Si vamos a la parte espiritual del asunto, pasando ya por gustos en común, tiene que existir una cosa ahí que es difícil de explicar, y que yo catalogo como "hacer clic". No haces clic con cualquiera. Sí, puede que te caiga bien alguien y hablen con regularidad sobre un tema, pero esa química inicial que te dice "con esta persona puedo contar" tiene que existir.
Está la parte lógica y logística del asunto: compartir gustos. Normalmente esto es lo que te acerca a alguien. Si te gusta el arte, leer, o correr motos, es probable que encuentres más fácil hablar de alguien con esas inclinaciones que con alguien que prefiere cocinar o sentarse en el malecón a ver una bucolica puesta de sol.
El punto es que te puedes encontrar amigos en los lugares más insospechados. De hecho, puede que los conozcas un día de casualidad, no crucen 2 palabras, y años después, por azares de la vida, terminan siendo buenos amigos.
En lo más intrínseco, una amistad real tiene que contener lealtad, comprensión, apoyo, sinceridad... Todas esas cosas que nos hacen poder contar de verdad con la otra persona. Para interesados y casuales ya está el resto del mundo.