¡Hola forero!
Vicios y malos hábitos de un director que aún no termina de alcanzar su verdadero potencial, del cual no dudamos, pero que aquí colocaré en su justa dimensión.
Es hora de hacer una intervención cinematográfica. Hay que hablar de
Christopher Nolan, un director que tiene en su haber varios logros y que como realizador cuenta con un respetable abanico de aptitudes. No se puede negar eso ni las ambiciones narrativas de Nolan: las historias que él (junto a su hermano y coguionista
Jonathan Nolan ) busca contar siempre tienen como enfoque temas relativos a la condición humana. Una película como
Memento ;muchos directores quisieran tenerla en su filmografía, sin embargo, por cada cualidad que acompaña el trabajo de Nolan existe un fallo y la suma de estos plaga su desempeño.
Nolan es un realizador que sabe armar espectáculos que convocan a grandes públicos y eso es otra cualidad que no se puede negar. Sin embargo, los títulos y adjetivos que se han querido conferir al director (genio, intelectual, visionario, etcétera) son por demás cuestionables y, en algunos casos, risibles. Los fallos del director de
El Gran Truco; son notorios a todas luces.
Problemas con los diálogos
¿Cuántos diálogos verdaderamente memorables existen en la filmografía de
Christopher Nolan? Sin duda, hay algunos ejemplos, pero en términos generales, las conversaciones no son el punto fuerte de los hermanos Nolan. Además de esto existe otro problema: una enorme dependencia en el diálogo de exposición —cuando los personajes de una historia explican mutuamente cosas que la audiencia ya ve o verá en algún momento de la película—.
A mi en cambio las péliculas de Batman me gustaron un poco pero como que algo les falto:
Los Nolan tienen el pésimo hábito de hacer que sus personajes estén conceptualizando constantemente todo lo que hacen. Ésta, sin duda, es la idea de los Nolan de hacer un ejercicio de reflexión, pero rara vez ocurre de manera efectiva. En múltiples ocasiones las líneas no dicen gran cosa y sólo terminan con personajes convertidos en títeres que recitan chocantes y redundantes monólogos.
casi como si Nolan pensara que la audiencia es muy lenta y hay que repetirles el punto que quiere señalar. Lo peor es que el supuesto punto que
Batman: El Caballero de la Noche quiere hacer es pobremente planteado:
Harvey Dent se transforma en villano no porque realmente tuviera un conflicto moral de intereses, sino por circunstancias que tienen que ver con venganza y rencor (le queman la cara y le matan a la novia) lo cual lo convierte en un personaje extremista. Además, este tipo de diálogos hacen que todo el ensamble sea de lo más frío e impersonal. Una vez más, poner a los personajes a hablar y hablar no los hará más complejos o interesantes, ni a la historia más inteligente.