Las elecciones presidenciales de Estados Unidos se asoman en el horizonte como un reality show épico: personajes extravagantes, tramas retorcidas y, por supuesto, el inevitable cliffhanger del recuento de votos. En este emocionante capítulo, todos los ojos están fijos en la pareja protagónica: el luminoso Donald Trump y la serena Kamala Harris. Pero no se dejen engañar, porque en este circo de tres pistas también se presenta Claudia De la Cruz Canditada independiente por un Tal Partido Socialista de Liberacion!!...si alli mismo en Estados Unidos, la activista que regresa de un exilio temporal en la ilusión.

Claudia, quien promete más que un vendedor de aspiradoras en TV nocturna, lanza una propuesta irresistible: perdón de deudas estudiantiles, soberanía nativa y un recorte al presupuesto militar del 90%. ¡Así, de un plumazo! Ja la justicia social.

Junto a su fiel escudera Karina García, también se han puesto la capa de defensores de los derechos LGBTQ+, porque nada dice "modernidad" como un arcoíris en la Casa Blanca. Ah, y claro, también están comprometidos con eliminar a los multimillonarios, lo que suena gracioso hasta que te das cuenta de que la última vez que alguien trató de eliminar a los ricos, acabó en un rincón oscuro de la historia.

Aunque el camino hacia la presidencia es más difícil que pronunciar el apellido de un político en una cena familiar, De la Cruz sonríe al ver que “la gente está cansada… de promesas incumplidas”. Y honestamente, después de escuchar promesas de todos los colores, lo último que querríamos es que su campaña se convirtiera en un nuevo tipo de "todo vale". ¡Imagina que a la gente le dé por prometer la paz mundial solo por likes en Twitter!

La historia muestra que el único “independiente” que se llevó a casa el premio mayor fue George Washington. Ah, el buen George, quien probablemente no tenía idea de lo que era un 'tweet', pero que, de haberlo tenido, quizás habría ganado un par de seguidores por su estilo maderoso.

Por lo tanto, chers Americanitos, si deciden votar, primero infórmense. No vaya a ser que acaben eligiendo a alguien solo porque su campaña suene bien en papel de lija. El futuro está en sus manos, así que hagan el favor de no dejar que la pata les lleve a un destino del que después se estarán quejando en redes sociales. ¡Voten con sabiduría, no con la excusa del “me gusta” momentáneo!