta una cuarta del piso. Su madre le da el celular para que juegue o cacharree, según ella que aprenda idiomas en Duolingo. Por supuesto, teléfono celular, internet, navegador y peligro solo es la misma cosa y todo está a la distancia de solo pasar un dedo por la pantalla.

Al parecer, la niña entró en los linderos del bosque y se topó con un inocente cordero que le indicaba seguir adelante. El cordero era más o menos así:

-¿Que estás haciendo?, le dijo la madre.
-Mirando el perfil de Facebook de un amigo, dijo la niña.
-¿Qué?

Pero ya era tarde. Todas saben quién viene detrás de ese señor. En fin, la madre dió un grito y cuando miramos a ver, la madre tenía el puño casi llegando al suelo y cuando lo levantó le embaló un gancho bestial a la hija que la sacó dando tumbos por el portal. El celular salió disparado hacia otro lado y en la pantalla, se supone que había este tipo de confitura y personas adictas a ella:



El conato de la madre fué de antología. La niña estaba medio traumatizada, pero a ciencia cierta pudiera ser entre lo que vió o la reacción de la madre pero en resumen era algo grave y que no debía ver. Pero: ¿De quién es la culpa?

Y así hay casos y casos, algunos padres lo ven, otros se hacen los desentendidos y en casos peores les dicen que aprendan si al final lo van a ver. Y es mejor saber ahora y no después.

De terror las películas que se ven en la actualidad. Y después los mismos padres se preguntan (como la canción de Vico C): ¿Por qué sus hijos están perdidos?