Okarin
Nivel 2
- 56
- 145
Estaba de vacaciones hahaha
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Te bastaban segundos para hacerme feliz, te bastaba estar allí, respirarme, inhalar el viejo hombre en que me convertí, por ti, necesitaba intentar igual mi imperfección con tus delirios, dígame señor, ¿es delito amar a un ser más que a
uno mismo?
Cantábamos juntos, yo desafinaba, tú sonreías, yo me moría un segundo y con tus labios me revivías, por eso intentaba morirme más de una vez al día, seguíamos la canción hasta que caía el
mismo, lo veíamos caer, lento, como todo, sin marxismo, luego se levantaba al día siguiente, ayudándose de tus manos, pequeñas, firmes, pecadoras y cito, seguro estoy de que Dios te amaba tanto como yo, seguro te hubiera perdonado cualquier delito y era tan bonito verte
decir groserías, tan bonito, verte intentar salirte de los esquemas que crearon los políticos, protestar por todo, o amar sin miramientos, sin miedo a ser criticada, te valía madre lo cierto, mentías mucho, es cierto, esa era tú forma de decir te quiero, no te gustaba mucho expresar tus sentimientos.
A veces te veía con tus pinceles en la mano, mirando el lienzo, luego te ibas, mirabas al cielo y te volvías a sentar en tú puesto, me comentabas algo de lo transcurrido en unos de tus sueños y lo
pintabas sin deseo, era pinceladas oscuras, reflejaban tus miedos y allí quedaban, no los querías llevar contigo puestos, el ser humano en su mochila viene sin espacio para los miedos, por
eso, cuando los tiene, siempre les falta algo, ya que ellos arrancaron lo que allí iba, así son de frescos, me decías y pintabas hasta que te aburrías, me tomabas de la mano, nos amábamos
y así transcurría nuestra vida, nos hacíamos viejos, nos hacíamos buenos, tanto, que la muerte se quedó sin hogar y nosotros la alojamos en nuestro pecho...
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Te bastaban segundos para hacerme feliz, te bastaba estar allí, respirarme, inhalar el viejo hombre en que me convertí, por ti, necesitaba intentar igual mi imperfección con tus delirios, dígame señor, ¿es delito amar a un ser más que a
uno mismo?
Cantábamos juntos, yo desafinaba, tú sonreías, yo me moría un segundo y con tus labios me revivías, por eso intentaba morirme más de una vez al día, seguíamos la canción hasta que caía el
mismo, lo veíamos caer, lento, como todo, sin marxismo, luego se levantaba al día siguiente, ayudándose de tus manos, pequeñas, firmes, pecadoras y cito, seguro estoy de que Dios te amaba tanto como yo, seguro te hubiera perdonado cualquier delito y era tan bonito verte
decir groserías, tan bonito, verte intentar salirte de los esquemas que crearon los políticos, protestar por todo, o amar sin miramientos, sin miedo a ser criticada, te valía madre lo cierto, mentías mucho, es cierto, esa era tú forma de decir te quiero, no te gustaba mucho expresar tus sentimientos.
A veces te veía con tus pinceles en la mano, mirando el lienzo, luego te ibas, mirabas al cielo y te volvías a sentar en tú puesto, me comentabas algo de lo transcurrido en unos de tus sueños y lo
pintabas sin deseo, era pinceladas oscuras, reflejaban tus miedos y allí quedaban, no los querías llevar contigo puestos, el ser humano en su mochila viene sin espacio para los miedos, por
eso, cuando los tiene, siempre les falta algo, ya que ellos arrancaron lo que allí iba, así son de frescos, me decías y pintabas hasta que te aburrías, me tomabas de la mano, nos amábamos
y así transcurría nuestra vida, nos hacíamos viejos, nos hacíamos buenos, tanto, que la muerte se quedó sin hogar y nosotros la alojamos en nuestro pecho...