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Papá Diablo
Invitado
Las veinticuatro horas del segundo domingo de Mayo no son y ni siquiera lo son todas las horas de todos los domingos del año, suficientes para convocar las cualidades de una madre, el entrañable sentimiento que se siente cada mañana con su trago de café.
Ese día entreguemos la más pura de las frases a quien nos trajo a este mundo, entremos de nuevo al reino de sus brazos y digamos a su oído: ¡Felicidades Mamá!
MADRE, palabra mayúscula. Ser que nos regala el primer aliento con una sonrisa tierna, desprendida de la naturaleza encantadora del espíritu.
Es un ser único, mágico, divino. Siempre está, no importa la circunstancia; perdona; acoge; celebra si estás feliz; se entristece si lo estás tú. Ser madre no es un oficio, pero es la única condición en la que no existen días libres ni vacaciones.
La madre te dice que no es preciso levantar la voz ni guardar rencor. Habla sobre entender a los amigos, sobre la importancia de los maestros. Para ella solo existe un hijo bueno, y ese hijo, eres tú.
Mamá te toma del brazo y te enseña que no puedes permitirte llegar a ningún lugar si no es solo mediante tus propios triunfos. Te muestra con delicadeza cómo es posible alcanzar todo lo que quieres si pones el empeño.
Mamá te enseña a no ser tolerante con las injusticias, a levantar la cabeza con las caídas, te muestra dónde están los verdaderos amigos sin atinar a escogerlos por ti. Ella sabe cómo es posible hacer dobles jornadas, cómo querer a papá más allá de las diferencias, cómo soportar los años de distancia, cuando cumple una misión fuera de la Patria.
Este domingo 13 es el día de las madres, pero la vida nos ha enseñado que de ella son todos los días. No importa si está presente para darnos el beso mañanero o el regaño, ella nunca se va de los días que vivimos, porque estaría dispuesta, con sus propias manos, a defender nuestra existencia a cualquier precio.
Ese día entreguemos la más pura de las frases a quien nos trajo a este mundo, entremos de nuevo al reino de sus brazos y digamos a su oído: ¡Felicidades Mamá!
MADRE, palabra mayúscula. Ser que nos regala el primer aliento con una sonrisa tierna, desprendida de la naturaleza encantadora del espíritu.
Es un ser único, mágico, divino. Siempre está, no importa la circunstancia; perdona; acoge; celebra si estás feliz; se entristece si lo estás tú. Ser madre no es un oficio, pero es la única condición en la que no existen días libres ni vacaciones.
La madre te dice que no es preciso levantar la voz ni guardar rencor. Habla sobre entender a los amigos, sobre la importancia de los maestros. Para ella solo existe un hijo bueno, y ese hijo, eres tú.
Mamá te toma del brazo y te enseña que no puedes permitirte llegar a ningún lugar si no es solo mediante tus propios triunfos. Te muestra con delicadeza cómo es posible alcanzar todo lo que quieres si pones el empeño.
Mamá te enseña a no ser tolerante con las injusticias, a levantar la cabeza con las caídas, te muestra dónde están los verdaderos amigos sin atinar a escogerlos por ti. Ella sabe cómo es posible hacer dobles jornadas, cómo querer a papá más allá de las diferencias, cómo soportar los años de distancia, cuando cumple una misión fuera de la Patria.
Este domingo 13 es el día de las madres, pero la vida nos ha enseñado que de ella son todos los días. No importa si está presente para darnos el beso mañanero o el regaño, ella nunca se va de los días que vivimos, porque estaría dispuesta, con sus propias manos, a defender nuestra existencia a cualquier precio.